INVESTIGADORES
FERNANDEZ Carolina Julieta
congresos y reuniones científicas
Título:
Problemas en la noción clásica de intencionalidad
Autor/es:
FERNÁNDEZ, CAROLINA JULIETA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; XVI° Congreso Nacional de Filosofía; 2013
Institución organizadora:
Asociación Filosófica Argentina - Universidad Nacional de Tres de Febrero
Resumen:
PROBLEMAS EN LA NOCIÓN CLÁSICA DE INTENCIONALIDADCAROLINA FERNÁNDEZ (UBA/CONICET)Un rasgo general y determinante del modelo escolástico de análisis de los fenómenos psíquicos es la atribución de una estructura intencional a los mismos. Es ya un lugar común remitir esta comprensión de los fenómenos psíquicos al peripatetismo árabe y, a la postre, al De anima (DA) de Aristóteles. Cuánto del modelo escolástico latino es nuevo con respecto al árabe y, a su vez, qué de innovador tiene éste con respecto al aristotélico, son cuestiones que por su amplitud exceden el marco del presente trabajo. Nuestro objetivo será analizar algunos rasgos del modelo aristotélico particularmente vinculados con la naturaleza intencional de lo mental, los problemas que generan y, a modo de conclusión, intentar su comparación con algunos rasgos del modelo escolástico. Basaremos nuestro análisis en el DA y comentarios escolásticos a los pasajes relevantes de dicha obra. Los rasgos del modelo aristotélico que nos interesa destacar son tres.El primer rasgo es la atribución de una estructura común o paralela al conocimiento sensible y al intelectual. Esa comunidad está dada por la identidad de estructuras "facultad-acto-objeto" (DA II, 4, 415a14-23). Sin embargo, si, por un lado, tanto el conocimiento como la percepción son caracterizados como la recepción de la forma de lo conocido/percibido sin su materia, por otro lado, mientras que el conocimiento sensible es caracterizado como un proceso por el cual el sentiente pasa, de ser desemejante, a hacerse semejante a lo conocido (DA II, 5, 416b35-417a3; Ibíd. 417a18-22; Ibíd. 418a3-6). Esta caracterización está ausente de la descripción de los procesos intelectuales. Si, a su vez, se asocia la explicación asimilacionista de la sensación con la observación de que los órganos sensoriales están hechos de los mismos elementos materiales que los objetos que ellos perciben (DA II, 5, 417a4-6), y, en contraste, la observación de que el intelecto "no es nada" antes de inteligir (DA III, 429a22-24) -en una suerte de "desustancialización" del intelecto-, se profundiza la brecha entre sentidos e intelecto que, en cambio, parecía superarse con el paralelismo estructural entre ambos. Otro aspecto en que se percibe la tensión entre un acercamiento en estructura y algunas diferencias sustanciales entre sentidos e intelecto es que Aristóteles discrimina entre la facultad misma, -que no tiene magnitud- (DA II, 12, 424a25-28), y los órganos sensorios, que, siendo corporales, sí la tienen; por contraste, enfatiza que la intelección es la única actividad psíquica que no se da por medio de órganos corporales. Estos y otros elementos permiten ver que la analogía estructural sentido/intelecto tiene tantas potencialidades como dificultades. El segundo rasgo del modelo intencional clásico del De anima es la categorización de lo mental bajo la noción de lo respectivo. Este carácter relacional parece ser llevado alternativamente más o menos lejos: menos, cuando Aristóteles hace énfasis en el contraste entre la potencia sensitiva como, precisamente, algo "potencial" que no puede actualizarse por sí mismo y que depende, para ello, de un objeto que está, por el contrario, "en acto" (DA II, 5). Esto parece corroborarse al decir que la relación conocimiento-cognoscible es de las que no requieren que los términos o relata sean simultáneos en naturaleza: lo cognoscible parece ser anterior al conocimiento y lo sensible, anterior a la sensación (Cat. 7, 8a 6-12). En el mismo sentido, cuando observa que los fenómenos mentales constituyen relaciones en cierto modo asimétricas (Met. V, cap. 15, 1020b 25-32 y 1021a 28 - 1021b) -máxime cuando los objetos pensados son inexistentes o simplemente carecen de un contraparte empírico, como en el amplio espectro de los contenidos imaginarios e intelectuales-. Pero estos elementos se ven contrarrestados por el hecho de que Aristóteles reconoce en otros lugares que no hay, estrictamente, objeto sensible en acto si no hay un sentiente que lo sienta (Met 1010b30-1011a2). Esto lleva a preguntar si se puede revisar la calificación tradicional del modelo aristotélico como "realista" más o menos ingenuo, v. g., si se podría hablar, en su lugar, de una interdependencia de los dos polos del vínculo cognoscitivo. Asimismo, cabe destacar que, al menos en los contextos en que analiza los fenómenos psíquicos en su ser relacional, se percibe una tendencia aristotélica a ver como términos de la relación cognoscitiva al conocimiento (más que al cognoscente o al ser que conoce) y lo conocido. Pretendemos discutir si puede entenderse esta tendencia en la línea de la "desustancialización" del intelecto de la que hablábamos antes. (Las numerosas interpretaciones filo-funcionalistas de la psicología aristotélica que se han desarrollado en los últimos años aparecerían, por lo demás, como marco favorable a esta visión). El tercer rasgo del modelo intencional clásico es la caracterización del conocimiento como la identificación del cognoscente con la forma de lo conocido: el alma, se sabe, según la celebérrima caracterización aristotélica, puede "ser", de algún modo, todas las cosas, en la medida en que puede recibir sus formas (DA III, 8). Esto puede ser entendido como una visión conformalista del conocimiento si se enfatiza en la identificación de la cosa con su forma (una bien reconocible tendencia en la metafísica aristotélica, si bien no la única). Será pertinente, a este respecto, indagar si esta visión admitir el externalismo, es decir, la referencia o direccionalidad directa de los actos mentales a cosas externas, o si, por el contrario, de él parece surgir, como una condición necesaria, que el término de los actos mentales sea algo mental, algo inmanente a la mente, y sólo indirectamente algo externo a ella, en sintonía con el modelo brentaniano. En este sentido, el "realismo" aristotélico vuelve a requerir replanteo. Los escolásticos problematizaron principalmente el punto 3, al plantear salidas que hoy día se caracterizan como "externalistas" al modelo intencionalista clásico de la objetividad inmanente. En cuanto al punto 2, parece haber cierta tendencia en el sentido contrario a la aristotélica: un énfasis en el carácter sustancial, subjetivo, de la relación de conocimiento. Resumen breve: Nos proponemos analizar algunos rasgos del modelo aristotélico particularmente vinculados con la naturaleza intencional de lo mental y los problemas que generan, e intentar su comparación con algunos rasgos del modelo escolástico. Los rasgos del modelo aristotélico que nos interesa destacar son tres. El primero es la atribución de una estructura común o paralela al conocimiento sensible y al intelectual. El segundo es la categorización de lo mental bajo la noción de lo respectivo. El tercero es la caracterización del conocimiento como la identificación del cognoscente con la forma de lo conocido. Basaremos nuestro análisis en el DA y comentarios escolásticos a los pasajes relevantes de dicha obra.