CICTERRA   20351
CENTRO DE INVESTIGACIONES EN CIENCIAS DE LA TIERRA
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Breve reseña del nacimiento de la enseñanza en Ciencias Geológicas en la Universidad Nacional de Córdoba y de sus primeros 70 años (1870-1940)
Autor/es:
MARTINO, R. D.
Lugar:
San Miguel de Tucumán
Reunión:
Congreso; XX Congreso Geológico Argentino; 2017
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Tucumán
Resumen:
La Universidad Nacional de Córdoba (UNC), la más antigua del país (1613) y nacionalizada por el Presidente Justo José de Urquiza en 1856, tenía una fuerte impronta jesuítica y se dedicaba a Leyes y Teología, si bien en sus claustros ya se enseñaba Matemáticas en 1809 por disposición del Rector Deán Dr. Gregorio Funes. Fue fundada en 1613, cuando el Obispo Juan Fernando de Trejo y Sanabria obtuvo la autorización para que, en el Colegio Máximo, fundado en 1610, se enseñaran Latín, Teología y Filosofía y se pudieran otorgar grados (bachiller, licenciado, maestro y doctor). Esta situación se resolvió el 2 de febrero de 1622 mediante la Real Cédula firmada por el rey Felipe IV de España, haciendo lugar a lo solicitado por el Papa Gregorio XV. Esos títulos no se otorgaban en la ciudad de Córdoba sino en Talavera del Esteco, ciudad ubicada en la ribera del río Salado (Salta), hoy desaparecida por destrucción debida a un terremoto en 1692. Esa ciudad, muy opulenta, tuvo un colegio y seminario fundado por el Obispo Juan Fernando de Trejo y Sanabria, a la sazón fundador de la Universidad de Córdoba, de ahí el apelativo de ésta de "Casa de Trejo". Es a partir de 1622 que los estudios fueron públicos, si bien la Universidad era regenteada de manera privada por los jesuitas. Cabe agregar que el Colegio Máximo, según la terminología jesuítica, era el establecimiento educativo de mayor categoría intelectual donde se dictaban clases de filosofía y teología a los estudiantes de la Orden Jesuítica. En 1687, se fundó el Real Convictorio de Nuestra Señora de Montserrat y en las aulas del internado (convictorio) se enseñaban Latín, Teología y Filosofía. Se sabe que en las aulas del Colegio Montserrat, la parte natural de la filosofía se enseñaba con la obra Principia de Newton, publicada en 1687. Este libro es considerado la obra científica más importante de la historia y era fuertemente resistida por ese entonces en los claustros de Europa. Esos estudios básicos en Latín, Teología y Filosofía se continuaban luego en la Universidad.Desde la Constitución Nacional de 1853, se produce un lento pero efectivo resurgimiento de la vida cultural argentina, concibiéndose que la labor educativa era uno de los pilares del porvenir de la Nación. Con la presidencia de Domingo F. Sarmiento (1868-1874), con su lema "...provinciano en Buenos Aires y porteño en las provincias", la ciencia pasa a ser una política de estado. Nicolás Avellaneda, ministro de Sarmiento, que estudiara en Córdoba en su juventud, actualizó los planes de estudio y abrió nuevas cátedras de Ciencias Exactas y Naturales. Pero se encuentra con que hay escasez de profesores, por lo que promueve una ley, en 1869 (Nº 322), que permitió contratar estudiosos extranjeros en dichas ciencias. Entre 1869 y 1878, se crean en Córdoba la Academia de Ciencias Exactas y el Observatorio Astronómico, por decreto firmado en enero de 1874 por Sarmiento. Dado el ambiente conservador, religiosamente intolerante y renuente a la modernización de la Universidad de entonces es que Sarmiento crea las instituciones nombradas por fuera de la Universidad. La finalidad era la instrucción de la juventud en Ciencias Exactas y Naturales, formar profesores para la enseñanza media, y explorar y hacer conocer las riquezas naturales del país. Para ello, se vale de los oficios de Carlos Germán Conrado Burmeister (1807-1892), quien recorrió los Estados del Plata desde 1857 hasta 1860, promoviendo los estudios geológicos y paleontológicos. Fue director del Museo Público de Buenos Aires, ahora Museo Bernardino Rivadavia, única institución del país que realizaba investigaciones científicas en esa época. Durante su gestión, Burmeister intercedió e hizo arribar a Argentina, entre 1870 y 1873, a seis