INVESTIGADORES
GRAVANO Ariel Rodolfo
libros
Título:
Antropología de lo urbano
Autor/es:
GRAVANO, ARIEL
Editorial:
LOM
Referencias:
Lugar: Santiago de Chile; Año: 2016 p. 296
ISSN:
978-956-00-0669-1
Resumen:
ArielGravano: Antropología de lo Urbano. Santiago de Chile:Lom y Colegio de Antropólogos, 2006. 294 pp. ISBN: 978-956-00-0669-1TERCERA EDICIÓN JuanCarlos Skewes Convieneiniciar esta presentación celebrando la continuación de una línea editorialque, a través del Colegio de Antropólogos, ha permitido posicionar a ladisciplina en contextos que, en nuestro país, suelen serles esquivos: la durascostras de una sociedad que no siempre está bien dispuesta a indagar en lasheridas más profundas (sean los crímenes de lesa humanidad, sean lasexclusiones estructurales, sean las negaciones de identidad) que han hechoposible su endeble modernización. También ha contribuido el Colegio, con estainiciativa, a visibilizar los vínculos que dan cuenta de otra afinidad crucial,la de los pueblos latinoamericanos y sus creadores.              Lapresentación de Antropología de lo Urbano nos da la posibilidad de examinarnuestras propias contradicciones a partir de sus creaciones o, si se prefiere,desde la perspectiva teórica de Ariel Gravano. Antes de ello, no obstante, es preciso saber con quien estamos hablandoy dónde se sitúa su obra. Ariel Gravano es un creador y es por ello que he preferidoesa voz que la mera descripción de uno de sus oficios: el de antropólogo.  Su biografía se asocia a los procesoslatinoamericanos cuya naturaleza ha permitido, como virtud no esperada, ligarla creación artística, la investigación científica y la protesta social,trilogía que, a lo menos en nuestro país, pareciera pieza de museo dispuesta enlas bodegas de universidades cada vez más asépticas, más circunscritas aestándares que son extranjeros a su condición histórica.              Arieles músico, integrante del Quinteto Tiempo, cuya vinculación a la nueva canciónchilena quedó tempranamente sellada con la interpretación de ?Te recuerdoAmanda?. La música no es ajena a la curiosidad etnográfica ni a la reflexiónantropológica como de manifiesto queda en la obra de la Claude Lévi-Strauss o,más cerca aún, en el baile promesante de Freddy Taberna, a quien el Colegio deAntropólogos rindiera hace no mucho un merecido homenaje.  En lo formal,Ariel Gravano es antropólogo, doctorado por la Universidad de Buenos Aires. EsInvestigador Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicasy Técnicas (Conicet), y Director del Núcleo de Actividades Científicas yTécnicas (Nact), además de Profesor Titular de la Cátedra de AntropologíaUrbana de las carreras de Comunicación Social y Antropología Social de laUniversidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, en Olavarría. Entresus obras se cuentanEl barrio en lateoría social (Espacio Editorial, Buenos Aires: 2005), Antropología de lo barrial, estudios sobre producción simbólica de lavida urbana (Espacio Editorial, Buenos Aires: 2003) y El silencio y la porfía (Corregidor, Buenos Aires: 1985). El libro Antropología de lo Urbano, publicadooriginalmente el 2013, se edita este año por primera vez en nuestro país. Sehace bajo el sello editorial compartido LOM ? Colegio de Antropólogos, virtuosaalianza que permite la circulación de ideas latinoamericanas de una disciplinahistóricamente domeñada por el mundo anglo y franco parlante. De modo pocohabitual, el texto incorpora en sus reflexiones finales tres capítulos decolegas que han sido parte de esta antropología para la cual la ciudad síexiste, a diferencia de lo que un profesor de la UBA sugería en los 1960. Lostres autores invitados representan a tres generaciones distintas, lo que marcala profundidad histórica de esta aspiración antropológica: Carlos Herrán, elmaestro fallecido el 2013 ? también músico, forjador de las generaciones hoyadultas, incluyendo entre sus discípulos al mismo Gravano.[1]Rosana Guber, quien a través de  unaextensa trayectoria en el trabajo de campo ha sido una figura fundacional enlos estudios urbanos y cuya obra es hoy lectura obligada en buena parte de lasescuelas de antropología de Latinoamérica.