“La imagen del inmigrante vasco en la memoria y la literatura argentinas, 1850-1910”.

MARCELINO IRIANNI

Sevilla

Congreso; 52 Congreso Internacional de Americanistas; 2006

Universidad de Sevilla

  El impacto de la inmigración ha dejado huellas materiales e inmateriales indelebles en muchas partes de América; una de esas manchas geográficas donde se percibe este fenómeno es el Río de la Plata. El caso vasco es, por distintas razones, sensiblemente significativo en aquél rincón del planeta. Tratarse de un grupo minoritario y que se diseminó por toda la pampa húmeda es una razón válida, pero que sólo pueden dilucidar los teóricos. El hecho de haber recibido una recepción distintiva, salvo excepciones, colmada de atributos y distinciones que equilibraban cualitativamente sus guarismos frente a otros grupos masivos como el italiano, seguramente es otra razón de peso. Los vascos eran un pueblo sin una identidad tan clara como para desatar una fobia nacionalista. Pero por otro lado, ser vasco fue rápidamente sinónimo de honradez y laboriosidad, elementos no menores al momento de ingresar al mercado de trabajo, adquirir bienes, contraer matrimonio o ensanchar la clientela de un comercio. Por último, por el hecho de que diseminaron por toda la geografía pampeana una serie de costumbres (oficios, vestimentas, deportes, ocios) que acrecentaban aún más la sensación de que eran ellos los protagonistas principales de ese progreso económico generalizado que se ubica en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX.