INVESTIGADORES
SANCHOLUZ Carolina
libros
Título:
Mapa de una pasión caribeña
Autor/es:
SANCHOLUZ CAROLINA
Editorial:
DUNKEN
Referencias:
Lugar: Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Año: 2010 p. 391
ISSN:
978-987-02-4547-6
Resumen:
Mapa de una pasión caribeña. Lecturas sobre Edgardo Rodríguez Juliá es, en gran parte, resultado de una investigación llevada a cabo en el marco de mi tesis doctoral en Letras, cuyo proyecto inicial más amplio. En este libro procuré ceñir un corpus textual de Edgardo Rodríguez Juliá que considero lo suficientemente representativo respecto de ciertas preguntas y preocupaciones en torno a las relaciones entre identidades locales y representación literaria, atendiendo a la construcción discursiva y textual de un imaginario de lo puertorriqueño que, en este caso, implica asimismo considerar el peculiar contexto histórico colonial del país. Así, en el capítulo I, Puerto Rico en el mapa cultural caribeño y latinoamericano, me detengo en la conformación cultural del Caribe, destacando su complejidad y diversidad pero también intentando aprehender, a partir de distintas miradas críticas, los trazos comunes que permiten articular lo múltiple en una red, atravesada por hilos tales como la historia de la colonización, el esclavismo, la economía de plantación, la dependencia económica, las migraciones, entre otros. Se analizan especialmente tres perspectivas críticas sobre la cuestión: Les discours antillais (1981) de Édouard Glissant, La isla que se repite. El Caribe y la perspectiva posmoderna (1989) de Antonio Benítez Rojo, y el ensayo de Ana Pizarro con el cual abre y titula una colección de textos críticos sobre el Caribe que también compila, El archipiélago de fronteras externas (2002), donde provee una profunda y actualizada relectura del espacio antillano desde el Cono Sur. A partir de estos enfoques me concentro en el contexto histórico y cultural particular de Puerto Rico en el Caribe, como país que no ha logrado el estatuto de estado-nación, y qué implicancias conlleva el mantenimiento de una situación colonial respecto de sus manifestaciones culturales y literarias. En el capítulo II, Una nación de tinta y papel: cultura, literatura e identidad nacional en Puerto Rico en el siglo XX, analizo un conjunto de ensayos que responden de muy diversa manera a la pregunta sobre la identidad nacional en Puerto Rico. Publicados en diferentes coyunturas histórico-políticas del país mantienen, sin embargo, un vínculo entre sí: la asunción y defensa de posiciones anticolonialistas. Se trata de Insularismo (1934) de Antonio S. Pedreira; El puertorriqueño dócil (1960) de René Marqués; El país de cuatro pisos (1980) de José Luis González, y El arte de bregar (2000) de Arcadio Díaz Quiñones. El ensayo de Pedreira, considerado unánimemente por la crítica como texto fundante y modelo retórico de una escritura de lo nacional, provee imágenes y tópicos acerca de la puertorriqueñidad que fueron posteriormente citados, a veces repetidos, en otras ocasiones redefinidos y también impugnados por un número importante de escritores e intelectuales del país. Dos de sus metáforas rectoras ?la nación como la gran familia puertorriqueña y la insularidad- son fuertemente cuestionadas en las producciones centrales de Rodríguez Juliá. En la segunda parte del libro me concentro en el análisis de la obra de Edgardo Rodríguez Juliá, sobre todo en la peculiar conformación del género crónica, modalidad que aparece contaminada por otros géneros como la novela y el ensayo, aspectos estudiados en el capítulo III Dilemas de la puertorriqueñidad: sobre las crónicas de actualidad de Edgardo Rodríguez Juliá. Entre los temas especialmente trabajados señalo la construcción de la historia de la dependencia colonial de Puerto Rico; los mitos de origen y fundación de la identidad puertorriqueña; la particular configuración de una compleja imagen de escritor, dada la multiplicidad de lugares de enunciación que adopta el narrador; la apelación a los usos populares de la lengua, sobre todo a partir de las inflexiones entre oralidad urbana y escritura; la relación entre texto, imágenes pictóricas y fotografías, diversos soportes de los cuales se vale el autor para dar cuenta de las relaciones entre relato y memoria en la historia cultural puertorriqueña. En el capítulo IV, Fábulas de la puertorriqueñidad: invenciones, versiones y visiones del siglo XVIII en La renuncia del héroe Baltasar, La noche oscura del Niño Avilés, El Camino de Yyaloide y Campeche o los diablejos de la melancolía de E. Rodríguez Juliá, me ocupo en particular de los textos cuya datación temporal recrean como marco histórico el siglo XVIII en Puerto Rico, época propuesta como origen y fundación de la nacionalidad puertorriqueña. La reconstrucción del pasado se lleva a cabo mediante la incorporación e intersección de archivos, crónicas y documentos, reales, apócrifos e inventados, en un relato de los hechos dado por la multiplicación de narradores con muy diversos roles. El autor utiliza la imitación y la parodia al remedar el lenguaje arcaizante y el estilo de las crónicas coloniales dieciochescas, período representado por el concepto barroco de la tensión. La evocación de un siglo de la razón pero también de monstruos, pesadillas y destrucción ?más allá de sus falsificaciones y ambigüedades explícitas- manifiesta también otra particularidad: se vuelve al XVIII para leer y buscar en el pasado una explicación, casi siempre insatisfactoria, del presente colonial puertorriqueño. En uno y otro momento resultan imprescindibles los aportes de los sectores negros y mulatos en la conformación histórica y cultural del país, donde el modelo del cimarronaje adquiere particular peso. En el Epílogo retomo algunos interrogantes sobre el Caribe, a partir del libro de crónicas Caribeños, donde Edgardo Rodríguez Juliá construye un relato del Caribe trazando redes entre las múltiples y ricas matrices culturales de la antillanía, cuya localización dispar y heterogénea se revela en un verso de Derek Walcott o Palés Matos, en la increíble luz del trópico, en sabores y canciones; también en una memoria dolorosamente compartida, atravesada por historias comunes de la trata esclavista, del colonialismo, de las diásporas.