[2]BárbaraGalarza, docente investigadora de la Universidad del Centro de la Provincia deBuenos Aires, adscrita a Conicet, es, en este grupo, la representante de lageneración emergente. Aparte de laPresentación a cargo de Rodrigo Sepúlveda y el Prólogo a la edición chilena yde las secciones invitadas, el libro consta de once piezas a través de las quese discute el objeto de esta vocación disciplinaria. Junto con dar cuenta delos estudios clásicos, el autor se inmiscuye en la imaginación antropológica apartir desde la cual se aborda la ciudad y sus condicionantes históricoestructurales, para pasar luego a problematizar en torno a los temas centralescomo son la producción de la desigualdad, los movimientos urbanos y lacondición de la ciudad postmoderna. En tres capítulos se profundiza en lasnociones de imaginarios e ideologías urbanas, nociones que permiten comprenderla ?mediación entre el campo conceptual, reflexivo, interpretativo, y procesosde empoderamiento y agenciamiento, las significaciones simbólicas, lasdesigualdades y los movimientos de nuestra contemporaneidad en América Latina?,como lo señala CorneliaEckert en su Presentación en la XI Reunión de Antropología delMERCOSUR, en la ciudad de Montevideo, Uruguay el 2015.[3] Son, en definitiva, 294 páginas que, como la misma Corneliasugiere, invitan también a soñar. La obra deGravano se inscribe en el marco de una tradición antropológicalatinoamericana  que hunde sus raíces, apesar de las reticencias de quienes han preferido posar la mirada en una alteridadindígena y rural, en la segunda mitad del siglo XX. Chile  fue especialmente privilegiado por lapresencia de investigadores que en los sesenta y setenta iniciaban sus exitosastrayectorias académicas como Larisa Lomnitz(1998),Manuel Castells(1973)y Alejandro Portes(1971) en la ciudad de Santiago. La décadaanterior ya Carlos Munizaga Aguirre (1961)habíainiciado un derrotero interesante en la comprensión antropológica de losprocesos urbanos, estudios que encuentran eco en Brasil con investigacionescomo las de Anthony Leeds (1969)? quienfue además fotógrafo y poeta-  y de JoaoBuoaventura dos Santos(1977).   En Chile, elGolpe puso fin a esta exploración que años más tarde sería recuperada porFrancisca Márquez en un diálogo fecundo con los autores que allende los Andescomenzaban en los setenta a mirar las ciudades. Inspiradas por maestros comoCarlos Herrán y Edgardo Garbulsky, Rosana Guber y Esther Hermite, revitalizabanlo que en Chile se había extinguido, constituyéndose allí el grupo AntropologíaUrbana en Argentina.   Y es en esteescenario donde florecen las perspectivas de la antropología urbanacontemporánea a través de las que se unen las voces provenientes de Argentina,Brasil y Chile, con autores tan importantes hoy como lo son Mónica Lacarreau yCorneliaEckert, entre muchos otros. ?La ciudad esun hecho y un derecho. Es una de las consumaciones más notorias de laproducción material y simbólica, en un proceso de transformaciones ysocialización permanente? (p. 19), tal es la definición con que Ariel Gravano,asume la prospección de la ciudad a partir de la antropología. Al así hacerlo,se hace cargo no solo de la construcción de un problema de estudio sino que dela posibilidad de constituir ciudadanía e incidir en las políticas públicas y,en general, de las transformaciones urbanas.  Para elloparte por establecer la imaginación antropológica como su marco de referencia.Al hacerlo, el autor transita desde la antropología en hacia la antropologíade, haciéndose cargo de las condiciones fundamentales que aseguran esaperspectiva: ??La cultura? no es una cosa, siempre es el resultado de unaperspectiva, de alguien que ve algo como cultura? (p. 39). El objeto es, pues,fruto de una construcción y de una construcción problemática y compleja en lacual no hay sitios de privilegio ni neutralidades posibles. La imaginación a laque apela no puede ser sino el fruto del entrecruzamiento de significacionescontrariadas por la pluralidad de actores que dan lugar a una dialéctica de lacultura.    