INIBIOMA   20415
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN BIODIVERSIDAD Y MEDIOAMBIENTE
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Conocer: un proceso que integra cuerpo, mente y ambiente
Autor/es:
MARIANA LOZADA; LAURA MARGUTTI; PAOLA D´ADAMO
Libro:
Ecología e historia natural de la Patagonia Andina : un cuarto de siglo de investigación en biogeografía, ecología y conservación
Editorial:
Fundación de Historia Natural Félix de Azara
Referencias:
Año: 2014; p. 237 - 238
Resumen:
Conocer: un proceso que integra cuerpo, mente y ambiente Mariana Lozada, Laura Margutti y Paola D´Adamo Conocer depende de nuestra actividad concreta, es decir, de cómo percibimos y actuamos. Así, el conocer se enraíza en nuestro cuerpo y se experimenta en un entorno ecológico, social y cultural más amplio. En este sentido, el conocimiento resulta de la interrelación entre el ser humano y su ambiente. Es un proceso de continuo cambio donde el mundo no es independiente de quien conoce, sino que ambos se vinculan estrechamente. De esta manera, nuestra acción es modificada por acontecimientos ambientales, y al cambiar nuestros actos, también cambia nuestra percepción del mundo. Realizamos un estudio en el Parque Nacional Nahuel Huapi que ilustra cómo el conocimiento está relacionado con la experiencia vivida en cierto contexto ecológico. En esta investigación, exploramos qué plantas conocen niños que viven en los alrededores de Bariloche y aquellos que viven en las zonas rurales de Cuyín Manzano y Traful. El estudio muestra cómo este conocimiento se relaciona con el ambiente que habitan y las actividades que realizan. En términos generales, los niños de estas zonas rurales conocen aproximadamente el doble de plantas (15 especies) que aquellos que viven en zonas urbanas y periféricas (7 especies). Dentro de las zonas rurales, los niños que viven en un ambiente más boscoso como Traful (40° 40´ Sur - 71° 24´ Oeste) conocen más árboles y plantas autóctonas (nativas) que los que viven en un ambiente de transición entre el bosque y la estepa, como Cuyín Manzano (40° 77? Sur - 71° 18´ Oeste). Todos los niños que formaron parte de este estudio conocen más plantas comestibles que medicinales. Esto estaría ligado a que, en los niños, comer y recolectar frutos silvestres son acciones más frecuentes que buscar plantas curativas. De la misma manera, los niños que desde pequeños salen con sus padres a juntar leña para calefaccionarse, conocen más diversidad de especies leñeras que los demás niños. Estos ejemplos dan cuenta de que el conocimiento emerge de lo que hacemos y percibimos del ambiente, y éste, a su vez, condiciona nuestra forma de percibir y hacer. Como mencionamos al principio, el conocer se arraiga en la estructura biológica de nuestro cuerpo y se manifiesta como un proceso dinámico que involucra la postura, la atención, las emociones, la presencia del otro y la vinculación con el entorno. En síntesis, con esta breve reseña hemos intentado destacar que conocer resulta del inter-juego entre nuestra estructura biológica y el ambiente ecológico y social en el que estamos inmersos. Creemos que esta perspectiva que integra cuerpo, mente y ambiente, rescata el valor de nuestra experiencia, es decir aquello que vivimos momento a momento, aquí y ahora.