IDEHESI   22109
INSTITUTO DE ESTUDIOS HISTORICOS, ECONOMICOS, SOCIALES E INTERNACIONALES
Unidad Ejecutora en Red - UER
libros
Título:
Historia de la Economía Argentina del Siglo XX
Autor/es:
RAPOPORT, MARIO - ZAIAT, ALFREDO
Editorial:
Página/12
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2008 p. 1056
ISSN:
978-987-503-451-8
Resumen:
En cada argentino y argentina; profesional, estudiante, obrero, ama de casa, comerciante, periodista, empresario, productor agrario o simple ciudadano; tenemos un presunto economista, o al menos alguien que opina sobre la evolución de la economía argentina casi tanto como sobre el fútbol. Sucede que la historia económica local nos ha deparado avatares, problemas, circunstancias, con desenlaces mucho más rápidos que la posibilidad de formular proyectos de vidas o, al menos, de construir un futuro individual, familiar o comunitario previsible. Los gobiernos y las políticas se sucedieron y la inestabilidad económica se mantuvo. La Argentina es un país que tiene la suerte de no ser alcanzado por ciclones y huracanes pero que padeció crisis sociales y económicas, como la del 2001, que produjeron igualmente una multitud de víctimas y dieron la sensación de vivir en tierra arrasada: desocupación, pobreza, indigencia, desigualdades sociales.            Pero la Argentina puede mantener con sus productos agrícolas a 300 millones de habitantes y no llega ni a 40 millones. Tuvo también un desarrollo industrial propio, que permitió ocupar a una masa de trabajadores apreciable y abastecer en gran medida el mercado interno. Llegó a jugar un papel significativo en los mercados mundiales por la cantidad y calidad de sus exportaciones. Creó un sistema educativo que proveyó y puede seguir proveyendo recursos humanos de alto nivel para realizar cambios tecnológicos significativos (así como artistas, escritores, intelectuales), aunque lamentablemente una parte importante de esos recursos fue aprovechada casi sin costos por otros países más pudientes. Tiene petróleo, riquezas minerales, agua. Y también  paisajes maravillosos y climas estupendos, no sólo para hacer turismo sino para quedarse a vivir aquí y no irse al país de los abuelos. Posee, en fin, ciudades magníficas, en su urbanismo y su cultura, que pueden competir en calidad de vida con las mejores del orbe.Sin embargo, alguna cosa no ha funcionado para que las esperanzas de millones de inmigrantes que vinieron a poblar estas tierras desde mediados del siglo XIX, así como la de aquellos criollos que sufrieron la dominación española o la sumisión o discriminación de las elites dirigentes en la Argentina independiente, se hallen a  menudo frustradas. Sin duda, la política en sí misma tiene mucho que ver, pero todo argentino sabe que detrás de ella acecha el fantasma de la economía.Una gran trampa en la que cayeron muchos argentinos ha sido la de creer que los recursos naturales e incluso los humanos, garantizaban un gran país. Así por lo menos parecía en los comienzos del siglo XX. Pero no se daban cuenta que una sociedad tiene múltiples facetas, una de las cuales, y de las más importantes, es la distribución de los ingresos. ¿Por qué se reparten así? ¿Cuántos ciudadanos pertenecen a la parte baja de la pirámide y no tienen ninguna posibilidad de escapar del estrecho escenario trazado por una fracción minoritaria de individuos o grupos privilegiados ubicados en lo alto de esa pirámide? Las llamadas clases medias ¿están a salvo de  deslizarse por la pendiente súbita de alguna crisis o política económica desviada? Otra cuestión vinculada es la de la inserción internacional del país y la de los intereses de grandes potencias y empresas multinacionales que disponen de gran parte de nuestras riquezas. Una última, dentro de la misma temática, la constituye la notoria desigualdad entre provincias y regiones.Los gobiernos, las políticas económicas, estuvieron siempre ligadas a estos paradigmas. El crecimiento, la inflación, el comercio exterior, el mercado interno, las crisis cíclicas, los movimientos sociales, respondieron en la Argentina a ese gran dilema: una sociedad envuelta en una tormenta de corrientes cruzadas y contradictorias, unas pugnando bien o mal por su integración y trabajando para el desarrollo común, otras procurando que ese proceso sea en su exclusivo beneficio, sin temor a producir cataclismos periódicos y a contribuir a la fragmentación y el conflicto social.Estos fascículos, que retratan la evolución de la economía argentina desde principios del siglo XX hasta la actualidad (aunque sin olvidar lo que viene de antes), procuran que cada uno de nosotros pueda convalidar, cambiar o matizar sus opiniones sobre el devenir económico local, pero ahora sin la excusa de no conocer bien lo que realmente sucedió.De sus páginas surge una explicación histórica razonada de los hechos propios y del mundo, del análisis de la personalidad de los protagonistas, de la elocuencia de las cifras, de la opinión de los expertos y de las certitudes, o del revés de la trama, que nos aportan documentos claves, a lo que se agrega una bibliografía que conduce a autores clásicos o a obras especializadas para ampliar el conocimiento de los distintos temas. Sin duda, no se podrá explicar todo y habrá enigmas que sólo los historiadores futuros deberán responder pero su lectura puede darnos una mayor certidumbre sobre lo que fue, lo que puede o no ser y lo que esperamos que sea si nos comprometemos con ello. El lector dirá si hemos cumplido con nuestro objetivo.