INVESTIGADORES
MOREYRA VILLALBA Beatriz Ines
congresos y reuniones científicas
Título:
30. IX Jornadas Nacionales y I Internacionales de Investigación y Debate: “Territorios, Migraciones e Identidades en un mundo rural heterogéneo y de cambios (1850-1950)”,
Autor/es:
BEATRIZ I. MOREYRA
Lugar:
BERNAL-BUENOS AIRES
Reunión:
Jornada; Aportes de las élites francesas a la vida política, cultural y socioeconómica de la Argentina”.; 2012
Institución organizadora:
UNIVERSIDAD NACIONAL DECORDOBA
Resumen:
IX Jornadas Nacionales y I Internacionales de Investigación y Debate: “Territorios, Migraciones e Identidades en un mundo rural heterogéneo y de cambios (1850-1950)”, Universidad Nacional de Quilmes, 30 de mayo y 1º de junio de 2012. Relatora de la mesa “Aportes de las élites francesas a la vida política, cultural y socioeconómica de la Argentina”. Dra. Beatriz Inés Moreyra  ( CONICET- CEH)  En primer lugar, quiero destacar que los tres trabajos- Franceses en el Noroeste Argentino. La fuerza de las redes sociales en la industria azucarera hasta mediados del siglo XX de Noemí Girbal, Entre las élites argentinas y francesas: el papel de los agentes e intermediarios locales en las inversiones francesas en la Argentina, 1880-1914 de Andrés M. Regalsky y Red migratoria y construcción regional: franceses en San Rafael, Mendoza. (1880-1910) de Silvia Hospital y Juan Manuel Cerda-comparten la preocupación central de un nuevo momento historiográfico que pone el énfasis, después del fuerte culturalismo y relativismo poco explicativo, en volver a prestar una atención particular a la sociedad y analizarla como una categoría de la práctica social, es decir, considerar que las identidades sociales o los lazos sociales no tienen naturaleza sino solamente usos. Ello lleva a poner énfasis en los hombres y mujeres como agentes del cambio histórico, considerando su experiencia en todos los órdenes- económico, político, social. Esta cuestión puede ser examinada en una diversidad de escalas, puede ser aplicada a una multiplicidad de objetos y cruza transversalmente las especializaciones disciplinarias.  Con esta mirada se está reivindicando- y esto insisto son preocupaciones presentes en las referidas contribuciones- una nueva historia demográfica, urbana, económica y social que, atenta a los desarrollos recientes de la sociología de la acción y de la economía de las convenciones va a tratar de abrir nuevas vías para una historia económica y social renovada. Desde esta nueva perspectiva se intenta destacar cómo los individuos se constituyen en actores específicos, dentro de la construcción de las convenciones, de las prácticas y de los vínculos sociales para poder explicar las configuraciones sucesivas y concretamente el cambio social. Se rechaza la naturalización del mundo social. Y, por el contrario, se afirma que la vida social es una construcción de los individuos. De tal modo, los fenómenos no se observan exteriormente como un espectáculo que se desarrolla en una orientación irreversible y necesaria, sino que se establecen los motivos que orientan las estrategias individuales o colectivas que, a su vez, determinan la producción de los fenómenos y procesos históricos. Este planteamiento subraya la necesidad de la reintroducción del actor social en el análisis histórico y, más concretamente, en lo referido a la construcción de las identidades sociales. No se trata de negar el peso de las estructuras sociales y económicas, lo que se pretende es alcanzar las interacciones entre los individuos y los múltiples contextos sociales en los que se encuentran inmersos. El objetivo final no reside tanto en la descripción de la estructura social, sino más bien en revelar la dinámica interna que la afecta. Esto no implica un retroceso hacia lo particular o hacia un segmento pequeño de la realidad social, sino que significa más bien un modo diferente de abordar las grandes preguntas sobre los procesos y las estructuras. Tampoco implica descuidar la dimensión política, porque los mismos contextos micro permiten abordar cuestiones públicas y privadas, las personales y políticas. Es cada vez más obvio que el análisis relacional debe ser inserto en el contexto de las relaciones recíprocas supraregionales, nacionales y globales. El desafío es demostrar cómo los estímulos y las imposiciones sociales son percibidas y procesadas como intereses y necesidades. En otras palabras, el foco está puesto en las formas en que la gente se ha apropiado y, al mismo tiempo, transformado su mundo. Desde esta perspectiva, las condiciones para la acción aparecen ambivalentes en su complejidad : aunque dadas, ellas son en igual medida un producto. Estas condiciones cambian y adquieren su matiz con tal