INVESTIGADORES
SCRIBANO Adrian Oscar
libros
Título:
Metodología de la Investigación Social. Una indagación sobre las prácticas del enseñar y el aprender
Autor/es:
4. SCRIBANO, A. MAGALLANES, G. GANDÍA C. Y VERGARA, G.
Editorial:
Edt. Buena Vista
Referencias:
Lugar: Córdoba; Año: 2007 p. 164
ISSN:
987-572-135-2
Resumen:
Introducción El presente libro agrupa una serie de artículos que pretenden dar cuenta de los resultados de la investigación “Las representaciones y esquemas interpretativos de la/os estudiantes sobre la investigación social”, realizada en la Universidad Nacional de Villa María, cuya indagación comienza en el año 1999 hasta el 2006. A modo de una vista panorámica, el/la lector/a se va a encontrar en el recorrido por la presente obra, con dos momentos diferentes. El primero de ellos, lo constituye un grupo de reflexiones desde el año 2000, que toman forma cuatro años más tarde en el marco de del proyecto de investigación. Los mismos reflejan la intención de dejar actas y compartir la experiencia vivida de la investigación que tuvo lugar en la Universidad Nacional de Villa María. En un segundo momento, el/la lector/a tendrá oportunidad de escuchar las voces de la/os autores haciendo una mirada retrospectiva sobre dicha experiencia y aportando sentires, reflexiones y propuestas para seguir pensando. Por lo tanto, las paradas que realizará de ahora en adelante será con cada uno de los escritos que recogen y muestran un plexo de experiencias vinculadas al proceso de la enseñanza-aprendizaje de la Metodología de la Investigación que fueron tomando tonalidades diversas, ritmos diferentes, con el correr de los años, pero ancladas principalmente, en la necesidad de hacer reflexiva la práctica docente, y el acto de aprehender. Experiencias reflexivas inscriptas en los lugares desde donde, la/os integrantes del proyecto, escribían, analizaban e interpretaban. Lugares teñidos por formaciones diversas que permitieron hacer converger enfoques psicológicos, educativos y sociológicos a la hora de enfrentar el desafío de la enseñanza-aprendizaje de la Metodología de la Investigación. Experiencias reflexivas también, inscriptas en los decires y sentires de la/os estudiantes, quienes han formado el núcleo central de la investigación, motivada especialmente a partir de la relación profesor-docente, y de las inquietudes, dificultades, obstáculos y posibilidades que de ella surgían. Experiencias reflexivas que buscaron no solo dar cuenta de un estado, a modo de diagnóstico, sino que además intentaron incomodar(nos) -como suelen hacerlo las Ciencias Sociales en general, y la Sociología en particular- frente al desafío de intentar interpretar representaciones, esquemas interpretativos, prácticas. Experiencias reflexivas, que intentan rupturar los abismos ideológicos construidos y reproducidos diariamente entre lo teórico, lo epistemológico y lo metodológico. Experiencias reflexivas finalmente, que apuestan a evidenciar, que en el contexto de una geopolítica del conocimiento, la Metodología es una de las principales herramientas -y no la menor- para dejar de prestar gargantas a otras voces, para hacer cortocircuitos con la reproducibilidad ingenua de la teoría, para dar potencia a las capacidades negadas, invalidadas y obturadas, cuando la construcción del conocimiento se presenta como tarea de unos pocos privilegiados. En este sentido, uno de los caminos ha sido el de acercarse a las representaciones de la/os alumnos, cuando arribaban a la cátedra “Metodología y Técnicas de Investigación Social”, que formaban parte de la currícula del tercer año de las carreras de Lic. en Ciencia Política, Lic. en Desarrollo local y regional y Lic. en Sociología, a los efectos de tensar sus vínculos con las prácticas. De la relación entre representaciones y prácticas se advirtió una escisión entre aquello que se denominó doxa cotidiana y académica. Saberes inscriptos en sus mundos de vida, y saberes aprendidos a lo largo de algunos años de vida universitaria. Así es que, en un primera instancia, la necesidad de comprender las proximidades y distancias que separan los procesos de enseñar y aprehender la investigación social y el reconocimiento de la importancia de mantener una actitud de reflexividad sobre la enseñanza de la investigación, impulsan la escritura de “La enseñanza de la Metodología de la Investigación: hacia una visión reflexiva de la práctica académica”, texto que tiene por objetivo mostrar los primeros resultados de la investigación aludida. Allí