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Con una creciente preocupación por la preservación ambiental, son imperativas nuevas alternativas de desarrollo económico y social más sustentables. Así surge la bioeconomía, que entendida como una estrategia de desarrollo integral puede aportar en nuestro país al crecimiento de empresas de biotecnología, a alternativas productivas amigables con el medio ambiente como la producción de biocombustibles y el aprovechamiento de algunos de sus co-productos para alternativas de desarrollo regional.Argentina es uno de los principales exportadores mundiales de aceite y harina de soja desde hace años y se ha diversificado el destino de la producción del aceite de soja hacia la producción del biodiesel. El biodiesel es considerado una opción limpia y segura para el ambiente debido a la reducción en la emisión total de partículas suspendidas, monóxido de carbono y óxidos de azufre (32%, 35% y 8%, con respecto al ciclo de vida de producción de diésel de petróleo). Su producción se acompaña de un 10% en peso de glicerol como subproducto, por lo que resulta factible que pueda ser utilizado como materia prima renovable para favorecer económicamente el proceso, agregándole valor dado el bajo precio de mercado alcanzado por el exceso de producción.El carbonato de glicerilo (CG), una sustancia química relativamente nueva en el mercado, es considerada un sustituto verde de importantes compuestos derivados del petróleo, de baja toxicidad, índice de evaporación, inflamabilidad y capacidad de hidratación, que se emplea como agente humectante para arcillas cosméticas y activos medicinales. El método más utilizado para obtener el CG es la transesterificación entre glicerol y fosgeno, a pesar de la toxicidad de este último. En contraposición, una alternativa más sustentable es la transesterificación entre glicerol y alquil carbonatos empleando catalizadores sólidos, debido a que las condiciones del proceso son suaves y eco-compatibles.

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