científicos, cinco de ellos alemanes: Stelzner, (geólogo), Lorentz (botánico), Siewert (químico), Vogler (matemático), Sellack (físico) y uno holandés: Weyenbergh (médico, fundador de la Escuela de Medicina de la UNC). El contrato establecía que la misión principal era la enseñanza, pero ellos prefirieron recorrer nuestro territorio realizando utilísimas observaciones sobre fósiles, rocas, minerales, plantas y animales. Burmeister organizó la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba, la que fundó en 1870 y la dirigió de forma agitada y breve, ya que vivía en Buenos aires y tenía muchas atribuciones, condiciones que no fueron aceptadas por esos primeros científicos, que se constituyeron en los Académicos Fundadores y lo obligaron a presentar su renuncia en 1875. En la Escuela de Minas de Freiberg (Bergakademie Freiberg de Alemania, fundada en 1765, centro docente especializado en minería más antiguo del mundo), enseñaba Bernhard von Cotta (1808-1879). Desde 1862, Von Cotta adoptó la clasificación general de rocas en eruptivas, metamórficas y sedimentarias tal como hoy la conocemos y consolidó la Petrología; al mismo tiempo, se desarrollaron estudios importantes y claves en la génesis y clasificación de yacimientos minerales. Un discípulo de la Escuela de Minas de Freiberg fue Alfredo Stelzner (1843-1897), quien imbuido de esas ideas arribó a nuestro país en 1871. En la Universidad Nacional de Córdoba, fundó el Museo de Mineralogía y Geología que hoy lleva su nombre, el más importante de Sudamérica, con 3.090 minerales, 661 especies y 41 variedades. Este geólogo, junto a su sucesor geólogo y geógrafo Luis Brackebusch (1849-1906), autor de los primeros mapas del centro y noroeste de Argentina, y luego Guillermo Bodenbender (1857-1941), colaborador en la docencia e investigación geológica y mineralógica en las provincias centrales y región precordillerana, que sucedió a Brackebusch, pueden considerarse los fundadores de la Geología Argentina. Durante su estadía en Argentina, entre 1871 y 1874 (¡sólo tres años!), Stelzner, además de establecer los rasgos esenciales y darles el nombre a las Sierras Pampeanas, hizo una descripción completa de las rocas del basamento cristalino y su mineralogía que marcaron un hito admirable para quienes nos dedicamos a esos estudios. Fue el primero en observar la presencia de cordierita, mineral que luego estudió en profundidad uno de los más grandes petrólogos que tuvo Argentina, el Dr. Carlos E. Gordillo (1925-1984), quien estableció claramente la relación de la cordierita con los procesos de fusión cortical para esta parte de las Sierras Pampeanas. Stelzner fue también titular de la Cátedra de Mineralogía en la Academia de Ciencias Exactas de Córdoba. Ante la renuncia de Burmeister en 1875, la Academia de Ciencias Exactas queda a cargo del Rector de la Universidad Nacional de Córdoba, Dr. Manuel Lucero, quien separa a aquélla de la Facultad de Ciencias Matemáticas y Físicas (Física por Physis, naturaleza). El primer decano de esta Facultad fue el Dr. Oscar Doering (físico), puesto en funciones en 1878. Brackebush quedó como Director del Museo de Mineralogía y Geología, que funcionaba en el ámbito de la hoy Academia Nacional de Ciencias. Una obra cumbre de este naturalista fue el "Mapa Geológico del Interior de la República Argentina", complemento del libro cumbre de Stelzner "Contribuciones a la Geología y Paleontología de la República Argentina", publicado en Alemania en 1885 y traducido por Bodenbender en 1924. Este mapa fue modelado en 3D con yeso y, junto con las colecciones del Museo, se presentó en la Exposición de París en 1889 y ganó el Gran Premio de Oro. Un auténtico maestro fue Guillermo Bodenbender. Entre los años 1885 (llega a Argentina en ese año; 11 años antes había partido Stelzner hacia Alemania) y 1890, se desempeñó con carácter de interino en las Cátedras de Mineralogía y Geología, Topografía y Química Analítica. En 1891, fue nombrado Profesor Titular de Química Analítica y, en 1892, de Mineralogía y Geología. Fue docente por más de 30 años, fue designado Académico de la Facultad y en dos períodos fue Vice-Decano. En 1905, el Ministerio de Agricultura de la Nación, por iniciativa del