La larga y silenciosa marcha de la enfermedad de Chagas. De endemia rural a problema global

JUAN PABLO ZABALA

Enfermedades Argentinas. Trece historias

Fondo de Cultura Económica

Año: 2024;

En 2024 se cumplen cien años del primer caso de la enfermedad de Chagas informado en Argentina. Desde entonces, tras una trayectoria errante, “el Chagas” se encuentra instalado en el imaginario político y social, formando parte de la agenda sanitaria y de investigaciones científicas del país. Se trata, según su definición oficial, de una enfermedad parasitaria que afecta en Argentina a alrededor de 1,6 millones de personas, causada por el Trypanosoma cruzi, un parásito que al entrar en el torrente sanguíneo hace nidos en diferentes tejidos y debilita los órganos afectados, particularmente el corazón y el intestino, provocando enfermedades cardíacas y digestivas. Su transmisión original al hombre es a través de las vinchucas, un insecto que anida en paredes y techos de las viviendas rurales y pica a sus habitantes, aunque también es posible su contagio a través de transfusiones sanguíneas o de la madre al hijo. A partir de esta definición, la asociación del Chagas con los ranchos, las vinchucas y la pobreza rural es parte del imaginario social, en el que estos elementos conforman una imagen a la que se apela de manera recurrente en los medios de comunicación cuando se quiere simbolizar la desigualdad social. Esta persistencia simbólica, sin embargo, se da desde una posición marginal con respecto a otras enfermedades: el Chagas forma parte del grupo de “enfermedades desatendidas”, definidas por la Organización Mundial de la Salud como aquellas que afectan a grandes poblaciones en países emergentes y que reciben una escasa atención en su prevención y, en particular, de las investigaciones destinadas al desarrollo de nuevos fármacos que llevan adelante los laboratorios farmacéuticos.