INVESTIGADORES
SANCHOLUZ Carolina
congresos y reuniones científicas
Título:
"Monstruosidad y melancolía. A propósito del Niño Avilés según la mirada de Edgardo Rodríguez Juliá"
Autor/es:
NORA DOMÍNGUEZ, ANA AMADO, ISABEL QUINTANA, CAROLINA SANCHOLUZ
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; II Jornadas de Reflexión Monstruos y Monstruosidades; 2002
Institución organizadora:
Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (IEGE) de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires
Resumen:
Aurea Sotomayor, en un excelente trabajo sobre  Edgardo Rodríguez Juliá resume: "La imaginación narrativa de Edgardo Rodríguez Juliá se articula sobre la memoria visual." El artículo propone analizar cómo se configura esa memoria visual que, por otra parte, no deja de vincularse con  una ficcionalización de la puertorriqueñidad para dar cuenta de sus orígenes, imágenes, paradojas, desvíos, inclusiones, exclusiones, a través del estudio especial del ensayo José Campeche o los diablejos de la melancolía, donde el pintor puertorriqueño José Campeche, del siglo XVIII, es objeto de la mirada escrutadora e incisiva de Rodríguez Juliá. El ensayista es punzado en el sentido del punctum barthesiano  por varios retratos de Campeche, especialmente por uno que representa un niño deforme, sin brazos, que, transformado en emblema, dispara una serie de especulaciones que vinculan sujeto, clase social, nacionalidad, colonialismo. El retrato del Niño Avilés, que es también  elegido por el autor como portada y personaje de su novela La noche oscura del Niño Avilés, le permite al narrador leer en la mirada del Niño la mirada del pintor, pero también cuestionarse sobre el yo que mira y escribe en una operación mediante la cual el sujeto se captura a sí mismo bajo la forma imaginaria de un Otro exterior. El retrato también encierra una doble extrañeza: es un "extraño visitante" de la comunidad social representada en la pintura de Campeche por su extracción social campesina pero además es un "monstrillo". Si apelamos al significado etimológico del término, monstruo viene de monstrando, lo que debe mostrarse, exhibirse, sacarse a luz, aquello que manifieste lo que debe a darse a conocer, mostrar, designar, señalarse. En la última pintura de Campeche emerge "lo que debe mostrarse", el pueblo, que cristaliza en la imagen de un niño deforme, cuya mirada dolorosa metaforiza el sufrimiento popular. Para Rodríguez Juliá el pintor impregna de tristeza al pincel e infunde en el niño su visión del pueblo, que estalla en la mirada melancólica del retratado. Es esa mirada del niño como vehículo de insatisfacción -aunque no de rebelión- la única utopía posible para el pueblo puertorriqueño, parece sugerir la interpretación del ensayista, porque si el pueblo es el Avilés, lo popular es lo cautivo, la voluntad sometida. El ensayo plantea entonces una tesis sobre el problema de la identidad nacional puertorriqueña, donde,  mediante la representación del pasado, -el siglo XVIII evocado por las imágenes de Campeche- se indaga el presente y la conflictiva situación colonial actual de Puerto Rico.