Ing. Enrique M. Hermitte, lo convoca a organizar la Sección de Geología. Según el Dr. Juan Augusto Olsacher (1903-1964), después de Sarmiento, Bodenbender fue el hombre que más hizo, desde sus funciones públicas, en beneficio de la Geología Argentina. En su ancianidad, con medio siglo de actividad ininterrumpida sobre sus espaldas, se dedicó a su primer amor: las plantas y sus restos fósiles; en trabajos anteriores, había contribuido a la reconstrucción del paleocontinente Gondwana.Sobre las bases de los Académicos Fundadores, que cultivaban las ciencias básicas (Matemáticas, Física, Geología, Botánica y Zoología), la Universidad Nacional de Córdoba fundó, en 1876, por impulso del Dr. Lucero como se dijo más arriba, la Facultad de Ciencias Matemáticas y Físicas (desde 1935 hasta hoy Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, FCEFyN). El primer Doctor en Ciencias de la Facultad fue el Sr. Sayle Echegaray, quien recibió su título en 1878, en un acto en el cual también se le otorgó el Doctorado "Honoris Causa" a Francisco P. Moreno, discípulo de Burmeister. En el seno de la Facultad, por necesidades de época, se creó también la Escuela de Ingeniería. Esto tuvo consecuencias desfavorables para las Ciencias Naturales, y para las ciencias básicas en general, ya que esas carreras crecieron explosivamente: hoy existen 16 carreras de Ingeniería y 2 de Ciencias Naturales: Geología y Biología, conviviendo en una misma institución (FCEFyN). Sólo una vez en la historia, desde su constitución como Facultad, hubo un Decano de Ciencias Naturales: el Dr. Manuel Sáez. Las otras ciencias básicas: Matemática, Física y Astronomía (FAMAF) y Química (FCQ), funcionan actualmente en edificios y organizaciones académicas propias, desintegradas de Geología y Biología.En 1817, Bodenbender se jubiló; sin embargo, su actividad seguiría por muchos años más. A los 70 años, en 1927, fue homenajeado por la Facultad. También fue reconocido y homenajeado con motivo de su fallecimiento en abril de 1941 y se lo recordó calurosamente en el centenario de su natalicio el 2 de julio de 1957. Al momento de la jubilación de Bodenbender, ya en 1918, se produjo en Córdoba la Reforma Universitaria. Los objetivos esenciales de aquella gesta, aún viva en nuestros claustros, eran la modernización científica, el cogobierno y la autonomía universitaria. Se consolidó así la universidad pública y gratuita, accediendo a ella todos los argentinos, sin distinción de clases. Este movimiento reformista tuvo profundas influencias no sólo en nuestro país sino en toda América del Sur. En 1919, se propuso la Dirección del Museo de Mineralogía y Geología al Dr. Oscar Schmieder y la Cátedra de Mineralogía al Dr. José María Sobral. Este último estuvo muy poco tiempo a cargo, obteniendo Schmieder dicha Cátedra hasta el año 1927, cuando renunció para trasladarse a la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), donde había sido Profesor Invitado. Terminó su carrera en la Universidad de Kiel (Alemania).A fines de 1923, la Escuela de Ciencias Naturales, donde se dictaba Geología como carrera, pasó por una profunda crisis debido a una escasez de presupuesto y una baja inscripción de alumnos. Esta crisis, hasta casi la inanición de la Carrera de Geología, duró más de 15 años. En 1926, se estableció que la responsabilidad de todas las asignaturas sería de pocos profesores con renombre científico, a cargo de más de una Cátedra, cuyo dictado se permutaría anualmente. Ingresaron en esta época dos eminencias: Anselmo Windhausen (Profesor Suplente de Mineralogía y de Geología y Paleontología I y II) y Roberto Beder (Profesor de las Cátedras de Mineralogía y Petrografía I y II). Ambos dictaban también Mineralogía y Geología en la Escuela de Ingeniería Civil. Se había acordado que Windhausen debía dictar Geología General, Geología Histórica y Geología Sudamericana, Paleontología, Hidrogeología y Geografía Física y dirigir las Excursiones Geológicas, los Trabajos Prácticos de Laboratorio y los Trabajos de Investigación Científica. Beder tenía que dictar Yacimientos Petrolíferos y Minería, Yacimientos No Metalíferos, Agrogeología, Métodos de Investigación y dirigir los Trabajos de Laboratorio y