La imaginaciónse construye a través del otro y no puede, en consecuencia, constituirseantropología sin etnografía. Como lo plantea Debbie Guerra (1999: 1): ?Al situarse en los pliegues yrepliegues de la historia, las confesiones introducen fisuras en el dominiodiscursivo oficial. Ajenas al canon, las confesiones ponen en contacto lahistoria íntima con la historia oficial, sometiendo a esta última al juicio delotro. Al así hacerlo, las historias de vida abren espacio para nuevas formas deinterpretación de los procesos sociales, invitan a pensar la sociedad desde elmargen?. Las ciudadanas y ciudadanos son productores de ideas, actoresprolíficos en el acto de hacer significar a la ciudad, de constituirdeliberación en los márgenes, de entramparse en las celdas ideológicas tantocomo de emanciparse a través de las aperturas de nuevas posibilidades.  Pero laetnografía es encabritada, no se deja domeñar por las categorías previstas porel observador. De aquí nace la dificultad de un diálogo de equívocos ? que nosrecuerda los registrados por Evans-Pritchard(1977)[4]? entre el arquitecto que quiere soluciones y el etnógrafo que planteaproblemas[5].El primero piensa en términos de productos, el segundo de procesos. En estecontexto Gravano como consultor no se conforma con el mero relativismo y asumela tarea de constituirse a sí mismo como parte de la escena etnográfica, en asídescribirla y avanzar por esa vía a un encuentro interdisciplinario, tal comolo describe al iniciar el texto.   La imaginaciónantropológica esta llamada a sortear escollos aún mayores, aquellos que imponenel deductivismo implacable de las estructuras determinantes de la acción y losinductivismo que soslayan el marco estructural de la práctica social. Niestructuras ciegas y actores mudos totalmente sobredeterminados, ni actoressobredimensionados y estructuras dependientes (p. 118). La tarea consiste endescubrir, describir y analizar lo que el deductivismo supone sin caer en losriesgos de esencializar al sujeto o de sustancializar a la teoría, y con ello,des-historizar tanto los procesos sociales como los paradigmas que aspiran aexplicarlos (p. 94-5).  Entre lasmuchas historias urbanas que el autor nos ayuda a develar está la de lacontradictoria condición de una ciudad cuya existencia depende en buena partede aquellas y aquellos a los que priva de su condición ciudadana. La ciudad esexpresión de desigualdad, la desigualdad está en su origen y se recomponeespacialmente en cada una de sus épocas: desde la fundación de las primerasciudades hasta las formas urbanas contemporáneas  dan cuenta de los múltiples acomodos a travésde los cuales se aseguran la simultánea reproducción de la opulencia y de lapobreza, de la posesión y de las desposesión. ?Es la miseria de los barriosobreros la que posibilita la existencia de los barrios ricos? (Engels, citadopor Gravano, p. 71), es Palo Alto Este el que viabiliza la existencia de  Palo Alto.  En elejercicio de la exclusión se hermanan las ciudades postmodernas con las ciudadesde la periferia: Los Angeles, la ?ciudad de cuarzo?, y Rio de Janeiro, la ?ciudadde Dios?, comparten su vocación por enclaustrar a los pobres y fortificar lospagos de las elites. Gravano nos invita a conocer el sustrato imaginario eideológico a través del que se reproducen los sometimientos sin por ello negarlas simientes de posibles transformaciones. No en vano, ?la ciudad ?sirve?tanto a la reacción como a la revolución? (p. 72). Mientras que para autorescomo Carlos Velez-Ibañez(1983)es a travésde los medios simbólicos y la sobreabundancia ritualística lo que permite a laselites mantener el control[6]y para otros, entre quienes me incluyo, lo son las prácticas espaciales (Skewes, 2000), Gravano nos invita a recorrer unsendero complementario y tal vez más eficiente para lograr el mismo fin: el dela ideología barrial. ¿Qué es unbarrio? Claramente no lo que suponen el etnógrafo y el arquitecto. Es más bienla construcción de residentes que se posicionan diferencialmente con respecto auna trama de más complejas dimensiones. El barrio es el conjunto de diferenciasque se constituyen a partir de un eje axiológico y que permiten discernir unfrontis y un patio trasero, un mostrarse y un ocultarse, pudiendo sercualesquiera los hitos escogidos para este fin que, no obstante, estánrelacionados con una ideología urbana dominante.  