Pierre Charron: escepticismo, eclecticismo y sabiduría

FERNANDO BAHR

Cali

Congreso; III Coloquio de Estudios Escépticos de América Latina; 2018

Universidad del Valle

La expresión "ejercicio espiritual", como se sabe, ha sido recuperada en nuestros días por el historiador y filósofo francés Pierre Hadot para referirse a ciertas prácticas que en su renovación consciente conllevan un cambio de visión del mundo y una metamorfosis de la personalidad. Estas prácticas, características en la filosofía grecolatina antigua, se hicieron, según Hadot, menos y menos frecuentes en el pensamiento occidental posterior en la medida en que la filosofía abandonó su papel de guía de la vida humana para dejárselo a la religión cristiana. De allí en más, fue ésta (o algunos de sus sustitutos) la que orientó la praxis, dejando a la filosofía en un rol secundario y con un alcance exclusivamente teórico, esto es, discursivo. Hubo excepciones, sin embargo, filósofos que reclamaron para su quehacer la condición de una forma de vida, una manera de ser. De uno de ellos queremos ocuparnos en el presente trabajo. Se trata de Pierre Charron, quien en su tratado De la sagesse (1601-1604) decidió escribir justamente con vistas a educar al discípulo para el mundo y no para el claustro o para la universidad. Con tal propósito, recurrió a las enseñanzas de las escuelas antiguas, prestando especial atención al escepticismo en cuanto (recuerdo de nuevo a Hadot) renuncia filosófica al discurso filosófico. Según Charron, en esa renuncia se encuentra una cura posible para la enfermedad de su tiempo, enfermedad que con sus cuatro caras (pasión, opinión, superstición y ciencia) arroja a los seres humanos en la miseria y en la vanidad. Por ello y a partir del escepticismo, el sabio de Charron, como el de Pirrón de Elis, encuentra su modelo de comportamiento en los animales, que "no se conforman ni se alimentan con opiniones ni fantasías, sino con lo que es presente, palpable y real".