INVESTIGADORES
DAVILA Federico Miguel
congresos y reuniones científicas
Título:
El Grupo Mesón y la discordancia Irúyica en el noroeste argentino: Un aporte para la discusión de su origen
Autor/es:
ASTINI, R. A.; SPAGNOLO, C.C.; FEDERICO MIGUEL DAVILA; RAPALINI, A.E.
Lugar:
La Plata
Reunión:
Congreso; 16º Congreso Geológico Argentino; 2005
Resumen:
En el noroeste argentino Turner (1960) denominó a una espesa sucesión de “cuarcitas” (con espesor máximo de ~3000 m) que suprayace a la Formación Puncoviscana como Grupo Mesón, respetando la división tripartita establecida originalmente por Keidel (1943). Este último autor reconoció dentro de las “cuarcitas de alta montaña” (cf. Hausen, 1925), originalmente descriptas en el borde occidental de la Cordillera Oriental, una serie de arenitas cuarzosas blanquecinas y rosadas con un paquete intermedio varicolor que designó k1, k2 y k3, respectivamente. Esta estratigrafía tripartita ha sido también reconocida en el sur de Bolivia, donde Suárez Soruco (1992) describe espesores de hasta 1700 m, representando depósitos marinos litorales. Actualmente el Grupo Mesón ha sido reconocido en todo el ámbito de la Cordillera Oriental (véase Sánchez y Salfity, 1999) (incluyendo la región del interandino) y en el ámbito de las sierras de Santa Bárbara, de La Candelaria y del Campo (Sierras Pampeanas de Tucumán), como así también en el subsuelo de las provincias de Santiago del Estero y Formosa (Aceñolaza et al., 1999). Según Turner (1960) la unidad caracteriza a un periodo de estabilidad cortical generado tras una prolongada e intensa denudación, luego de un período orogénico. Similar interpretación ha sido sostenida por autores posteriores, quienes en su mayoría han considerado a la unidad como resultado de la inundación progresiva de una plataforma epicontinental en un marco tectónico de margen pasivo, indicando una etapa de sedimentación luego de una prolongada historia de peneplanización del relieve pampeano, heredado del diastrofismo tilcárico. A diferencia de la discordancia tilcárica, repetidas veces en las últimas décadas se ha abordado la discusión sobre el origen de la discordancia irúyica que, a través del tiempo y sobre la base de distintas perspectivas, ha pendulado entre causas tectónicas y eustáticas. A la luz de recientes estudios realizados sobre las unidades del Grupo Mesón en la región del río Iruya (límite entre la Cordillera Oriental y las Sierras Subandinas a la latitud de 22º49’40,7”S, provincia de Salta) donde fuera caracterizada la discordancia homónima y de observaciones en otras regiones del noroeste argentino se establece que dicha discordancia es de naturaleza fundamentalmente tectónica, sin descalificar la influencia que dichos movimientos pudieron tener en la generación de fluctuaciones relativas del nivel del mar. Cabe destacar que si bien varios autores (e.g., Sánchez y Salfity, 1999) han insistido en una relación de discordancia regional entre los grupos Mesón y Santa Victoria, Russo y Barcat (1978) presentaron fuerte evidencia que demuestra la naturaleza tectónica de dicha discordancia utilizando una transecta realizada sobre el río Iruya. No obstante, de la abundante literatura sobre el tema, resulta poco claro tanto su origen como su vinculación con un marco tectónico determinado. A pesar de su extensión regional y relativa homogeneidad interna, el Grupo Mesón registra notables cambios de espesor (sobre el río Iruya en el flanco occidental del anticlinal Matancillas llega a tener 12 m de espesor total), con supresión parcial o total de sus unidades, particularmente la superior y la intermedia. Su arquitectura de facies y relaciones de yacencia permiten sostener que dicha unidad, lejos de representar la preservación de la distribución primaria de depocentros y cinturones de facies condicionados por la existencia de un paleorelieve, constituye un relicto erosivo heredado de los movimientos irúyicos (Turner y Méndez, 1975) vinculados con suave plegamiento y alzamiento regional luego de su sedimentación. Dada la homogeneidad interna de la estratigrafía del Grupo Mesón sugerimos que la extensión paleogeográfica de dicha unidad habría sido notablemente mayor. Los espesores preservados se acuñan rápidamente, lo que permite interpretar que los bordes de cuenca son claramente erosivos. Resulta indicativo que los marcados cambios de espesor no están acompañados por cambios de facies que serían de esperar si obedecieran a causas primarias como distintas tasas de hundimiento o aportes localizados. Este patrón de alzamiento y suave plegamiento regional resulta compatible con modelos de deformación de la litósfera inducidos por factores sublitosféricos, de gran escala, que habrían actuado en conjunción con una incipiente geodinámica convergente en el margen protoandino. Los modelos de relleno sedimentario en cuencas asociadas a márgenes divergentes no prevén discontinuidades tectónicas prolongadas entre etapas de margen pasivo. Dada la madurez reflejada por el conglomerado basal del Grupo Mesón y la ausencia de verdaderos conglomerados de sinrift en su estratigrafía, sería más factible interpretar a la fase irúyica como un cambio en el régimen tectónico, desvinculado de un margen pasivo y posiblemente asociado al inicio de un margen con subducción. Si bien menos espectacular que la discordancia tilcárica, y en ocasiones de muy bajo ángulo (imperceptible en afloramientos), la discordancia irúyica permite separar sistemas depositacionales muy diferentes por encima y debajo de dicha superficie, indicando además una prolongada etapa de erosión y estructuración de las áreas fuentes, acompañado además por un progresivo deterioro climático. El estudio composicional y de la arquitectura regional del Grupo Mesón permite, además de discutir implicancias cronoestratigráficas del intervalo, cuestionar aspectos relativos a su génesis y considerar para su formación una alternativa que involucra un fuerte control paleoclimático. Este resultado es independiente y consistente con datos paleomagnéticos preliminares (véase Spagnuolo et al., este volumen) que indicarían su depositación en regiones de baja latitud. Sobre la base de su inmadurez textural y marcada madurez mineralógica, como alternativa a depósitos de arenitas cuarzosas fuertemente reciclados, se sugiere que procederían de unidades sometidas a intensos ciclos de meteorización química que acentuaron la concentración in situ del cuarzo. Esto habría ocurrido tanto en el área fuente como en los repositorios transitorios, sin necesidad de recurrir a un intenso reciclado mecánico para producir arenas composicionalmente maduras (cf. Dott, 2003). Ejemplos fósiles comparables indican que para producirse similares efectos texturales utilizando reciclado mecánico se necesita de tiempos normalmente superiores a los 40 m.a., claramente superiores a los estimados tanto para su depositación como para los hiatos que lo separan de las unidades infra y suprayacentes. El rejuvenecimiento relativo que muestra la composición de las areniscas y conglomerados basales de la Formación Santa Rosita cuando se los compara con los del Grupo Mesón indican diferentes condiciones de transporte y alteración química, asociadas a mayores tasas de denudación y menor tiempo de residencia de los materiales en transporte, evidencias que, en conjunto, permiten asociar a esta última con un nuevo ciclo sedimentario.