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En esta ponencia apuntamos a desarrollar un diálogo intercultural en el que, en contrapunto, participan dos voces: una voz representando a una arqueología crítica y reclamando una nueva forma de hacer arqueología, y la voz de un miembro y delegado de la Unión de Pueblos de la Nación Diaguita, realizando reclamos sobre diversos aspectos de la práctica arqueológica, sobre el patrimonio y sobre la relación que los pueblos originarios aspiran tener con la arqueología. Desde una postura reflexiva, en esta presentación se pretende no sólo realizar una crítica a la disciplina, sino también proponer nuevas formas de trabajo conjunto y el desarrollo de una praxis arqueológica que brinde herramientas que fortalezcan la procesos organizativos de los pueblos en los territorios, los procesos de consolidación identitaria y los reclamos patrimoniales, y que acompañe los reclamos e intereses de los pueblos originarios. A través de este manifiesto, buscamos generar reflexión, trabajo colaborativo, diálogo y una nueva forma de producir conocimiento sobre el pasado/presente de los pueblos originarios. En un contexto en el que la arqueología se ha hecho más reflexiva y crítica, y donde los pueblos originarios realizan reclamos activos sobre sus derechos, la investigación de su pasado y sobre su patrimonio, sostenemos que la arqueología debe transformarse por completo, tanto en lo que respecta a su práctica como a la manera en que produce conocimiento, para convertirse en una disciplina abierta, multicultural, más democrática y políticamente comprometida. Proponemos la construcción de una arqueología que consulte y tenga consentimiento para la investigación, que se ponga a disposición y que sea un aporte a los procesos socioculturales contemporáneos, que respete al sujeto de derecho, que es el pueblo originario, y que sea un facilitador y una herramienta para permitir la interrelación entre culturas, entre pueblos y entre identidades.