reapropiación. De esta manera, los sujetos históricos no son separados del campo de fuerza. Esto implica que ellos no pueden ser considerados como personalidades autónomas. Los individuos y grupos no perciben y actúan en una esfera separada de la red de relaciones sociales, sino que las percepciones y las acciones son generadas en y a través de esa misma red de relaciones. Incluso la matriz de la resistencia también se refiere a una relación social; por cierto, tal relación es recreada por agentes en situaciones concretas y de una manera específica para ellos. Todo ello deviene de la exigencia de una profundización de la actividad profesional. Esta perspectiva no implica una romantización del pasado, sino que significa enriquecer, especificar y complejizar las explicaciones macro sociales.  Con esta mirada, los tres trabajos abordan los vínculos entre las elites argentinas y las francesas desde la conformación del modelo primario exportador hasta la mitad del siglo XX a nivel nacional y regional.  El trabajo de Noemí Girbal- Blacha se enmarca en el contexto de la expansión de los vínculos sociales a nivel global, que ha conducido al cuestionamiento de la rigidez de las categorías clásicas del siglo XX, tales como clase, estamento o etnia.  En esta perspectiva, en los últimos treinta años, en el marco de la sociología norteamericana se vienen desarrollando un conjunto de conceptos, premisas teóricas y alternativas metodológicas en torno al concepto de “red social”. Desde Charles Tilly, en sus estudios sobre movimientos sociales, hasta Mark Granovetter - en el campo de la sociología económica - se han elaborado un conjunto de aportes que han ampliado el conocimiento sobre la naturaleza que asume el lazo social en nuestras complejas sociedades. Asimismo, lejos de remitirse al mundo norteamericano, este término ha sido fructífero en contextos y estudios por demás variados: Bruno Latour, Luc Boltanski, o Manuel Castells, por citar sólo dos ejemplos, han desplegado investigaciones y reflexiones análogas en el contexto europeo. El trabajo de Noemí Girbal hace operativo esta perspectiva para abordar la trama social de la economía azucarera tucumana, para caracterizar e interpretar la realidad regional norteña y las alianzas franco-argentinas locales que tuvieron lugar como parte del crecimiento de esa agroindustria.  Se propone especificar con una mirada internalista pero no descontextualizada las estructuras de la industria azucarera, centrándose en el estudio de la construcción de particulares redes sociales con epicentro en Tucumán aunque sus estrategias no se limiten exclusivamente a ese espacio. Para ello investiga sobre las estrategias económicas y políticas de los actores de origen francés en los ingenios y refinerías tucumanos:“San Pablo” de Juan Nougués establecido en 1832 en Famaillá; “Santa Ana” de Clodomiro Hileret en Río Chico, creado en 1889; “Santa Bárbara” de Jorge Vergnes fundado en 1884 en Aguilares, Río Chico; “Santa Rosa” de León Rougés y Cía. constituido en Monteros en 1890 y “Lastenia” radicado en Cruz Alta, en 1847, por Evaristo Etchecopar y que -desde mediados del decenio de 1890- integraría la poderosa Compañía Azucarera Tucumana S. A. liderada por el empresario Ernesto Tornquist.  Para ello, en vez de reducir la complejidad del funcionamiento económico y social de la industria azucarera, se esfuerza por ponerla en movimiento para comprender los procesos mediante los cuales los actores redefinen de manera permanente a través de sus estrategias vinculares la organización de lo social entendido en el sentido más amplio.  Los individuos tienen unos atributos y unos valores- de origen, de riqueza, capacitación, de posición en la escala social, de interés y de sociabilidad y la autora realiza una reconstrucción pormenorizada de las trayectorias individuales y familiares y demuestra como cada individuo actúa en función de una situación que le es propia, y que depende de los recursos de los cuales dispone -recursos materiales bien seguro, pero también cognitivos y culturales. En el análisis de las biografías colectivas, todos sus integrantes vincularon sus fortunas y los espacios de sociabilidad con familias de la alta sociedad tucumana como los Terán, los Oromí Saavedra, los Padilla y los Ávila Frías, contrayendo matrimonio con alguno de sus miembros y tendiendo puentes entre sus negocios y privilegiando los intereses azucareros y la modernización de la industria e insertándose en espacios de poder sociales y políticos institucionalizados como partidos políticos, Gobernaciones, municipios, diputaciones, senadurías como el caso del Ingeniero Luis Nogués , que se constituye en un ejemplo de una trayectoria individual dentro de una biografía familiar colectiva pero enfocada en función de su situación y de su operatividad sociales. Construcción histórica que se repite con minuciosidad para cada uno de los sujetos históricos seleccionados, demostrando como las historias familiares y los negocios se entrecruzan en las distintas coyunturas de las empresas azucareras, asegurándoles los favores de los sucesivos gobiernos, con populismos o sin él y más allá de la legitimidad democrática que los gobernantes de turno tengan, como expresa la autora.  