IDEHESI   22109
INSTITUTO DE ESTUDIOS HISTORICOS, ECONOMICOS, SOCIALES E INTERNACIONALES
Unidad Ejecutora en Red - UER
congresos y reuniones científicas
Título:
Los ciclos económicos mundiales y la crisis de la economía norteamericana
Autor/es:
RAPOPORT, MARIO
Lugar:
Tandil, Argentina
Reunión:
Congreso; Encuentro Internacional Pensamiento y Realidad: Ciencias Sociales y Relaciones Internacionales en América Latina Contemporánea; 2008
Institución organizadora:
Universidad Nacional del Centro
Resumen:
Los sucesivos temblores en la economía mundial, que parecen repetirse con llamativa periodicidad en las últimas décadas del siglo pasado, tienen dos tipos de lectura. Una primera es la de los que piensan que se trata de una situación coyuntural que puede superarse, como ocurrió otras veces, mediante alguna iniciativa de la Reserva Federal norteamericana. Otra es reconocer la extrema gravedad de la crisis y emplear recursos estatales, abandonando crudamente los postulados del credo neoliberal, a través de una intervención por parte del gobierno norteamericano para salvar entidades financieras en bancarrota, mediante la aplicación en este caso un keynesianismo sui generis y conservador. Su lógica responde a que la principal divisa internacional es el dólar. Esto permitiría, sea financiar los desajustes de la economía de la potencia del norte; en especial sus gigantescos déficit, fiscal y comercial, sea intentar salvar sus compañías financieras o bancos en quiebra.En otras palabras, a diferencia de lo que ocurrió con el más reciente endeudamiento externo argentino, el principal deudor mundial puede atraer capitales, con la “seguridad” que le brindan (o brindaban) sus bonos estatales,  para conseguir así los fondos que le hacen falta. O, en circunstancias extremas, endeudar a sus contribuyentes, ya altamente comprometidos, emitiendo dólares para ayudar al capital en desgracia producto de una especulación desenfrenada. En el primer caso la ayuda no viene del Fondo Monetario Internacional (institución para los países pobres o en desarrollo), sino de potencias económicas emergentes que lo superan en competitividad y crecimiento pero no tienen un arma monetaria poderosa y deben todavía acumular divisas fuertes o que, al menos, así lo parecen. En el segundo, los recursos fiscales no llegarán tampoco en la proporción debida de los ciudadanos más pudientes, ha quienes se les han rebajado ya los impuestos para que puedan invertir supuestamente mejor, allimentando la especulación y el desastre financiero. Estamos en el terreno, como decía John Lipsky, director general adjunto del FMI de “pensar lo impensable, es decir recapitalizar  bancos o compañías financieras con el dinero público, lo que en otra época se llamaba nacionalización.Sin embargo, aunque ambas lecturas puedan ser pertinentes, la marcha de la economía mundial, y en especial de la norteamericana, no deja de preocuparnos. El curso de la evolución del capitalismo va más allá de un sube y baja por burbujas especulativas: responde a tendencias mucho más profundas. El problema es que las subidas parecen cada vez más erráticas e inconsistentes y las declinaciones más vertiginosas e impactantes. El viejo maestro Joseph Schumpeter no escribió sus Business Cycles para divertirse sino para enseñar sobre estos mecanismos cíclicos.