INVESTIGADORES
MALOSETTI COSTA Laura
libros
Título:
Collivadino
Autor/es:
LAURA MALOSETTI COSTA
Editorial:
El Ateneo
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2006 p. 374
ISSN:
950-02-5937-0
Resumen:
Collivadino es un libro que excede las características de los estudios de "vida y obra" de un artista. Traza un panorama de las ideas estéticas de la época (Buenos Aires entre el fin de siglo y el Centenario), de la actuación de Collivadino como Director de la Academia Nacional de Bellas Artes durante más de 30 años, de sus vínculos con otros artistas y la fundación del grupo Nexus y, en relación con todos estos factores, el análisis del estilo e iconografía de sus obras. Pío Collivadino se había  formado en Roma como decorador, pintor y muralista, pero a su regreso no halló muros para decorar. Los frescos de la Catedral de Buenos Aires habían sido encargados al italiano Francesco Parisi. Decoró la capilla del Santísimo Sacramento en la Catedral de Montevideo, colaboró con Carlos Federico Sáez en la pintura de los techos del Teatro Solís en esa ciudad, pero casi no tuvo encargos de ese tipo en Buenos Aires. Había llevado una vida de bohemia y camaradería en Roma y a a su regreso ocupó durante treinta años el lugar de director de la Academia. Siempre mantuvo un respeto a ultranza por las disciplinas y jerarquías académicas y sin embargo su producción lo muestra como un renovador en el hacer, al menos a lo largo de las dos primeras décadas del siglo XX. Quizás se lo deba entender como un hacedor más que como un artista reflexivo con aspiraciones teóricas, aun cuando tuvo una vasta carrera institucional. No fue un intelectual progresista. Fue un nacionalista de ideas bastante conservadoras pero sus cuadros despliegan una celebración del vértigo de la vida urbana moderna. Es posible pensar que entendió el arte como un oficio, con la mirada de un trabajador hijo de trabajadores inmigrantes exitosos y dedicados, precisamente, a la construcción. Su familia tenía una importante carpintería de obra, su hermano fue arquitecto y él fue amigo y camarada de los principales ingenieros, arquitectos, armadores navales y decoradores (buena parte de ellos italianos como su familia) que tuvieron a su cargo las grandes obras que transformaron la ciudad.  Su mundo fue también contradictorio y cambiante. Pertenecía a la vez al universo del trabajo en la orilla del Riachuelo y a los círculos elegantes que frecuentaban el Bon Marché y el Museo de Bellas Artes en la Plaza San Martín. En el cruce de esos mundos sus cuadros trasuntan una búsqueda sistemática y gozosa de las claves de la modernidad de su ciudad.