El espectro de la Ilustración en la Filosofía del presente: ensoñaciones seniles o nueva salida de la minoría de edad

FRANCISCO NAISHTAT

Rosario

Congreso; XIII Congreso Nacional de Filosofía de la Asociación Filosófica de la República Argentina (AFRA); 2005

Univ. Nac. de Rosario y Asoc. Filosófica de la Rep. Argentina (AFRA)

RESUMEN PONENCIA AFRA (CUATROCIENTAS PALABRAS)   El espectro de la Ilustración en la filosofía del presente: ensoñaciones seniles o nueva salida de la minoría de edad   Francisco Naishtat UBA y CONICET     A comienzo de los años 80 del siglo pasado el debate filosófico de la Modernidad se polariza en torno a dos posiciones antitéticas: la de que la Modernidad es “un proyecto inacabado” (Habermas) y la de que nuestro presente está irrevocablemente separado del proyecto filosófico de la Modernidad (Lyotard). Habermas y Lyotard, paradójicamente, parten de  un común reconocimiento del giro lingüístico operado por la pragmática wittgensteiniana, pero extraen del mismo conclusiones opuestas: mientras que para Habermas la pragmática puede dar una respuesta contundente a los bloqueos de la Ilustración denunciados por Adorno y Horkheimer y reactivar una filosofía de la emancipación, para Lyotard, en cambio, esta misma pragmática implica el final del duelo de una Modernidad filosófica ya herida de muerte desde Nietzsche hasta Adorno, y el ingreso desenvuelto y sin complejos en una era postmoderna, signada por un irreductible pluralismo de regímenes de verdad, sin ningún viso de reconciliación ni de trascendencia en un relato emancipatorio. A su vez, ambas tesis comparten un vanguardismo cultural heredado de Adorno: la reflexividad postmetafísca es para Habermas una lucha de vanguardia, dentro de las avanzadas sociedades post-tradicionales, contra la colonización del mundo de la vida; y la postmodernidad es para Lyotard un frente de vanguardia estética y conceptual en la sociedades del capitalismo avanzado contra una filosofía del sujeto heredera de la lógica de la dominación moderna. Sin embargo, mientras que en Habermas se enfatiza la reconciliación y el consenso desde el potencial abierto por la comunicación exenta de violencia, en Lyotard se acentúa la diferencia y la pluralización de las luchas siempre fragmentarias y socialmente microscópicas por la libertad y la identidad.  Este debate de inicio de los ochenta se ha ido reconfigurando en las dos décadas siguientes y ha asumido nuevas modalidades conforme se ha insertado en tradiciones filosóficas diferentes Sin embargo, pareciera que con el cambio de siglo la controversia se ha aplacado y que este aplacamiento no es ajeno a la emergencia de un nuevo relato acerca de la modernidad tardía procedente esta vez de la macroeconomía: el relato de la globalización, que parece haber irrumpido repentinamente como dato duro de la realidad colocando a la filosofía frente a otra forma de desafíos, dados por unos estados de cosa que revisten un carácter de inadmisibilidad radical: la desigualdad exponencial, la pobreza y la indigencia, el fanatismo y el fundamentalismo religiosos, la amenaza contra el equilibrio ecológico del planeta, el despotismo blando de las democracias de masas, la corrupción política de la democracia, etc.. Ahora bien, las respuestas filosóficas a esta nueva configuración socio-cultural parecen limitarse a echar mano del fondo siempre disponible de la Ilustración: hay un reingreso de los discursos filosóficos del cosmopolitismo kantiano, de la igualdad republicana, del liberalismo político, de la lucha por la tolerancia y el diálogo intercultural. En esta ponencia, se examina este retorno espectral, para emplear una expresión de Derrida a propósito de Marx,  de la Ilustración en la filosofía actual, jugando con el mote kantiano del Ausgang e intentando detectar si se trata de una gramática de vanguardia o de retaguardia, de una suerte de ensoñación senil o de una nueva salida de la minoría de edad