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Las nuevas tecnologías de comunicación (e.g., los teléfonos inteligentes) presentan desafíos en los contextos educativos. Por un lado, estas tecnologías podrían promover un uso lábil de la atención al dividirla en múltiples actividades en paralelo y así tener un impacto negativo en el aprendizaje. Por otro lado, una restricción sobre conductas con una fuerte dependencia podría conducir a consecuencias no deseadas como ansiedad o merma cognitiva por la inhibición sostenida. En este estudio, buscamos evidencia en relación a las hipótesis planteadas a partir de un experimento con estudiantes universitarios. Utilizamos un diseño factorial 2x2 en el que hicimos las siguientes variaciones, mientras los estudiantes (N=44) veían un video de una clase de física: 1) el uso del celular estaba permitido/prohibido; y 2) recibían/no-recibían mensajes a su celular por parte de la cátedra. Una vez finalizado el video, los alumnos respondieron una serie de preguntas conceptuales para evaluar la recuperación de diferentes contenidos presentados en el video. Si bien no encontramos un efecto del factor prohibición, los estudiantes en el grupo con recepción de mensajes tuvieron un peor desempeño en dicho cuestionario. No encontramos que la prohibición del uso del celular tuviera un efecto sobre el estado de ansiedad, pero las personas que reportaron mayor frecuencia de uso cotidiano del teléfono presentaron mayores niveles de ansiedad. Concluimos destacando la importancia de la realización de estudios causales en este campo y la necesidad de reproducir este estudio con un mayor número de estudiantes, así como también en otras disciplinas y durante el desarrollo de distintas actividades académicas para poder evaluar la robustez y generalidad de los resultados presentes.

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