Graciela Magallanes y Adrián Scribano afirman: …se avanza en la investigación y el desarrollo teórico-práctico cuando se efectiviza una vigilancia epistemológica respecto de los procesos de enseñanza-aprendizaje de la investigación en el ámbito universitario. Vinculados éstos, al conocimiento y evaluación de los procedimientos más adecuados para estudiar un fenómeno en cada uno de los momentos del proceso de investigación. De este modo, se propicia mantener una actitud reflexiva en el análisis de las condiciones de adquisición y validación de las representaciones de la/os estudiantes vinculados al proceso de construcción metodológica… (…) creemos que en la actitud práctica debemos estar siempre dispuestos a reconocer en los otros una fuente de conocimiento; estar siempre dispuestos a mirarnos a través de nuestra/os estudiantes; estar siempre dispuestos a discutir algo más que Metodología. Por esta vía -creemos-, podremos hacer que la/os estudiantes de Ciencias Sociales en general y de Sociología en particular, puedan ver en la ciencia una referencia para la emancipación, un camino para esa ciencia, y en la academia un vehículo institucional para esta investigación. Los reversos y anversos de las distancias y cercanías con la investigación, y las expectativas frente a ella, qua sujetos a la espera de resoluciones, qua sujetos en formación en tanto profesionales ansiosos por el conocimiento causal y empirista, que adquieren una nueva perspectiva vistos desde las distancias entre docentes y alumnos. Por ello, en “La metafísica de la presencia: Obstáculos académicos en la enseñanza de la Metodología de la Investigación”, se acerca la mirada al peso de la doxa académica y los habitus escolásticos sobre el aprendizaje, poniendo en el centro de la reflexión el rol jugado por la/el docente. Allí se pone de manifiesto el tipo de presencia del docente-investigador en términos corporales, ya que considera que la misma comunica una manera de hacer investigación por diversos medios que van desde la héxis corporal a la catarsis ideológica. El lugar del/la profesor/a es ocupado por la materia, y éstas son las responsables del aprender, pero además representaciones sobre el rol del profesor que enseña haciendo, haciendo de profesor. Ejecutor que enseña a ejecutar y el aprender bajo tutela nos acercan a la visión de un alumno/a incompleto/a, que se siente en falta. Se muestra aquí cómo la Universidad se hace presente en las representaciones, en tanto corporación -que se hace cuerpo en sus integrantes- que disciplina en destrezas para su auto-reproducción. Es posible entender la ausencia de la investigación en las representaciones como señal de incuestionabilidad del conocimiento superior que implica para la/os estudiantes la definición de Universidad. Es en este artículo que Adrián Scribano sostiene: Nuestra presencia no es una mera presencia, es el punto de partida y de llegada de una acumulación de prácticas que generan visiones del mundo que sin problematizar, devienen eslabones de una metafísica incuestionada e incuestionable. En definitiva, nuestros problemas inaugurales -por qué no aprehenden nuestra/os alumna/os, cómo hacemos para enseñar- se transforman, si advertimos que sí aprenden y que sí enseñamos. El detalle es que esto está más acá de nuestras intenciones. Actitud de reflexividad sobre la enseñanza de la investigación junto con la necesidad de comprender las proximidades y distancias que separan los procesos de enseñar y aprehender la investigación social son los dos primeros amarres para tensar los interrogantes acerca de la importancia de abrir espacios que indaguen sobre la identidad constitutiva del “proceso de construcción metodológica”. Pero las distancias son apenas los síntomas que delatan la imperiosa necesidad de indagar al otro, en tanto alumno, parte y finalidad del proceso de enseñar. Indagar los modos y condiciones de recepción, de participación y, de resistencia se constituyó en una tarea ineludible. En “Tradiciones teóricas y enseñanza de la Metodología de la Investigación en Ciencias Sociales” se analizan las condiciones de recepción de la Metodología desde la posición del/la estudiante, rescatando algunos de los componentes centrales de las herencias teóricas, nociones y prenociones que los alumnos portan al llegar a la instancia de formación en Metodología. En esta oportunidad Claudia Gandía y Adrián Scribano se centran en el lugar de recepción y escucha de la/os estudiantes y, en este sentido afirman: … la/el