INVESTIGADORES
BARCENA Joaquin Roberto
capítulos de libros
Título:
Arqueología inka y de la primera ingresión hispánica, en el Paso de Comecaballos del oeste de La Rioja, Argentina
Autor/es:
J. ROBERTO BÁRCENA
Libro:
Tinkuny: encuentro de la ciencia y la gente
Editorial:
Zeta-UNLaR
Referencias:
Lugar: Mendoza-La Rioja; Año: 2012;
Resumen:
Desde hace varios años, con permisos de las autoridades de patrimonio cultural del Gobierno de La Rioja, el apoyo del CONICET, la ANPCyT, la propia UNLaR y la UNCuyo, entre otros, desarrollo las referidas investigaciones, dedicándome principalmente al estudio de las poblaciones locales del período de Desarrollos Regionales (c. 850 al 1480 AD) en La Rioja, a la dominación inka sobre ellas (c. 1480 a 1536 AD) y a las evidencias arqueológicas que pudieran registrarse del primer ingreso español al sector (siglos XVI/XVII AD). En este sentido sin duda han sido de interés las prospecciones arqueológicas que realizamos con Sergio Martín en sectores de Jagüé-Vinchina y del norte de La Rioja, ampliando las que por mi parte había hecho en el área de Villa Unión-Pagancillo-Guandacol-Paso del Lámar y de aquí al oeste, por la Salina del Leoncito y Laguna Brava hacia los pasos cordilleranos. Dedicadas a reconocer la vialidad incaica, nos permitieron constatar centenares de kilómetros del camino principal andino, ubicando nuevos sitios asociados, principalmente los característicos tambos incaicos. Del mismo modo con Martín y el apoyo de Gendarmería y baqueanos del sector, cruzamos la Sierra de Velasco, entre Chilecito y el dique Los Sauces, reconociendo antiguas y modernas sendas del cruce, algunas con toda probabilidad indígenas, con cerámica en superficie que datamos por termoluminiscencia hacia la XII centuria de la Era. Con estas labores consolidamos nuestra hipótesis sobre la vinculación de ambas vertientes de la Sierra en la época de los Desarrollos Regionales, de la que dan testimonio sitios arqueológicos por ambas bandas serranas, siendo notable el de la vertiente oriental, Pucará de Los Sauces, bajo estudio actual de los Lics. Martín y Revuelta, y en el que también realicé investigaciones publicando los resultados en un ensayo de hace muchos años, datando más recientemente, por termoluminiscencia, cerámica del sitio, logrando cronología de la XVI centuria de la Era, concordante con los últimos tiempos de las poblaciones de los Desarrollos Regionales, que estimamos utilizaron el lugar, que incluso  pudo tener un origen anterior. . Si bien no hallamos vestigios incaicos en el referido trayecto del Velasco, nuestra experiencia con respecto al área de la notable Tambería inca de Chilecito y la del propio Pucará de Los Sauces, que evidenciaría asimismo presencia incaica, nos inclina a considerar hipotéticamente que las vinculaciones con lo incaico pudieron alcanzar el actual sitio de La Rioja capital. Más concretas son por el contrario esas vinculaciones en otro de los yacimientos que estudiamos: la Tambería de Guandacol de la localidad riojana homónima, cuya amplia extensión, que prácticamente abarca hasta la cercana Santa Clara, alberga restos de construcciones en paredes de tierra, diseminadas en lo que serían campos de cultivo,  contrastando con algunos definidos sectores del lugar, cuya arquitectura refleja una propia de época incaica, con recintos según plantas características como la ?kancha? o el ?RPC?, construida con paredes de pirca o con cimientos de piedra y paredes de adobes. Miles de fragmentos de cerámica persisten en superficie y  literalmente tapizan el yacimiento, no obstante haber sufrido modificaciones importantes por factores tanto de índole natural como humana, hallándose en la actualidad bajo la preocupante posibilidad de incidencia de nuevos emprendimientos económicos que podrían avanzar sobre estas tierras, quizás sin la suficiente protección del patrimonio cultural preexistente. Nuestras labores en la Tambería, precedidas por la de otros colegas, permitieron avanzar y profundizar su conocimiento, tanto por las prospecciones superficiales, excavaciones sistemáticas y estudios de gabinete, como por la amplia cobertura por análisis cronológicos, radiocarbónicos y por termoluminiscencia, con que contamos en la actualidad, colocando las ocupaciones entre los siglos XIV y XVII de la Era. Los tipos cerámicos de los Desarrollos Regionales, como los denominados Sanagasta o