IDIHCS   22126
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Buenas Prácticas Educativas en el Nivel Inicial.
Autor/es:
RICARDO CRISORIO; MARCELO GILES; EDUARDO GALAK; AGUSTÍN LESCANO; MARIO MAMONDE; LILIANA ROCHA BIDEGAIN; NORMA RODRÍGUEZ; NICOLÁS VIÑES; MARÍA EUGENIA VILLA
Libro:
Buenas Prácticas Educativas en el Nivel Inicial en Argentina y en Brasil.
Editorial:
Al Margen/Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación - UNLP
Referencias:
Lugar: La Plata - Argentina; Año: 2010;
Resumen:
Cuando decidimos iniciar esta investigación, nos preguntamos qué es una buena práctica educativa en el Nivel Inicial. Podíamos definirla a priori e iniciar la pesquisa para probar o disprobar si las prácticas que íbamos a interrogar cabían o no en esa definición, pero decidimos "internarnos" en el Jardín de Infantes que habíamos decidido investigar para observar, escuchar y registrar las prácticas (eje sincrónico), "sumergirnos" en su historia, rastrear en sus archivos y tomar nota (eje diacrónico), en fin, para recolectar los datos que nos permitieran analizar, considerar, dilucidar si habíamos encontrado buenas prácticas educativas y, en todo caso, por qué. Nos interesaba hacer un estudio que, en lugar de partir de juicios previos en términos de bien y de mal para luego hacer entrar en ellos a las prácticas observadas, analizara las formas de hacer, de decir, de conducirse, es decir la acción, el pensamiento, en la medida en que implica el juego de lo verdadero y de lo falso. El estudio nos planteó una segunda pregunta: ¿Debíamos examinar sólo la Educación Física, recortada del currículum escolar del que forma parte, observar exclusivamente las clases del área e interrogar únicamente a sus profesores, o debíamos estudiar el conjunto de las prácticas escolares? Decidimos afrontar esta última alternativa, no sólo por la sospecha de distorsión que todo aislamiento de un fenómeno a estudiar nos provoca, sino porque nuestro interés excede la Educación Física, abarca la educación del cuerpo; y ésta, más allá de que desde el siglo XIX se haya pretendido reducirla a la Educación Física y confinarla a sus clases, ocurre en las instituciones sociales, en general, y en la escuela toda, en particular. De todos modos, como dijimos antes, no íbamos allí a abrir juicio al quehacer de los docentes ni a los saberes técnicos específicos de las distintas áreas, incluida la nuestra. La tercera cuestión que nos suscitó la investigación, fue la de seleccionar el escenario, habida cuenta de que el escenario de la investigación debe hacer posible su realización técnica concreta sin producir recortes artificiales en el objeto que se pretende construir, ni reducirlo a objetos preconstruidos por la experiencia común. En otras palabras, no se trataba de indagar, por ejemplo, "las prácticas educativas de los docentes de una escuela experimental de la Universidad Nacional de La Plata", sino de recuperar aquello que pudiera tenerse por "buenas prácticas educativas" en un sentido general, teórico, como objeto construido por abstracción deliberada y vigilante. En este sentido, la Escuela Graduada "Joaquín V. González" de nuestra universidad resultaba un espacio privilegiado. Por un lado, el estatuto de "buena escuela" que la ciudad de La Plata le asigna, en general, y que se refleja en la cantidad de familias que año tras año inscriben a sus hijos en las instancias de ingreso, sumado a la buena formación que se reconoce a sus egresados; permitía suponer la existencia de "buenas prácticas educativas" mediante un criterio de "objetividad" por consenso, lo que nos eximía de predefinirlas recurriendo al "juicio experto", cuya parcialidad queríamos evitar. Por el otro, el hecho de que al ingreso, tanto en el Nivel Inicial como en el Primario, se accede por un sorteo riguroso, elimina la posibilidad de que se trate de una escuela de "élite". Finalmente, el carácter de escuela experimental que la Universidad le concedió desde su creación ha generado en sus maestros y alumnos cierta habituación que proporcionaba a la investigación un marco que no se distorsionaría, o se distorsionaría en un grado casi imperceptible, por la "irrupción" de los investigadores. En líneas generales, la investigación que llevamos a cabo puede caracterizarse como un estudio etnográfico, es decir, como "el proceso y producto de investigaciones sobre realidades sociales delimitadas en el tiempo y el espacio, cuyo fin es la descripción (grafía) de su particularidad (etnos, en el sentido de otredad)". No obstante este tipo de trabajos que provienen del campo antropológico resultan igualmente pertinentes para la investigación de otros objetos de estudio, entre ellos la escuela. Es un tipo de metodología que parte de un trabajo de campo usualmente largo y, sobre todo, intenso, pero que incluye todo el proceso de construcción de conocimiento.