El frente oadelante se constituye en el escenario simbólico de visibilidad propia por uneventual e hipotético ?otro? (p. 131). El atrás, en cambio, es allí donde laidentidad barrial se pone en cuestión, es la dimensión del estigma y de loocultable. ?Los adelantes y detrases ? intentan ocultar de modo etnocéntrico yclasista parte de la construcción contradictoria que es la ciudad moderna? (p.138)?. El barrioconstituye una realidad compleja a partir de la cual se vive la ciudad,resolviendo las contradicciones del estar entre medio, de salir y no querersalir. En palabras de Rosana Guber ni irse ni quedarse. El barrio es, en elmundo urbano, un referente en el proceso de construcción de las identidadessociales? (p. 141) y Cravano se propone estudiarlo a partir de los actoressociales concretos, interrogándose acerca de la función ideológica que cumpleen los sectores populares y de las razones históricas que dan cuenta de suexistencia.  Hace pocoescuché a un autoproclamado precandidato presidencial en Chile decir: ?Hay quevolver a traer la tranquilidad a los barrios?. La frase, a luz del trabajo deGravano, revela su profundo sentido neutralizador. ?La tranquilidad es el rasgoque se utiliza con mayor asiduidad no solo para definir el barrio sino parapresentar un ideal de barrio? (p. 145). La paradoja es que, a pesar de loscrímenes, rencillas callejeras o conflictos vecinales, en el barrio ?no pasanada?. La tranquilidad es amenazada por el cambio, y todo lo que a el seasocia.  La imagenidealizada del barrio permite eslabonar a la heterogeneidad de actores que bajosu protección se abrigan, al modo como el árbol de la leche de Víctor Turnerlogra, bajo la misma consigna de unidad, conciliar las innumerablescontradicciones que entrañan las relaciones entre las distintas categoríassociales(Turner, 1967). La naturalizaciónde la identidad barrial fundada en el valor del arraigo, compuesto por laoposición ?antes/ahora? (p. 148), donde cabe al ?antes? ?constituir cadaatributo en un valor distintivo de ese barrio? (p. 150). El barrio se convierteen lo barrial, un valor. Cualquierruptura ? repito al citado político: ?Hay que traer tranquilidad a los barrios?? constituye riesgo y la ?necesidad de reproducción ?  de la red de la época de base?. El riesgo es,en consecuencia, el motor de la reproducción. El prodigio que de esta operaciónresulta es la deshistorización: el pasado adviene como razón naturalizada. Y ental condición reclama a la juventud, a la barrita juvenil como su antagonistainterno que no alcanza a romper con la homogeneidad funcional del ejeaxiológico. La ideología barrial logra, a través de estas antinomias, encararesolver, al menos temporalmente, las encrucijadas a que se enfrentan lossectores que conforman los barrios: la clase obrera y las capas medias,sectores que no alcanzan a ejercer el control de sus propios medios de vida,que cuando lo diverso emerge a su interior no tardan en convocar a la policía ycon ello controlar a los sujetos ?en quienes se corporiza ideológicamente elmotor de la reproducción de la identidad, las barritas juveniles? (p. 174). ?Lafalta de control sobre la propia condición de vida es parte del significadoprofundo de lo barrial?.  Ladeshistorización, nos propone Gravano, aunque garante de la reproducción de laidentidad barrial, radica su riqueza más en lo que abre de nuevo que en lo quereproduce de ?viejo?.  