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Promediando la segunda mitad de la década de 1920 el fútbol en la Argentina experimentó una sostenida expansión como fenómeno de masas que, a la postre, precipitaría el inicio de la era profesional. Las exigencias competitivas y el reconocimiento social de los deportistas fueron avanzando en la misma medida en que se desarrollaban nuevas formas de comunicación, a través de la prensa escrita, para llegar a un público cada vez más interesado en seguir las vicisitudes del fútbol. Su espacio creciente en los periódicos, acompañaba la avidez con la que los aficionados se iban involucrando en las implicancias de algo que ya era mucho más que un juego y, al hacerlo, reforzaban su condición de hinchas. Para éstos últimos, el fútbol también proporcionaba la posibilidad de dar con verdaderos espejos públicos, como serían consideradas las nuevas estrellas deportivas a las que las crónicas periodísticas se encargaban de exaltar con especial énfasis.De este modo, la profesionalización del fútbol establecida en 1931, estuvo precedida de sucesos deportivos y periodísticos que contribuyeron a hacer de una práctica un espectáculo de grandes connotaciones culturales, siempre ligadas a la conformación de vastas identidades colectivas. Aquí, daremos cuenta de las particularidades que pueden reconocerse en ese proceso, buceando en las ideas del principal periodista deportivo del medio que llegó a ser el de mayor tirada en países de habla hispana y en las características desde allí atribuidas al jugador estrella. Nos referimos a José Gabriel, cronista de fútbol del periódico Crítica y a Manuel ?Nolo? Ferreira, capitán del seleccionado nacional, sobre los cuales indagaremos, especialmente, las interacciones que ellos entablaron en la ciudad universitaria de La Plata, con el trasfondo de una idea de educación que trató de ser directamente enlazada con el fútbol.

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