INVESTIGADORES
DEL PAPA Cecilia Eugenia
congresos y reuniones científicas
Título:
Influencia del basamento sobre la deformación y segmentación paleógenas de los Andes Centrales
Autor/es:
HONGN, F.; C. DEL PAPA; PATRICIO PAYROLA; I. PETRINOVIC; JAIME POWELL; R. MON
Reunión:
Congreso; XVIII Congreso Geológico Argentino; 2011
Resumen:
Las evidencias de deformación y sedimentación paleógenas documentadas en los últimos años en el
noroeste argentino (e.g. Kramer et al., 1999; Coutand et al., 2001; del Papa et al., 2004; Carrapa y DeCelles,
2008, Payrola et al., 2009) que confirman hipótesis previas (e.g. Boll y Hernández, 1986; Salfity et al., 1993;
Starck y Vergani, 1996) permiten debatir los modelos clásicos de evolución andina que postulaban edad neógena
para el inicio de la deformación cenozoica en esta región restringiendo la deformación paleógena a los Andes de
Chile, Bolivia y Perú (e.g. Jordan et al., 1997). Estos nuevos datos delinean una faja de deformación y
sedimentación paleógenas extendida a lo largo de gran parte de los Andes Centrales, cuyo límite oriental está
bien identificado, hasta el momento, en la Cordillera Oriental de Bolivia, en la transición Puna-Cordillera
Oriental de Argentina, y con reservas en las Sierras Pampeanas (Coughlin et al., 1998; Horton, 2005; Oncken et
al., 2006; Payrola et al., 2009). Esta faja de más de 2000 km de longitud, clave para comprender los primeros
estadios de la evolución andina cenozoica, muestra segmentos que coinciden en líneas generales con los
establecidos para los Andes neógenos (Jordan et al., 1997; Kley y Monaldi, 1998). Los estudios previos
destacaron la influencia de la sucesión sedimentaria paleozoica involucrada en la segmentación neógena del
foothill andino, en particular para la terminación sur de la faja plegada y corrida de las Sierras Subandinas y su
pase al Sistema de Santa Bárbara y Sierras Pampeanas (e.g. Allmendinger et al., 1983). Las últimas
investigaciones han ampliado el conocimiento de los eventos paleógenos, el cual si bien aún incompleto, es
suficiente para determinar variaciones en el estilo de deformación a lo largo del rumbo que coinciden
aproximadamente con el límite Altiplano-Puna (aproximadamente 22ºS); así, segmentos comparables a los
neógenos ya estaban definidos en el Eoceno. En esta segmentación paleógena tuvieron injerencia no sólo las
secuencias paleozoicas que afloran en las Cordillera Oriental y Sierras Subandinas sino también aquéllas
distribuidas en el Altiplano-Puna como además los complejos sedimentarios, metamórficos e ígneos del
basamento neoproterozoico-paleozoico inferior que afloran profusamente en las Cordillera Oriental, Sierras
Pampeanas y Puna argentinas, y que disminuyen notablemente su participación en Bolivia. Uno de los rasgos
más notables de las estructuras paleógenas es la doble vergencia o vergencia occidental. Hacia el norte de 22ºS,
las secuencias paleógenas (eocenas) forman parte de fajas plegadas y corridas de piel fina, con superficies de
despegue que involucran importantes desplazamientos horizontales y la evolución de las cuencas se interpreta en
el esquema del sistema de cuencas de antepaís de DeCelles y Gilles (1996)(e.g. Horton, 2005). En este
segmento, las unidades del basamento paleozoico (principalmente ordovícico) muestran escasa deformación
paleozoica tanto en el Altiplano como en la Cordillera Oriental y consecuentemente su comportamiento
estructural durante las deformaciones paleógenas y subsecuentes es de cobertura más que de basamento
(McQuarrie y Davis, 2002). Asimismo, los afloramientos del basamento neoproterozoico-paleozoico inferior
quedan restringidos al núcleo de algunas sierras de la Cordillera Oriental y sus afloramientos disminuyen
sensiblemente al norte del límite Argentina-Bolivia. Hacia el sur de 22ºS, en el noroeste argentino, las sucesiones
del Paleozoico inferior registran metamorfismo leve y deformación penetrativa paleozoicas en la Puna, hecho
que las torna desde el punto de vista de su comportamiento mecánico más parecidas al basamento
neoproterozoico-cámbrico inferior que a las unidades suprayacentes. Es así que los depósitos paleógenos que se
han reconocido en la Puna (Cuencas de Arizaro, Pastos Grandes, Antofalla-Calalaste, Pozuelos) se asientan
mediante discordancias fuertes sobre leptometamorfitas ordovícicas o sobre los plutones que las intruyen; en
algunos casos, esta discordancia marcada se localiza en la base de sucesiones del paleozoico superior o
mesozoicas sobre las que se apoyan paraconcordantes o débilmente discordantes los depósitos paleógenos. Por
su parte, las sedimentitas cretácico-eocenas (cuencas de rift y de antepaís) de la Cordillera Oriental (La Poma-
Saladillo; Luracatao, Cerro Tin Tin) se disponen directamente sobre el basamento leptometamórfico tipo
Puncoviscana típico de esta región. Las unidades leptometamórficas gradan a esquistos, gneises y migmatitas
con plutones en la transición Cordillera Oriental con Sierras Pampeanas y Puna austral, y estas rocas de niveles
corticales más profundos ya estaban expuestas en el Cretácico como lo demuestra el Subgrupo Pirgua apoyado
sobre plutones y rocas metamórficas de diferentes grados (Salfity, 1979). Las cuencas del antepaís paleógeno no
evolucionaron según el modelo clásico de DeCelles y Giles (1996) sino más bien se comportaron como cuencas