Al fin de cuentasla necesidad de un anclaje que clausure algunos aspectos de la realidad esnecesario a fin de afirmar la identidad propia y, a partir de ello, generarmodos alternativos de vivir la ciudad. ?La identidad barrial de los sectorespopulares representa, en consecuencia, una de las formas de ruptura activa conlo dado-dominante, porque es una restricción alterna frente a la restriccióndominante? (p. 175). Desgraciadamente la historia grande ? la que construyenlos poderosos ? pareciera temperar el optimismo de Gravano. El capítulo encuestión se publicó por primera vez en el libro Barrio sí, villa también, en 1991.  En adelante elmundo de los sectores populares cambió. Tracy Chapman ? quien también estudióantropología - inicia esa década cantando que de que vale llamar a la policíasi siempre llegan tarde, si es que llegan (Behind the Wall, 1988). Lo barrial,al menos en Chile sufre transformaciones de magnitudes descomunales. Sefriccionan las antiguas poblaciones, atravesadas por el tráfico y entreveradascon las aspiraciones de ascenso social. La ruptura activa pareciera haberseextraviado por rutas que encontraron nuevos sentidos comunes y naturalizaron demodo alterno la ausencia de control de los sectores populares. En sus ?Apuntessobre la ciudad postmoderna?, Gravano se hace cargo de estas transformaciones.  Laglobalización pisa fuerte, acentuando las relaciones ?claustrofílicas? endesmedro de las ?agarofílicas?, de Nueva York a Los Ángeles, del pasaje a lareja, donde las comunicaciones cumplen la doble tarea de enclaustrar al mismotiempo que ?nomadizar? la experiencia cotidiana, de derrumbar fronteras físicasal tiempo que reinstaurarlas, dando lugar a la emergencia de fenómenospolíticos-culturales emergentes, manteniendo otros como residuales y  perseverando en los hegemónicos.  ¿Significaesto que no haya algo así como un pasado desde donde mirar el presente? Paranada. Ya MirceaEliade(2001)invitaba areflexionar acerca de lo vertiginoso que podía ser el advenimiento delpensamiento mítico vis a vis con el histórico. Y la ciudad se deja significarpor los actores sociales que la usan, producen y viven.  La baraja de la desigualdad ha sido cortadade nuevos modos y otra vez la etnografía está llamada, al modo que proponeGravano, de poner en cuestión los paradigmas con los que se dirimen lasestrecheces del presente y a reconocer a través del análisis y de lainterpretación las nuevas formas ideológicas que, entre aperturas y oclusiones,marcan el derrotero para las nuevas rupturas. El resorteideológico permite entender muchas otras de las dinámicas. Quienes hemos vistotransitar las historias de nuestras ciudades somos testigos de transformacionesque nos hablan de dinámicas más complejas y polimorfas en la vida de la ciudad:migraciones profundas como las que ocurren del campamento a la villa, delpasaje ala pieza, y de la población al edificio definen el contexto a partirdel cual la problematización urbana reclama de una renovada imaginaciónantropológica. Pero también convendrá detenerse en losadentros y afuera materiales que dan cobijo a poblaciones transeúntes: son losartilugios de quienes en ejercicio de su residencia van transformando la ciudady sus estructuras. ?Hay gente que levanta una casilla acá, otra casilla allá ydespués la vende, la alquila, entonces así nunca se va a terminar la villa?,señala uno de los interlocutores citados por Rosana Guber (p. 256). Y razóntiene, desde el 2000, por lo menos, en Chile se anuncia que finalmente seacabará con los campamentos.  Éstos comolos caserones antiguos, las poblaciones populares ven transitar bajo sustechumbres a migrantes que alguna vez fueron rurales, que luego fueron loshijos, hijas y nietas de la pobreza de los cascos antiguos, para luego acogerlos exorcizados de la vida urbana, y, finalmente, a los migrantesinternacionales. Son las trincheras que, de modo paradigmático, permitenvisualizar el entronque social y material en que consiste la ciudad y queposibilitan hacer una antropología de la ciudad, como lo propone Cravano, unaque de cuenta de la ciudad vivida como de la vida en la ciudad pero también dela vida de la ciudad: los artilugios suelen sobrevivir a sus habitantescobrando vida propia. Entiendo queel libro Antropología de lo Urbanoconstituirá una referencia obligada para los cursos de formación general en ladisciplina y, de especial utilidad para estudiantes de antropología urbanaserán los apuntes de Bárbara Galarza sobre las etnografías del urbanismo,   Y ellono es una mera constatación, es más bien el presagio ? ya cumplido en parte delcontinente ? de un pensamiento que se comienza a moldear en Latinoamérica y quenos permite concebirnos y concebir a otros a partir de una bien cimentadaexperiencia de investigación para el estudio de las realidades a quehistóricamente hemos sido confrontados.      