Pero lo destacable es que el análisis de Noemí sobre las redes sociales de los inmigrantes franceses no nos ofrece una mirada sincrónica como una visión congelada de la realidad, como vínculos horizontales simplemente adormecidos sino que no descuida en su indagación la naturaleza de los lazos, sus modos de funcionamiento, su variabilidad, los procesos de recomposición y las relaciones conflictivas en las diversas configuraciones históricas.  Así construye en cada caso la durabilidad, la regularidad, las variaciones, la mediación de nuevos vínculos, la renovación y la emergencia de nuevas formas relacionales vinculadas con la propia historia de los actores y de sus contextos, que exteriorizan un universo heterogéneo. Así en el espacio regional, se alterna casos de inversiones de corta duración como ocurre con el ingenio de Santa Bárbara creado por Jorge Vergnes, - emprendimiento que no perduró en el tiempo por la falta de alianzas matrimoniales, económicas y sociales con la oligarquía tucumana- con otros de larga raigambre, y no exentos de procesos de recomposición como es el ejemplo del Ingenio Amalia de los hermanos Griet, el cual luego de sus fallecimientos se convirtió en La Compañía Azucarera Ingenio Amalia S. A., conformando su primer directorio el poderoso empresario tucumano Juan B. Teran, entre otros.  Un aspecto no descuidado en el análisis de las estrategias de los franceses del NOA, es la apelación a lo cultural como constitutivo y constituyente de la realidad. Y en este sentido es muy interesante visualizar cómo la familia Nogués se involucra en aspectos sociales de los obreros de los ingenios, en espacios de sociabilidad ciudadana y en realizaciones culturales.  En síntesis, Noemí nos ofrece una coherente e integrada explicación acerca de la construcción del poder económico y político de los migrantes franceses con la élite local como un conjunto de relaciones dadas por la dinámica de los vínculos sociales de quienes participan en esas relaciones. Pero además es digno de resaltar su reconsideración de los marcos geográficos, con resultados que dan una nueva importancia a la comparación y a la habilidad para pensar en términos de conexiones globales o al menos interregionales. Es la historia croisée, una historia relacional que se interroga por los vínculos entre diferentes formaciones constituidas históricamente. Por cierto, la historiografía contemporánea está todavía lejos de que su práctica se convierta en un protocolo de experiencia generalizable. Como hemos afirmado, en las últimas décadas y en consonancia con el enfoque relacional mencionado precedentemente se ha producido una profunda renovación y expansión de los estudios sobre elites y grupos dirigentes en la Argentina y en Latinoamérica. Numerosas investigaciones que han utilizado herramientas novedosas provenientes de distintos espacios disciplinares de las ciencias sociales, tales como la antropología y la sociología, han salido a la luz en el último período, ilustrando una mayor complejidad en la comprensión de los fenómenos económicos, políticos y sociales La mirada sobre los actores concretos, los hombres de carne y hueso, sugiere nuevos nudos de problemas y habilita a comprender las relaciones sociales desde perspectivas que los estudios cuantitativos habían dejado en un segundo plano. De esta manera, el poder, el status, se entienden desde una visión que pone el acento en lo relacional, permitiendo captar aspectos poco explorados, como la importancia, de las segundas y terceras líneas en la comprensión de la dominación.  