INVESTIGADORES
DELRIO Walter Mario
capítulos de libros
Título:
El genocidio indígena y los silencios historiográficos
Autor/es:
DELRIO, WALTER
Libro:
Historia de la crueldad argentina: Julio A. Roca y el genocidio de los Pueblos Originarios
Editorial:
Antropofagia, Ediciones del Tugurio
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2010; p. 67 - 76
Resumen:
En los últimos años se viene produciendo un debate en torno a la denominada “Campaña del Desierto” que ha involucrado a distintos sectores sociales, académicos, medios de comunicación, organizaciones y funcionarios. En particular, la discusión sobre la viabilidad o inviabilidad de la aplicación del término “genocidio” a dicha campaña militar ha dividido las aguas evidenciando la tensión entre distintos tipos de relato sobre la misma. Uno de ellos es la historiografía nacionalista, que originada en el mismo discurso político contemporáneo de las campañas de conquista ha contribuido a instalar en el sentido común dos imágenes estereotipadas: por un lado, la figura del “indio malonero” y de su víctima “la cautiva” y, por el otro, la figura compacta de un ejército-estado nacional moderno liderado por Julio A. Roca, que hacia 1879 habría dado por concluido con el “problema.” Ambas imágenes han sido reproducidas e instaladas en el sentido común a través del aparato académico y educativo, como "conocimiento legitimado". Para ello, un instrumento importante han sido las representaciones pictóricas de autores como Rugendas, Della Valle y Blanes, utilizadas de forma excluyente para ilustrar libros de texto, enciclopedias y trabajos académicos. Estas plantean la división dicotómica entre el antes y el después de la conquista, como un pasaje entre el mundo salvaje y la civilización. Estos estereotipos han sido construidos y legitimados a partir de la consolidación de una matriz estado-nación-territorio, desde la cual también quedarían seleccionados cuáles serían las fuentes, los relatos, los temas y las imágenes habilitadas para la “Historia nacional”. Al mismo tiempo, se relegan y confinan como no-relato los episodios y procesos posteriores a dichas campañas de conquista estatal. No se habilitan respuestas ni preguntas con respecto a qué sucedió con los prisioneros de las expediciones armadas o cuál fue la situación de los pueblos originarios con posterioridad al sometimiento militar. La memoria social expresada en el ngtram es entonces veraz ya que se encuentra inscripta en ella la huella del tiempo, se trata de una tradición resguardada por sucesivas entextualizaciones. Constituye una fuente ineludible para el hacer del historiador ya que, parafraseando a Cruz, alberga la reconstrucción del mundo efectuada desde la perspectiva del sujeto y establece otro tipo de relación con la realidad. Finalmente, problematiza algo que hasta el momento, en lo que a los estudios de las relaciones entre pueblos originarios y sociedades colonizadoras, no sólo ha quedado por fuera del debate sino que ha constituido el arma fundamen- 11. Ricoeur, Paul 1999. La lectura del tiempo pasado: memoria y olvido. Madrid, Arrecife. 12. Cruz Rodríguez, Manuel 1986. Narratividad: La Nueva Síntesis. Madrid: Ediciones Península. lenton.book Page 75 Saturday, May 8, 2010 12:50 PM 76 Walter Delrio tal y auto-legitimante de los historiadores: los criterios de verosimilitud de la fuente. Partiendo de que ninguna fuente, ni las legitimadas por la etnohistoria, están fuera de una determinada arena de performance, de un determinado horizonte y marco interpretativo epocal, consideramos que no basta con utilizar las narrativas como “fuentes” si no están entextualizadas en sus propios sistemas de códigos. Así, los géneros narrativos mapuche, la historia de sus códigos y las formas históricas de contar una historia son fuentes para el abordaje de las luchas históricas y las experiencias sociales. ¿Es posible pensar en una Historia que involucre distintos marcos interpretativos? ¿Puede el discurso académico aceptar un nahuel que habla, pueden estar esos marcos juntos para pensar a la etnohistoria como una empresa de diálogo que empiece a reflexionar sobre estas conexiones? Un buen comienzo es preguntarse ¿por qué unas imágenes y no otras? No se trata de “hablar por los otros” o “dar cabida”, sino de analizar los procesos por los cuales, las imágenes que perduran en la historia oral no son las mismas que las de la historia oficial. Una forma concreta de pensar también en las relaciones sociales.