CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

Los conceptos de simbolismo, parnasianismo, prerrafaelismo, esteticismo, decadentismo, modernismo o Generación del 98, constituyeron un paradigma terminológico canonizado por la crítica oficial formalista, nacionalista y católica de la primera mitad del siglo XX. Entrañan, en muchos casos, groseros errores conceptuales. Silencian la influencia de Nietzsche, verdadero sustrato ideológico común a todos los artistas y más aún poetas de finales del siglo XIX, disimulan los alcances de este volumen lírico y preservan con ello la legitimidad del sistema dominante, en beneficio del cual la crítica literaria y sobre todo aquella menos discutida- ha sido una vez más subsidiaria. Con la lectura formalista, nacionalista y católica con la que fue impresa la canonización de la poesía de fines del siglo XIX, la cultura dominante se apropió, tergiversó y manipuló argumentos potencialmente hostiles a la pretensión de hegemonía conservadora, materialista y burguesa. Por el contrario, una nueva mirada sobre la poesía de fines del siglo XIX procura clarificar los efectos que tuvo la canonización de este corpus lírico, para dejar al descubierto en su escritura las voces silenciadas del primer gran cuestionamiento global a la modernidad, para articular en ella los códigos clasicista y cortesano-caballeresco que identifican a la figura del artista desplazado del campo de poder, para vislumbrar, en definitiva, los alcances del último humanismo. En esta dirección, pasado un tiempo, tal vez se llegue a la conclusión de que lo que hasta aquí llamamos simbolismo, parnasianismo, prerrafaelismo, esteticismo, decadentismo, modernismo y Generación del 98, constituyen formaciones laterales de un neohumanismo residual en el que había sido codificado culturalmente el proceso de decadencia del dinero como principal factor de poder.

enviar mensaje