INVESTIGADORES
ARZA Valeria
congresos y reuniones científicas
Título:
Ciencia Ciudadana Social y Política Ambiental
Autor/es:
ARZA, VALERIA
Lugar:
Buenos Aires (online)
Reunión:
Seminario; Seminario de UNDP, GCBA, Cambridge University (webinar): Ciencia ciudadana para políticas públicas ambientales; 2020
Institución organizadora:
UNDP, GCBA, Cambridge University
Resumen:
Es sabido la capacidad que tiene la ciencia ciudadana en movilizar recursos para generar conocimiento, de poner nuevos temas en agenda y de impulsar la acción al consolidar una comunidad de práctica. Sabemos menos sobre cómo se logra que la política pública se apropie de esa agenda. Para eso se requieren de 1. confiar en la validez de los datos que informan la agenda, 2. interés político en motorizar la agenda 2. capacidad de implementación de soluciones que surgen de esa agenda, Dejemos el primer punto en manos de los científicos profesionales que participan en los proyectos de ciencia ciudadana. Aun nos queda resolver el punto 2 y 3: despertar interés político y facilitar la implementación de soluciones. Creemos que es ahí donde las ciencias sociales pueden aportar y es lo que quisiera argumentar aquí. Existen iniciativas en este sentido de proyectos que se han autodenominado ciencia social ciudadana, como el proyecto CoAct financiado por la Unión Europea en el que estoy participando (en nuestra acción para promover la justicia ambiental en el Riachuelo). En todos los casos, la ciencia social ciudadana postula que los co-investigadores nunca son meros observadores de un fenómeno construido científicamente sino que son personas que participan en estos proyectos porque están políticamente interesados en cambiar una realidad que los afecta. Pueden aportar conocimiento sobre los procesos de generación de soluciones, porque tienen experiencia personal y situada en torno a esos problemas que enfrentan (saben qué ha funcionado y qué no). Las ciencias sociales, por su parte, pueden contribuir metodológicamente en la construcción de esas propuestas de soluciones y también pueden motorizar alianzas estratégicas con actores relevantes de política pública y otros espacios institucionalizados como éste que nos reúne hoy aquí. De esta forma, no sólo se despierta el interés político en llevar adelante soluciones empujadas por una sociedad movilizada e informada en proyectos de ciencia ciudadana (el punto 2 mencionado), sino que con participación de las ciencias sociales se puede también entender mejor el cómo hacerlo (el punto 3). Además, los mismos ciudadanos movilizados, pueden luego monitorear la implementación de las políticas, mejorando su efectividad. En definitiva, pensamos que las ciencia sociales pueden ayudar a tender puentes entre la ciencia ciudadana y la política y promover la transformación. Aún así, hay muchos obstáculos por superar: en relación a las las capacidades, los recursos y la evaluación: los investigadores que nos desempeñamos en instituciones académicas no tenemos experiencia en realizar las actividades de advocacy necesarias para estrechar lazos con las comunidades. No contamos con el tiempo necesario ya que estamos ocupados en generar otros resultados con los que se nos va a evaluar. Tampoco suele haber financiamiento científico para estas acciones o los plazos de ejecución son demasiado cortos para generar soluciones. En suma, para motorizar este tipo de proyectos con potencial transformador, también tenemos que repensar la política científica.