Reflexiones no oficiales sobre los primeros 10 años de la declaracion de Patrimonio Mundial de las estancias jesuiticas de Córdoba

CARLOS A. PAGE

Tucuman

Congreso; Jornadas El Patrimonio urbano y arquitectónico. La gestión para su conservación; 2011

ICOMOS e Instituto de Historia y Patrimonio - FAU-UNT

En 1999 acepté el desafío de confeccionar el dossier para la declaración de las estancias jesuíticas como Patrimonio de la Humanidad. Fue una iniciativa privada de Noemí Lozada de Solla, Mario Borio y Lucille Barnes, en la que forzosamente debió intervenir el Estado argentino ante la reglamentación que así lo impone. Por tal motivo el mentado dossier se presentó ante la Comisión Nacional de Monumentos que hizo algunas observaciones. En ellas se trabajaba contra reloj y mientras "soportamos las observaciones", se estaba traduciendo al inglés el texto original que fue el que finalmente se presentó, obviamente sin las "observaciones", que ni siquiera advirtieron las autoridades de turno. La menoscabada tarea que hacíamos, según los organismos gubernamentales, comenzó a tomar un giro de evidente manipulación política. Se incrementó cuando el dossier ya estaba listo y sobre todo desde que los medios anunciaron que el 29 de noviembre de 2000 el Comité Internacional de la UNESCO había incluido el proyecto argentino. Ahora el despreciado proyecto cordobés de un grupo de gente común comenzaba a ser de "todos". Con ello aparecieron importantes donaciones e incluso inversiones del propio Estado para "ponerse al día" con los monumentos declarados. Pues esta es la historia de una década de impunidad y dudosos criterios de conservación frente a una decisión de intervenir en estos monumentos que no hace más que acentuar el generalizado descreimiento de nuestros organismos patrimoniales y hasta de la propia UNESCO.