INVESTIGADORES
MONDINI Nora Mariana
congresos y reuniones científicas
Título:
Actividad de carnívoros en el sitio arqueológico Inca Cueva-cueva 4, Borde Oriental de la Puna Argentina.
Autor/es:
MARIANA MONDINI
Lugar:
Barcelona (España)
Reunión:
Congreso; 2nd International Meeting TAPHOS'05 - 4ª Reunión de Tafonomía y Fosilización.; 2005
Resumen:
Esta presentación trata sobre un análisis tafonómico de la acción de carnívoros en el sitio arqueológico Inca Cueva-cueva 4 (ICc4), ubicado en la Provincia de Jujuy, en el Borde Oriental de la Puna Argentina. La Puna o Altiplano es una elevada planicie, situada por encima de los 3500 msnm al Este de los Andes Centro-Sur, y se caracteriza por la aridez, los ambientes en mosaico y una baja, aunque variable, productividad general. ICc4 se localiza en una cueva a 3800 msnm (Aguerre et al. 1973, Aschero 1984, Yacobaccio 1991, Mondini 2002, entre otros). El sitio contenía inhumaciones en el estrato superior que fueron extraídas de forma asistemática. La capa 1a consiste en los remanentes de aquella, y tiene dataciones de ca. 5200-5300 AP. Por debajo de esta capa se hallaba otra, todavía perturbada por las excavaciones asistemáticas, denominada 1b. El estrato más importante es la capa 2. Es la que ha brindado más información, otorgándole al sitio un lugar preponderante en la arqueología de los cazadores-recolectores tempranos de la Puna e incluso del continente. Se ha datado entre ca. 10600 y 9200 AP. Durante estas ocupaciones se habría construido una habitación modelada, así como diversos pozos-depósito, y se habrían pintado motivos rupestres. Se han distinguido distintos eventos de ocupación durante la formación de esta capa. El sitio habría funcionado como un campamento temporario, y la principal actividad llevada a cabo en el mismo habría sido la confección de elementos de cuero, además del procesamiento de carne y médula y la confección de artefactos y de pinturas rupestres. Los numerosos restos faunísticos recuperados en esta capa fueron previamente estudiados Yacobaccio (1991), pero entonces no se disponía de un modelo tafonómico relevante que permita su correcta interpretación respecto de los carnívoros. Los carnívoros silvestres de la región consisten predominantemente en los zorros sudamericanos colorado y gris (Pseudalopex culpaeus y P. griseus, respectivamente); además se encuentran el puma (Puma concolor), los gatos de pajonal (Lynchailurus colocolo), andino (Oreailurus jacobita) y montés (Oncifelis geoffrogi), y el zorrino común (Conepatus chinga) y el hurón menor (Galictis cuja). Predominan entonces los carnívoros pequeños y solitarios, y en particular los carroñeros. Para modelar la acción tafonómica de estos carnívoros esperable en contextos como el de ICc4, se realizó previamente un estudio actualístico consistente en relevar madrigueras modernas de carnívoro en abrigos rocosos de distintas áreas de la Puna. El estudio consideró los huesos, demás evidencia contextual y las madrigueras en sí en tanto recursos topográficos distribuidos en el espacio. En cuanto a los huesos, se consideraron tanto los conjuntos transportados como en los escatológicos (los huesos contenidos en las fecas). Los resultados mostraron que la acción de los carnívoros de la Puna es bastante más sutil que la de los carnívoros en otras regiones del mundo más conocidas (Mondini 1995, 2000, 2001, 2002, 2004a y b). Su principal consecuencia en abrigos rocosos sería la acumulación de huesos, aunque estas acumulaciones serían de todos modos pequeñas y se diluirían en depósitos antropogénicos más grandes en caso de mezclarse o superponerse con ellos. Los niveles de atrición y las modificaciones óseas son asimismo muy leves. Además, los carnívoros de la región pueden usar los descartes humanos como fuente de carroñeo, pero también en este caso las consecuencias serían muy leves. Este modelo fue entonces aplicado a ICc4. El contexto fue analizado, incluyendo las características del abrigo rocoso y los excrementos de carnívoro recuperados en estratigrafía. Un total de más de 4000 especímenes óseos fueron analizados, la mayoría proveniente de la capa 2. Esta última está dominada por huesos de roedores chinchíllidos, mientras que en las capas superiores los artiodáctilos, que incluyen camélidos y cérvidos, se vuelven más comunes. Otros taxones presentes son roedores más pequeños, aves, y algunos huesos humanos, de armadillo, de batracio y de cánido. Los análisis realizados sugieren que los carnívoros no tuvieron un rol importante en la acumulación de los conjuntos faunísticos de ICc4, ni en carroñearlos removiendo partes de ellos. Es decir, su incidencia no ha afectado significativamente el registro arqueofaunístico ni por modificación y atrición, ni por adición. Esto se relaciona además con el "efecto dilución": no sólo las consecuencias de la acción de los carnívoros pueden ser relativamente sutiles, tanto en términos de atrición como del tamaño de los conjuntos que transportan a los abrigos, sino que debido a esto último, su promediado con las acumulaciones humanas, generalmente más grandes, tiende a diluir tales consecuencias (Mondini 2004b). Este ha sido el caso en ICc4. Habiendo también descartado que otros factores tafonómicos hayan afectado seriamente la integridad de los conjuntos, los resultados de esta investigación proporcionan a la vez un fuerte sustento a muchas inferencias arqueológicas, que ahora pueden hacerse confiablemente. Esto es de suma importancia, ya que ICc4 es considerado un sitio clave para comprender el poblamiento temprano de la Puna y toda la trayectoria evolutiva de los cazadores-recolectores en la región, así como los orígenes de la domesticación de camélidos. La investigación arroja asimismo alguna luz sobre ciertas cuestiones paleoecológicas. Una de ellas, que podemos abordar a partir de las trazas superpuestas de los humanos y los demás predadores, es la relación coevolutiva entre ambos. Vale la pena destacar al respecto la escasa importancia de predadores que compitan con los humanos. Esto es evidente a partir de las características de los carnívoros en sí, tales como la zona adaptativa que ocupan, y recibe un apoyo adicional con los resultados de esta investigación, que evidencian muy poco interés compartido entre humanos y otros predadores por los recursos. La relación entre humanos y zorros, en tanto carroñeros, habría estado más bien caracterizada por el comensalismo, que debió robustecerse a lo largo del Holoceno. Los estudios realizados también tienen algunas implicaciones respecto de la comunidad de carnívoros en el pasado. En el ambiente actual de la Puna, dos conjuntos de factores parecen condicionar la mayor parte de la variabilidad en la obtención, transporte y atrición de alimento animal por los carnívoros: la relación de tamaño corporal entre ellos y sus presas o carcasas-fuente, y relaciones ecológicas como los bajos niveles de competencia entre sí. No hay razón para suponer que estas condiciones fueran sustancialmente diferentes a fines del Pleistoceno y a lo largo del Holoceno, y las inferencias basadas en los casos arqueológicos son concordantes con ello, aunque se requiere de más información paleoecológica para alcanzar conclusiones más definitivas. De todos modos, dado que la información paleontológica relevante del Cuaternario es sumamente escasa, este tipo de estudios, basados en sitios arqueológicos, es de una importancia sustancial para aprender sobre la historia natural de la región.