INVESTIGADORES
NAISHTAT Francisco
congresos y reuniones científicas
Título:
El sí mismo y sus máscaras. ¿Es el descentramiento ricoeuriano del yo, por mediación de la otredad, una inmunización frente al autoengaño o la disimulación?
Autor/es:
FRANCISCO NAISHTAT
Lugar:
Instituto Balseiro, Bariloche
Reunión:
Congreso; VIII Coloquio Internacional Bariloche de Filosofía; 2006
Institución organizadora:
Fundación Bariloche y Univ. Nac. del Comahue
Resumen:
El sí mismo y sus máscaras. ¿Es el descentramiento ricoeuriano del yo, por mediación de la otredad, una inmunización frente al autoengaño o la disimulación?   Francisco Naishtat (UBA-CONICET-UNLP)   RESUMEN   Ricoeur presta a la hermenéutica narrativa del sí mismo un valor no solamente estético, sino ético y moral, que se eleva desde la estima de sí al autorrespeto y a la justicia respecto de los otros.  Sin embargo, ¿por qué tendría la poética del sí mismo un alcance moral? ¿No podría la vida, como obra de arte, elevarse por encima de la verdad y del bien, como en el Baudelaire de Les fleurs du mal? Sade, Camus, Sartre, Arlt nos han familiarizado desde hace tiempo con héroes donde la autonarración poética carece de pretensiones morales. Nietzsche y Freud, por otra parte, han mostrado que inclusive allí donde el discurso en primera persona se apaña en la gramática de la moral, puede haber una buena dosis de hipocresía, disimulación y autoengaño. Sin embargo, Ricoeur parece suscribir la tesis de que en última ratio la mediación reguladora del Otro en la identidad narrativa opera como inmunización constitutiva contra las patologías éticas, morales y veritativas. El precio del mal y del autoengaño sería entonces  una falla constitutiva en la edificación del ipse, dando cierta razón a Dostoïevsky cuando escribía: “El que a sí mismo se miente y cree en su propia mentira concluye por no discernir ya la verdad ni en sí mismo ni en torno suyo, dejando por tanto de respetarse a sí propio y de respetar a los demás. No respetando ya a nadie, deja también de amar, y para, careciendo de amor, entretenerse y distraerse, se entrega a las pasiones y a los goces vulgares, llegando a la bestialidad en sus vicios”. ¿Pero qué pasa cuando la figura misma del otro, desprovista ya de su pureza discursiva, se presenta en una función cómplice, apañando y potencializando las propensiones malditas del yo?  ¿Habría siempre un grado de alteridad radical que, como contraprueba de la alteridad cómplice, restituya una dimensión de autenticidad en la hermenéutica del sí mismo? En este trabajo se examinan estos problemas, comparando la hermenéutica del sí mismo según se desprende de (Ricoeur, 1990) con las cuestiones de la alteridad y la comunidad según se desprende de (Ricoeur, 2004).