INVESTIGADORES
GIUNTA Andrea Graciela
congresos y reuniones científicas
Título:
Complot, vanguardia y neovanguardia. Imaginarios de la desestabilización
Autor/es:
GIUNTA, ANDREA
Lugar:
Cáceres
Reunión:
Simposio; Dentro del Museo el Infinito a Juicio; 2008
Institución organizadora:
Asociación de Directores de Arte Contemporáneo de España
Resumen:
Los relatos de los años sesenta iluminan el momento en el que se tornó visible un dato que, si bien no era nuevo, alcanzaba un grado de generalización que lo hacía ineludible: las instituciones del arte no eran solo bellas salas en las que se disponían las obras, por supuesto, también bellas, eran espacios en los que se administraban valores. Los artistas no permanecieron mudos ni inertes frente a esta constatación. La radical conciencia acerca del poder de las instituciones de organizarlo todo, expandió la imaginación creadora en una filigrana de estrategias que fueron desde el juego con las dinámicas que gobiernan la arquitectura de su poder, para controlarlas, hasta el uso de su autoridad y prestigio público para convertirlas en tribuna desde la cual hacer evidente un estado del mundo. No es ajena a la inscripción latinoamericana del pensamiento artístico una forma exagerada, incluso paranoica, de pensar el poder de las instituciones. Como si en su lógica todo pudiese revelarse para ser usado en función de un objetivo preciso, contrario al poder que ellas mismas administran. La metodología del complot, que daría, incluso, lugar a una teoría –no es casual que Ricardo Piglia escribiese un ensayo sobre el tema- se funda en la hipótesis contrafactual de que las cosas pueden ser distintas si se anticipa su lógica. En tal sentido se vincula a la máxima creatividad, ya que no importa tanto verificar su eficacia como planificar y describir sus estrategias. En la organización postfordista del trabajo, editada por las lógicas de la postproducción, los artistas han dividido, expandido y reorganizado el esquema de poder de cada articulación institucional. No podemos referirnos a los complots fuertes de los años sesenta y setenta, sino a leves conspiraciones en las que las instituciones no suelen ya ser asaltadas por la sorpresa, sino que se pliegan y ponen todos sus recursos para contribuir a un diálogo blando en el que aceptan, gustosas, la puesta a prueba de su autoridad y la modificación de sus estándares de exhibición. La ponencia se construye sobre estas hipótesis y sobre algunos casos que las ponen a prueba.