alumna/o luego de introducirse en el juego distancia-cercanía con lo natural y naturalizado que le propone la vida universitaria se va transformando en lo que podríamos llamar “oyente pragmático”, en una especie de dispositivo receptor y selector de información específica. El oyente pragmático aprehende a clasificar y seleccionar lo que es apreciado y apreciable. (…) nos encontramos que la recepción teórica es producto del estado teórico en el que se encuentran nuestra/os alumna/os. Lo que selecciona el “oyente pragmático”, lo que deja como resultado la resiliencia teórica, la condicionalidad de la particular situación “en-la-clase” que éstos traen, y lo social como parte de la sociogénesis del proceso de recepción, hablan a las claras que el esfuerzo por enseñar debe hacerse en y a través de las circunstancias y las experiencias de los grupos, su tiempo-espacio y la malla teórica que heredan de la academia. No reparar en esto es quedarse sin sujeto de aprendizaje, al menos el de carne y hueso. Desde estas condicionalidades y posicionalidades, la/os estudiantes transitan un camino en cual, se van apropiando de la doxa académica en formas no siempre lineales, no siempre esperables. Pero justamente, en esos cruces contradictorios y paradójicos entre autores, conceptos y perspectivas teóricas, inscriptos en los cuerpos de la/os alumna/os-en-la clase emergen interrogantes y desafíos para la práctica del enseñar lo metodológico. Frente a esto, la temporalidad del aprendizaje también tenía secretos para revelar en el juego de distancias y proximidades. Tiempos académicos de una asignatura, jugando entre las oportunidades de apropiación y resignificación de la/os estudiantes. En este sentido, en “La apropiación de las distancias: enseñanza de la Metodología de la investigación en Ciencias Sociales” se hacen evidentes las distancias en las representaciones de la/os estudiantes al inicio y al final del cursado de la asignatura, al igual que el modo en que esas mismas distancias provienen del comienzo de la apropiación (o no) de las mediaciones posibles entre lo teórico y lo práctico. Así es que Claudia Gandía, Graciela Magallanes y Adrián Scribano ponen al descubierto algunos dilemas: 1.       La distancia 1. Se ha mejorado la comprensión de la Metodología pero ¿se ha incorporado una Metodología para la comprensión de lo social? 2.       La distancia 2. Se ha transformado la idea “de partes” de una indagación en proceso sistemático, pero ¿es sistemática respecto al conocimiento en general? 3.       La distancia 3. Se ha incorporado la necesidad de las prácticas como intrínsecas al conocer, pero ¿qué tipo de conocimiento es éste sobre estas prácticas? 4.       La distancia 4. Se ha aprendido la relación entre conocer y discutir, pero ¿cuál es el marco social de dicha discusión? Distancias que parecen dar por cumplida la tarea del enseñar, cuando enseñar se equipara con transmisión-adquisición de conocimientos. Distancias a la vez, que increpan a la reflexividad de no detenerse en las apropiaciones terminológicas, para continuar abriendo la mirada más allá de lo instrumental, de lo técnico. Porque también la Metodología ha de enseñarse-aprehenderse provocando a nuestras epistemologías, a nuestras ontologías, a nuestras visiones del mundo social. Atravesando el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Metodología de la Investigación, aparece la lógica de la lectura, que otorga a la palabra autorizada el status ontólogico de ser más real que la realidad misma. De allí que el interés se dirija hacia una de las mediaciones insoslayables en las estrategias de enseñanza de lo metodológico: los manuales. En “Las orientaciones metodológicas en investigación bajo la lupa”, Graciela Magallanes y Adrián Scribano advierten sobre la importancia que tiene analizar las orientaciones metodológicas de las que se apropian la/os alumna/os en el proceso de formación. De esta manera, afirman que el poner bajo la lupa las orientaciones metodológicas pretende: problematizar dos ejes representacionales que aparecen en nuestra investigación sobre los esquemas de interpretación de la/os alumna/os de Ciencias Sociales sobre los tópicos aquí discutidos: tema y problema de investigación. Ambos, se desenvuelven entre los vectores que construyen tres tipos de preguntas típicas de los lectores de los manuales de investigación, a saber: ¿cuáles son las relaciones entre lo metodológico, teórico y epistemológico?, ¿cuáles son las relaciones entre lo real (del