Referencias Castells, M. (1973).Movimiento de Pobladores y Lucha de Clases En Chile. EURE, 3(7),12?14.Eliade, M. (2001). Elmito del eterno retorno. Arquetipos y repetición. Buenos Aires: Emecé.Evans-Pritchard, E.. (1977). Los núer. Barcelona: Editorial Anagrama.Guber, R. (2004). ElSalvaje Metropolitano. Reconstrucción del conocimiento social en el trabajo decampo. Buenos Aires: Paidós.Guerra, D. E., &Skewes, J. C. (1999). La historia de vida como contradiscurso: pliegues yrepliegues de una mujer. Proposiciones (Santiago de Chile), 29,1?10.Leeds, A. (1969).The Significant Variables Determining the Character of SquatterSettlements. AméricaLatina, 12(3), 44?86.Lomnitz, L. (1998). Comosobreviven los marginados. Mexico D.F.: Siglo XXI Editores.Márquez, F. (2004).Márquez, Francisca. 2004. Márgenes y ceremonial. Los pobladores y la políticade vivienda social en Chile. Polóitica (Universidad de Chile), (43), 185?203.Munizaga, C. (1961).Estructuras transicionales en la migración de los araucanos de hoy a la ciudadde Santiago de Chile. Notas Del Centro de Estudios Antropológoca, 6(12).Portes, A. 1971. TheUrbanSlum in Chile: Types and correlates. LandEconomics, 47(3),235?248.Santos, B. de S.(1977). The law of the oppressed: The construction andreproduction of legality in Pasargada. Law & Society, 12(1),5?126.Skewes, J. C.(2000). The searchfor place and selfamongperipherydwellers in the NewChileaneconomy. Ph. D. University of Minnesota 2000 Major: Anthropology.Turner, V.(1967). The forest of symbols. Ithaca, N.Y.: Cornell University Press.Velez-Ibanez, C.(1983). Rituals of Marginality: Politics, Process, and Culture Change in Central UrbanMexico. Berkeley:University of California Press.          [1] Para conocer a Carlos Herrán, se recomienda visitar el sitio delColegio de Graduados en Antropología de la República Argentina, en cuyacolección ?Trayectorias? se encuentra una entrevista suya del año 2010 (http://www.cgantropologia.org.ar/trayectorias-18-carlos-herran,descargada el 13 de julio de 2016). [2] Ver, por ejemplo, su obra Elsalvaje metropolitano (Guber, 2004).[3] Consultar El Café de las Ciudades (https://editorialcafedelasciudades.com/2015/12/14/antropologia-de-lo-urbano/ descargado el10 de julio de 2016).[4] El diálogo descrito por Evans Pritchard dice así: ?Yo [EP]: ¿Quién eres tú?
Cuol: Unhombre.
Yo: ¿Cómo te llamas?
Cuol: ¿Quieres saber mi nombre?
Yo:Sí.
Cuol: ¿De verdad quieres saber mi nombre?
Yo: Sí, has venido a visitarmea mi tienda y me gustaría saber quién eres.
Cuol: De acuerdo. Soy Cuol. ¿Cómote llamas tú?
Yo: Me llamo Pritchard.
Cuol: ¿Cómo se llama tu padre?
Yo: Mipadre se llama también Pritchard.
Cuol: No, eso no puede ser cierto. No puedesllamarte igual que tu padre.
Yo: Así se llama mi linaje. ¿Cómo se llama tulinaje?
Cuol: ¿Quieres saber el nombre de mi linaje?
Yo: Sí.
Cuol: ¿Qué harás,si te lo digo? ¿Te lo llevarás a tu tierra?
Yo: No quiero hacer nada con él.Simplemente quiero conocerlo, puesto que estoy viviendo en tu campamento.
Cuol:Bueno, somos los lou.
Yo: No te he preguntado el nombre de tu tribu. Ya lo sé.Te pregunto el nombre de tu linaje.
Cuol: ¿Por qué quieres saber el nombre demi linaje?
Yo: No quiero saberlo.
Cuol: Entonces, ¿por qué me lo preguntas?Dame un poco de tabaco? 
(Evans-Pritchard 1977: 25). [6] Es interesante el modo como los pobladores de sectores excluidosaspiran al ritual como un modo de integración al Estado cuando, por ejemplo, seles entregan viviendas sociales (Márquez, 2004).