En este paisaje historiográfico, el trabajo de Andrés Regalsky se propone comprender la dinámica de las inversiones francesas en el contexto del gran esfuerzo de financiación que emprendió el Modelo primario exportador para secundar el crecimiento económico, en cuyo proceso el capital proveniente de Francia llegó a representar un 20% de las inversiones extranjeras en vísperas de la primera Guerra mundial. El trabajo se sitúa, desde mi mirada, a nivel meso en los estudios sobre las elites francesas y argentinas, al otorgar centralidad explicativa al papel mediador de los empresarios y agentes locales de esta nueva corriente de inversiones que se verificó entre 1880 y 1914. Estableciendo una especie de “vigilancia” con los alcances explicativos de la aproximación cuantitativa que razona, en cuanto a lo esencial, en términos de conglomerados y distribuciones, analiza su objeto de indagación en términos de interdependencias, se trate de los individuos o los grupos, para identificar el complejo de lazos de dependencia recíprocos que constituyen la matriz del juego social y que están permanentemente actualizados entre aquellos que son sus protagonistas. Tales proposiciones se volvieron pertinentes porque invitaban a tomar en cuenta una gama de realidades que en una gran medida habían permanecido ignoradas.  El análisis de estos actores, que intervinieron particularmente en la gestación de las inversiones, se constituye en un mecanismo idóneo para evaluar el impacto local de los mismos, a través de una función tan delicada como fue la articulación entre las elites inversoras francesas y las del país receptor, de las que terminaron siendo una parte muy significativa. En efecto, el trabajo de Andres articula el estudio de la acción de los actores históricos- en este caso los intermediarios financieros- con el nivel macro de las estructuras organizativas y normativas del régimen de las inversiones. Por lo tanto, analiza a los actores en dichas estructuras y percibe cómo éstas los condicionan y cómo el cambio es un efecto emergente de la acción social en diferentes coyunturas y el seguimiento de los actores y sus redes es un elemento privilegiado para percibir cómo se producen las dinámicas de cambio. Para el tratamiento del mercado de capitales, Andrés, además, y en concordancia con su abordaje, trabaja una concepción del mercado como un espacio que no se auto- instituye, que no era un espacio de transparencia y competencia perfecta, sino que era un producto histórico resultado de un proceso social de construcción, en el que interactuaron factores económicos, pero también factores sociales, culturales y políticos, que el mercado tampoco es eficiente por sí mismo sino que para funcionar resultaba imprescindible las relaciones de los actores. Más aun, se plantea el mercado como un conjunto de redes de relación que, en sus juegos de intereses bien tangibles, preside los intercambios.  Finalmente, y es lo que constituye el centro de su trabajo, analiza que entre el mercado y Estado existen numerosas y variadas entidades intermedias .- que también participan en la construcción histórica de las formas institucionales, que son el resultado del consenso y del conflicto entre actores desigualmente dotados de capital. – La emisión del primer empréstito, denominado “de Ferrocarriles”, en 1881, fue la ocasión para el ingreso de los grupos inversores franceses a través del sindicato encabezado por la gran banque d’affaires Banque de Paris et des Pays Bas (BPPB, actualmente BNP-Paribas), la casa privada de Louis et Raphael Cahen d´Anvers, y un gran banco de depósitos, el Comptoir d´Escompte de París y la representación local que fue ejercida por la firma Bemberg, Heimendahl y Compañía. En los años posteriores, la limitada receptividad del mercado francés hacia los títulos argentinos obligó asimismo a recurrir a otros participantes, las casas bancarias de Londres. Esto al principio apuntó a minimizar los riesgos de lo que era la primera emisión argentina en el mercado galo, pero a partir de 1882, el estallido de una fuerte crisis en esa plaza llevó a que esta práctica fuera permanente. Sucesivamente se recurrió a Murrieta, Morton Rose, y finalmente Baring Brothers. Por otra parte, otro grupo francés, encabezado por la Société Générale, logró desplazar al de la BPPB en la última operación hegemonizada por las entidades de ese origen (el fallido empréstito de Obras Públicas de 1884). Sin embargo, como muestra de las dificultades insuperables que presentaba el mercado francés, nuevamente se debió asociar con una gran firma británica, la de J.S.Morgan.  El análisis históricos se centra después a partir de la segunda mitad de los años 80, período – crisis mediante-en que se asistió a una diversificación de las operaciones de los grupos franceses, como así también, a importantes cambios en su composición (empréstitos provinciales, compañías de Crédito hipotecarios y ferroviarias) que alcanzó también a una nueva camada de intermediarios. (En el caso de los ferrocarriles, la representación local fue encomendada, a partir de 1893 y a instancias de la BPPB, a Casimir de Bruyn, un belga arribado hacía pocos años que se había hecho conocido en el comercio de lanas, acompañado por el ingeniero Rómulo Otamendi.. Durante la década del 90, De Bruyn y Otamendi se vincularon con otra serie de intereses franceses