mundo social) y las recomendaciones metodológicas?, ¿cuáles son las diferencias entre las recomendaciones de un manual y otro? Cada uno de estos ejes servirá de guía para nuestra estrategia argumental, que intenta hacer evidente la necesidad de ejercer sistemáticamente una voluntad de vigilancia epistemológica sobre lo ausente y lo presente en las recomendaciones metodológicas de los manuales de Metodología de Investigación Social. Los textos, en tanto mediadores en el proceso de enseñar-aprender advienen qua libros sagrados cuya verdad es indiscutible, cual monumento honorable de un conocimiento que al petrificarse, pareciera dejar poco lugar para el error. Así, las tradiciones teóricas –antes señaladas- y las orientaciones metodológicas esquematizan y rigidizan los fluídos modos adentrarse en el conocimiento científico. Conocimiento que deviene en prácticas, modelos, representaciones y ethos tecnológico en la/os estudiantes. Conocimiento que se hace cuerpo en las primeras decisiones de la/os estudiantes, a la hora de definir el tema y el problema de investigación. En este sentido, dentro de lo que ha sido el recorrido por los escritos que muestran por dónde circularon los avances de la investigación, se presenta “Práctica científica, modelos, representaciones y ethos tecnológico en la metodología de la investigación” donde Graciela Magallanes reflexiona a partir de las intervenciones de la/os estudiantes acerca de la investigación social, dando prioridad a lo que les pasa cuando inician sus primeras experiencias de tomas de decisión metodológicas: Cada una de estas categorías y el esfuerzo por establecer relaciones, permitieron identificar un conjunto de supuestos teóricos referidos al dislocamiento de las representaciones, esquemas interpretativos e intervenciones de los estudiantes en la investigación social en los actos de ruptura, construcción teórica y confrontación empírica. (…) La manifestación de las fallas en las relaciones y evaluaciones de las relaciones entre las construcciones teóricas, procedimentales y las propias de los objetos de investigación se vinculan al modo como se constituyen los actos de construcción de conocimiento científico, donde consideramos que existen procesos de quiebre entre las representaciones, esquemas interpretativos e intervenciones. Dislocamiento, fallas y quiebres que advierten acerca de una geometría inestable, contradictoria y escurridiza. Nuevas distancias entre el saber hacer y el hacer mismo que, reconstituyen representaciones y esquemas presentes en la dinámica del proceso de enseñanza-aprendizaje de la Metodología de la Investigación. Luego de estas presentaciones, se le ofrece al lector/a la posibilidad de “escuchar” las “voces” de la/os autora/es en una instancia de debate colectivo realizada con la intención de recuperar lo que hoy sienten y piensan sobre la experiencia de investigación. En el texto “Palabras preliminares para las voces de la escritura que siguen…”, producto de una instancia de grupo de discusión, Claudia Gandía, Graciela Magallanes, Adrián Scribano y Gabriela Vergara intentan poner de manifiesto los motivos, sensaciones y biografías que atravesaron/atraviesan los ¿qué?, ¿para qué?, ¿por qué?, ¿para quiénes? y ¿cómo? se adentraron en este universo de indagación. El recorrido hace un alto, antes del final con el texto “Políticas de resistencia al vaciamiento metodológico”, donde Adrián Scribano sostiene que: El trabajo carece de cierre, como es evidente; preferimos la denominación de apertura bajo el convencimiento que la tarea de enseñar y aprender Metodología de la Investigación en particular, y Ciencias Sociales en general siempre será una cuestión abierta, un campo sobre el cual posicionarse y llevar adelante prácticas reflexivas y creativas. (…) La resistencia a la política del vaciamiento metodológico es un acto teorético inaugural que tiene en la creatividad, la duda y la reflexividad sus pilares. Aprender y enseñar Metodología sigue siendo el fruto del esfuerzo compartido para que los actores se transformen en autores de su identidad en la búsqueda de saberes y conocimientos. La investigación acerca de la enseñanza-aprendizaje de la Metodología de la Investigación Social es un camino no concluido. Más bien, es apenas un sendero iniciado. En él, la presente publicación pretende ser una huella -para seguir haciendo otras-, capaz de testimoniar que la reflexividad permite descubrir en lo metodológico un modo para encontrar nuestras voces y nuestras gargantas.