INIBIOMA   20415
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN BIODIVERSIDAD Y MEDIOAMBIENTE
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Ei impacto de las cenizas volcánicas en la actinobacteria del suelo fijadora de nitrógeno Frankia
Autor/es:
CHAIA EE.; SOLANS M.
Lugar:
Esquel
Reunión:
Congreso; IV Congreso Nacional de Ecología y Biología de Suelos; 2015
Institución organizadora:
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco
Resumen:
Frankia, es una actinobacteria del suelo, que fija nitrógeno atmosférico cuando infecta a ciertas angiospermas leñosas, con las que forma la simbiosis actinorrícica evidenciada por nódulos en las raíces de las plantas. Las cepas de Frankia, capaces de establecer esta simbiosis, tienen una amplia distribución en suelos de ecosistemas diversos, que puede ser producida por mecanismos de dispersión pasiva o activa (con distancias mayores o menores, respectivamente). La perturbación natural en el hábitat de la actinobacteria debida a la acumulación de cenizas provenientes de la erupción del volcán Puyehue?Cordón Caulle, pudo haber generado un impacto sobre la misma, restringiendo el establecimiento de la simbiosis fijadora de N2. Por ello, se planteó como objetivo conocer el efecto de la acumulación de dichas cenizas, bajo la hipótesis que su deposición altero la capacidad infectiva de los suelos para que Frankia nodule a su hospedadora natural, Ochetophila trinervis (Rhamnaceae). Se utilizaron muestras de suelo colectadas antes de la erupción volcánica, de cenizas colectadas un día post-erupción, y de suelo y cenizas colectados a los tres y a los 27 meses post-erupción, en sitios de matorrales y de estepa del NO de Patagonia. Se realizaron bio-ensayos en una cámara de cultivo, utilizando O. trinervis como planta trampa, los suelos y las cenizas. El suelo colectado pre-erupción con el agregado de cenizas presentó una capacidad de nodulación similar a la del suelo sin cenizas (método del número más probable). El suelo colectado a los 3 meses post-erupción, no produjo una disminución en el número de nódulos en las plantas, ni aún cuando se lo combinó con 30% de cenizas. Ambos ensayos muestran que las cenizas no contienen propágulos de Frankia y que si éstas se agregan al suelo (que sí, contiene Frankia), no afectan la capacidad de establecer la simbiosis. Por otro lado, luego de 27 de meses de producida la erupción, se detectó una leve presencia de Frankia, en la capa superficial de cenizas colectada en una zona de la estepa, sugiriendo que dicha actinobacteria colonizaría la capa de cenizas por un transporte pasivo. Se concluye que el impacto de esta perturbación natural en la actinobacteria, aparentemente solo se produciría en el corto plazo, por una reducción de la capacidad infectiva de los suelos, la cual restringiría el establecimiento de nuevas asociaciones simbióticas. Sin embargo, se produciría una recolonización lenta sobre el depósito de cenizas por parte de Frankia. De esta manera se prueba la hipótesis planteada, requiriéndose un monitoreo a largo plazo para conocer la evolución de este proceso natural.