Angualasto, están mayoritariamente presentes, contándose asimismo con otros precedentes, del período de Integración Regional, tipos del Aguada regional, como también con los tipos de la época de dominación y aculturación incaica. Faltan sin embargo tipos coloniales hispánicos, cuya ausencia podría estar indicando el abandono del sitio antes de la relativamente tardía fundación de los españoles en la zona. Este hito de la prehistoria riojana conlleva muy bien las características de la época de poblaciones con relativamente alta demografía, como parecen demostrarlo nuestros estudios, que avanzan por el río Guandacol al río Bermejo, reconociendo nuevos y extensos yacimientos de los Desarrollos Regionales, en Las Juntas y El Quemado por ejemplo, habiendo dedicado un lapso prolongado de trabajos al centro arquitectónico incaico de Paso del Lámar. Esta fue y es una labor recurrente de prospecciones y, en su caso, excavaciones arqueológicas que nos permitieron determinar la traza del camino incaico en vastas zonas, reconociendo nuevos sitios asociados a esa traza, como el de Las Juntas, del arroyo El Salado con el río La Troya. O bien sumar los relictos reconocidos en localidades como Zapallar y, más al norte y oeste, los propios de Salina o Laguna del Leoncito, Laguna Verde, Laguna Brava, Chepical, Veladero, Mulas Muertas, Barrancas Blancas, entre otros. No obstante,  aquí interesa abordar nuestra labor camino de los pasos cordilleranos,   desarrollada tanto en el noroeste de San Juan, Parque Nacional San Guillermo/Reserva de la Biosfera, como en el oeste de La Rioja,  Reserva Provincial Laguna Brava, hasta alcanzar el límite con Chile. Las prospecciones por los senderos de acceso a los pasos y el sector de estos mismos, como los de Pircas Negras o, por el río Salado, los de Barrancas Viejas, Comecaballos, Peña Negra y La Ollita, o los desplazamientos al oeste, por el norte del río Blanco, río de la Paila, o por el sur, río del Macho Muerto, entre otros, nos permitieron reconocer instalaciones incaicas, tambos, al igual que otras de épocas anteriores, reutilizadas o no por los incas y a veces por los primeros españoles que ingresaron al sector. Sorprende la profusión de sitios a estas alturas, que van de más de tres mil metros a unos cuatro mil ochocientos, llamando la atención sobre el uso intensivo del área, con toda probabilidad con fuerte incidencia cinegética, habida cuenta del reservorio de vicuñas y guanacos que es el sector. Esto mismo es lo que demuestra la profusión de construcciones pircadas, generalmente de planta semicircular, característicos ?parapetos? de cazadores, que jalonan las quebradas de acceso a los pasos. Sólo en la del A° Peña Negra registramos numerosas construcciones pircadas, tanto en concentraciones como en estructuras aisladas del tipo, generalmente con fragmentos de cerámica, material lítico y óseo en superficie. Los conjuntos cerámicos incluyen los tipos con la superficie y la pasta gris, que suelen relacionarse con períodos de la etapa prehistórica agrícola y alfarera, que irían desde el Formativo temprano, pasando por la época de Integración Regional hasta alcanzar momentos más tardíos, de los Desarrollos Regionales. Sobre algunos de estos sitios se establecerían asimismo, modificando plantas arquitectónicas o agregando las propias, grupos humanos bajo dominación incaica, como también lo demuestran los restos cerámicos. Si bien contamos con dataciones por termoluminiscencia para cerámica y radiocarbónicas para carbones de fogones de algunos de estos sitios, que arrojan cronología desde al menos la IX centuria de la Era, la tecnotipología lítica del material presente en los mismos y en su entorno, refiere no sólo estos momentos y otros posteriores, sino otros anteriores, que podrían remontarse a tiempos precerámicos, de cazadores recolectores del Holoceno inicial y medio. En este concierto de hallazgos sobresalen los sitios como los indicados del A° Peña Negra, al igual que los tambos incaicos como los de Comecaballos, de la junta del Peña Negra con el río Blanco, del río de la Paila, entre otros, mientras que en las alturas del límite existen estructuras de la misma época, como en los pasos de Pircas Negras y de Peña Negra. Notable es igualmente la presencia de los decimonónicos refugios de altura, que daban seguridad de alojamiento a los arrieros del ganado en pie, bovino y equino, camino de Chile.