“El difícil equilibrio ante el populismo yrigoyenista. La propuesta socialista de intervención a la provincia de Buenos Aires y el nacimiento del Partido Socialista Independiente”.

RICARDO HERNÁN MARTÍNEZ MAZZOLA

San Carlos de Bariloche

Jornada; XII Jornadas Interescuelas Departamentos de Historia; 2009

Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche (CRUB) Universidad Nacional del Comahue.

Desde su nacimiento el Partido Socialista mantuvo una difícil relación con la Unión Cívica Radical, dificultades que se acentuó con el ascenso del yrigoyenismo al poder en 1916. Los socialistas no dejaron de manifestar su perplejidad ante una fuerza que en ocasiones atendía ciertas demandas de los trabajadores mientras en otras se mostraba aún más represivo que los gobiernos del “Régimen”. Sin embargo, por su mismo rechazo in toto a las fuerzas de la política criolla el PS tampoco se incorporó al agrupamiento de fuerzas – principalmente conservadores y radicales antipersonalistas- que, a partir de mediados de los 20’, se propuso impedir el regreso de Yrigoyen al poder. Es así que los socialistas se rehusaron a prestar sus votos, decisivos dado el equilibrio de fuerzas, a las propuestas de intervención que se proponían acabar con el bastión yrigoyenista de la Provincia de Buenos Aires. La situación pareció modificarse cuando, a comienzos de 1927, los legisladores nacionalista socialistas presentaron su propia propuesta de intervención, motivada por una ley provincial de casinos a la que se custionaba en base a la oposición partidaria al “juego”. La propuesta, que contaba con el apoyo de todo el arco anti-yrigoyenista, prometía modificar el tablero político en vistas a las elecciones presidenciales de 1928. Sin embargo, antes de su tratamiento en el Congreso, la mayoría de los legisladores socialistas, encabezados por Juan B. Justo se manifestaron conformes con la derogación de la ley cuestionada por parte de los yrigoyenistas, y retiraron el proyecto de intervención. El cambio de posición fue saludado por los yrigoyenistas, pero mereció duras críticas por parte de conservadores y antipersonalistas. De mayores consecuencias sería la protesta que elevarían algunos de los legisladores socialistas, entre los que se destacaba Antonio de Tomaso, quienes consideraban que se debía insistir con el pedido de intervención. El debate, que encontraba antecedentes en varios años de disputas internas, iría subiendo de tono y los disidentes abandonarían el PS para fundar el Partido Socialista Independiente. Luego de algunas vacilaciones iniciales los “independientes” adoptarían un claro perfil anti-yrigoyenista en tanto los socialistas intentarían, con poco éxito, mantener el tono de equidistancia que se plasmaría en la fórmula “ni barbarie yrigoyenista, ni reacción conservadora”.