y belgas, que confluirían al cabo de unos años en la conformación de un nuevo grupo inversor: los empresarios Ernest Bunge y Georges Born, también llegados de Amberes, y que pronto adquirieron una posición destacada en el comercio de exportación de cereales. La SGB, a su vez, conformaría a partir de 1904 un nuevo banque d’affaires, la Banque de l´Union Parisienne (BUP), con el concurso de las antiguas casas de la Haute Banque protestante de París. La aparición del grupo de la BUP fue sin duda el hecho más significativo en este nuevo ciclo, y no fue ajeno a los cambios en el escenario local. La expansión de los intereses franceses en la Argentina a partir de 1900 fue notable, y este fenómeno ha tendido a ser asociado con el fuerte crecimiento de los banques d´affaires en el mismo período)  En este pormenorizado análisis de los mecanismos de funcionamiento y gestión de las estructuras de las inversiones francesas, el autor esboza- porque no es su objetivo, las circulaciones, las influencias mutuas, las interconexiones y las diferencias con otros proveedores de “servicios financieros”, con los grupos ingleses hegemónicos, de los cuales se diferenciaban por el mayor arraigo en el medio financiero local en relación con sus similares británicos. Pero es importante resaltar especialmente en los trabajos de Noemí y Andrés que la mirada desde los actores y desde las redes por éstos conformadas, no otorga una virtualidad excesiva a la conectividad como un elemento exclusivo en el funcionamiento y explicación del fenómeno, sino que constituye un análisis de redes sociales orientado hacia la estructura social. Esta apertura es importante porque permite plantear, desde el estudio de las relaciones entre los actores, cuales son, en un sistema dado, las relaciones entre las interacciones individuales, las estructuras organizativas y las dinámicas de cambio.  Y en este sentido los trabajos de ellos integran el análisis de los actores en una interpretación más global, en la que se tienen en cuenta la pluralidad de las dimensiones de lo social y no únicamente lo relacional. Pero esa totalidad no se reduce en su explicación a un principio único y al mismo tiempo unificador del conjunto, sino que remite al cruzamiento y multiplicación de perspectivas y principios explicativos, definiéndose entonces como un sistema generalizado de equivalencias parciales en donde lo económico es también cultural. Lo cultural tiene significación política, lo político es profundamente social y lo social se expresa en la economía Por su parte, y en lo atinente al trabajo de Silvia Ospital y Juan Manuel Cerda, Red migratoria y construcción regional: franceses en San Rafael, Mendoza. (1880-1910), el estudio de redes sociales desde un punto de vista operativo muchas veces ha supuesto incorporar otro tipo de procedimiento clásico en la historiografía: el trabajo con “trayectorias”. Es decir, tanto para medir la intensidad de las “redes sociales”, como para dar cuenta de sus rasgos significativos, el estudio de trayectorias se muestra fructífero y solidario con las tendencias mencionadas. En este sentido, la biografía, el análisis de los itinerarios personales, aparece como un instrumento analítico privilegiado para captar aquellas particularidades en el proceso histórico que los análisis cuantitativos dejaban de lado. Y creo que esta mirada es la escogida en este trabajo, al centrarse en dos “hacedores franceses del sur mendocino moderno: el Ingeniero Julio Gerónimo Ballofet y Rodolfo Iselin; dos inmigrantes franceses que, por azar uno y por deseos de negocio el otro, se comprometieron en el desarrollo del sur de Mendoza en general y del departamento de San Rafael en particular. Las trayectorias analizadas, especialmente la de Iselin, que fue multidimensional permitió a los franceses tener un protagonismo decisivo en la conformación de un nuevo oasis productivo vinculado a la vitivinicultura, posición económica que trajo aparejada la construcción de estrechos lazos con la elite y el poder político local y con diferentes gobiernos provinciales. Creo que seria muy interesante prolongar el cuestionario de esta indagación micro analítica sobre estas trayectorias personalizadas para demostrar en que medida el ejemplo individual es una expresión de la totalidad en el espacio regional así como , en trabajos posteriores por cierto, conducir la investigación desde lo micro analítico a lo comparativo con miras a desentrañar las interrelaciones, las circulaciones, las influencias mutuas aún en el mismo espacio regional mendocino, preocupaciones exteriorizadas en las investigaciones sociales sobre los itinerarios, las migraciones y el crecimiento económico en la historiografía contemporánea.