los Trabajos Científicos de esas materias. Esta era la situación alrededor del año 1930. En ese entonces, Beder y Winhausen eran los únicos especialistas en materias geológicas. Beder, mineralogista eximio, describió la mineralogía de los mármoles de Córdoba y el problema del "granito viejo", hoy los plutones de granitoides tipo S del Macizo San Carlos, en "Estudios geológicos en la sierra de Córdoba, especialmente de las calizas cristalino granulosas y sus fenómenos de metamorfismo!. Winhausen concibió y redactó su magnífica obra "Geología Argentina" en 1931 (una compañía internacional de exploración petrolera usaba esos libros como guía, al menos hasta 1982!). Beder falleció en 1930 y Windhausen en 1932.Sobrevino luego un período largo, motivo de otra síntesis apretada para el período que abarca desde 1930 hasta nuestros días, que cubrirían la historia de casi 147 años de la Escuela de Geología de Córdoba. Se han resumido los principales hechos de los primeros 70 años, del período que va desde 1870 a 1940. Prefiero detenerme en esta última fecha, ya que la crisis de 1929 golpea seriamente a la Escuela de Ciencias Naturales donde se dictaba la especialidad de Geología, con la posibilidad de que la carrera sea cerrada. Fueron los doctores Windhausen, junto a Beder, el botánico Hans Steck y el zoólogo Miguel Fernández quienes elaboraron una memoria a efectos de contrarrestar el accionar de quienes creían en la inutilidad de las carreras no profesionalistas, concepto que aún hoy persiste. Como se desprende de lo expresado más arriba, la crisis fue larga (1923-1939) y los compromisos docentes adquiridos dejaban poco espacio para la investigación; sin embargo, las obras de Beder y Windhausen fueron gigantescas y aún hoy están vigentes. A principios de 1932, la Escuela de Ciencias Naturales, especialidad Geología, quedó configurada con las asignaturas Mineralogía y Petrografía (Dres. Hans Seckt y Juan A. Olsacher), Yacimientos Metalíferos y Minería (Dr. Juan A. Olsacher), Excursiones Geológicas y Trabajos de Laboratorio (Dres. Guillermo Bodenbender y Juan A. Olsacher), Paleontología (Dr. Miguel Fernández) y Geografía Física (Ing. Arturo Amaya). Se formaban Doctores en Ciencias Naturales, especialidad Geología. Bodenbender tenía en ese entonces 75 años y era el último de esa pléyade de naturalistas alemanes que fundó la Geología Argentina; muere a los 84 años en Córdoba. El Dr. Juan A. Olsacher dijo de él: "Imitadle siempre en su fervorosa dedicación a la ciencia de la tierra, en su abnegada austeridad y en su amor al suelo que nos vió nacer, porque este hombre ilustre, nacido muy lejos de aquí y conocido en el mundo, había llegado a ser en sus sentimientos tan Argentino como nosotros!". Por último, no se puede dejar de mencionar que, fallecidos Beder y Winhausen, el recién recibido Olsacher se hizo cargo de la enseñanza de la Geología, en cumplimiento "...de la segunda misión de la institución creada por Sarmiento, la formación de naturalistas argentinos, en este caso geólogos, ya requeridos por el florecimiento industrial del país", según sus propias palabras dichas en 1951 con motivo del 75º Aniversario de la FCEFyN. Se sumaron, después de 1932, los doctores Otto Schlagintweit (1943, Petrografía), Telasco García Castellanos (1947, Yacimientos Minerales) y Mario Magnani (1948, Geología General), quienes formaron a más de 100 geólogos por aquella época. En 1939, el número de estudiantes inscriptos pasó los 200 y Olsacher, de 36 años de edad, tenía a su cargo todas las materias mineralógicas y geológicas. "Esa circunstancia y las dificultades para viajar por falta de nafta y cubiertas, demoraron el levantamiento de esta hoja hasta 1944 y su entrega hasta 1949 por no considerar suficiente ni satisfactoriamente aclarados algunos de sus problemas". Esta frase, tomada de su Introducción de la Hoja Geológica 20h (Los Gigantes), habla por sí sola de un gigante de la docencia y de su honestidad intelectual como científico. Se desprende que, tanto en 1932 como en 1939, Olsacher estaba afrontando en soledad el dictado de la carrera de Geología. Mucho le debemos a este gran hombre: ¡nada menos que la supervivencia de la Escuela de Geología de Córdoba!