INVESTIGADORES
MARONE Luis
capítulos de libros
Título:
Homenaje a Mario Bunge o por qué las preguntas en ecología deberían empezar con por qué.
Autor/es:
MARONE L & R GONZÁLEZ DEL SOLAR
Libro:
Tópicos actuales en Filosofía de la Ciencia. Homenaje a Mario Bunge en su 80 aniversario.
Editorial:
Editorial Martín
Referencias:
Lugar: Mar del Plata; Año: 2000; p. 153 - 178
Resumen:
a) Los dilemas entre comprender y controlar o entre razonar y observar han ocupado a los filósofos antiguos y modernos, interesados en el conocimiento humano. El racioempirismo de Mario Bunge es un intento de sintetizar aquellas posiciones que favorecen el desarrollo del conocimiento científico, sin olvidar que éste es incompleto y falible, pero a la vez subrayando enfáticamente que se trata del mejor tipo de saber del que disponemos. Esto es así porque la ciencia fáctica utiliza de modo combinado las dos herramientas más adecuadas para eliminar la arbitrariedad de nuestras teorías sobre la realidad: la racionalidad y la experiencia. b) La posición instrumentalista adolece de problemas que influyen negativamente en el desarrollo de investigación científica. Entre estas falencias son particularmente importantes 1) desalentar todo aspecto de profundización y fundamentación de teorías que no lleve a mejoras más o menos directas en la prognosis (Vollmer, 1990), 2) enfatizar tanto el aspecto utilitario de la ciencia que ésta resulta privada de las posibilidades de realizar aportes a la sociedad en el plano de la cultura en general y no meramente pragmáticos (ver Popper, 1988; Bunge, 1997a y Marone, 1994), 3) no proveer ninguna explicación del fracaso de las teoría propuestas por los científicos, 4) puesto que estos argumentos sólo pueden ser respondidos desde posiciones muy cercanas al empirismo radical, el instrumentalista se coloca en la incómoda posición de favorecer una forma suave de irracionalismo (Bunge, 1999b). c) Un número importante de proyectos de investigación en ecología se ha concebido sobre bases instrumentalistas, ya sea explícita o implícitamente. En el primer caso (como cuando se utiliizan correlaciones) suelen presentarse al menos algunos argumentos a favor del instrumentalismo y en contra de los enfoques alternativos, por lo que se facilita el análisis y la crítica de esos enfoques. En el caso de los proyectos implícitamente instrumentalistas (por ejemplo, los experimentos de perturbación), en cambio, los argumentos en su contra no se han atendido suficientemente, desalentándose la crítica y el uso de protocolos alternativos. Esta situación merece particular atención porque, al menos en algunos ámbitos, los “experimentos libres de mecanismos” suelen defenderse como “el protocolo fundamental” para hacer investigación en ecología. d) El desarrollo de la ecología sería diferente del actual (¡y probablemente mayor!) si los ecólogos estuviésemos más al tanto de los supuestos filosóficos de la ciencia. Esto de ningún modo quiere decir que la ciencia fáctica deba subordinarse a una filosofía de la ciencia normativa que puede llegar a ser asfixiante, como ocurrió con algunos aspectos del empirismo lógico (por ejemplo, el operacionalismo). Pero el olvido de los aspectos filosóficos de toda indagación sobre la realidad puede acarrear a los científicos la pérdida de vista de la finalidad misma de la ciencia. Como caso particular, la discusión sobre la posibilidad e interés de desarrollar teorías (representacionales) en ecología probablemente hubiera sido mucho más ordenada y profunda si se le hubiese prestado más atención a la filosofía, en especial a la de Mario Bunge. Entre las bondades de esta filosofía puede mencionarse que es ‘amigable para científicos’ (más aún, está planteada y desarrollada postulando un diálogo con la ciencia fáctica), y que es ordenada, clara y precisa (lo que implica que está abierta a la crítica racional; ni más ni menos).