IMHICIHU   13380
INSTITUTO MULTIDISCIPLINARIO DE HISTORIA Y CIENCIAS HUMANAS
Unidad Ejecutora - UE
artículos
Título:
Tesis Doctorales: Contribución del análisis espacial a la ciencia y a la geografía: el caso de los métodos clasificatorios.
Autor/es:
SANCHEZ DARIO CESAR
Revista:
Boletín de GAEA
Editorial:
GAEA - Sociedad Argentina de Estudios Geográficos
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2008 p. 130 - 134
ISSN:
0325-2698
Resumen:
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Tesis Doctorales
Contribución del análisis espacial
a la ciencia y a la
geografía: el caso de los métodos
clasificatorios
Darío César Sánchez
Resumen
Desde
mediados del siglo XIX, la historia de las ciencias sociales se ha
caracterizado por una suerte de dialéctica entre dos grandes corrientes de
pensamiento que se denominan, de manera genérica, o si se quiere reduccionista,
positivismos y humanismos. Como veremos en el capítulo siguiente, al
positivismo comtiano, fuertemente ambientalista, se le opuso la corriente
filosófica del historicismo, y al neopositivismo de la primera mitad del siglo
pasado lo enfrentaron distintas doctrinas sustentadas, según el caso, en el
protagonismo de ciencias humanas como la sociología, la psicología, la
antropología y nuevamente la historia.
Utilizando
la expresión del filósofo y epistemólogo austríaco Paul Feyerabend (1924-1994),
el resultado de esta confrontación ha sido la coexistencia de posturas
epistemológicas inconmensurables, es
decir incompatibles en lo que respecta al lenguaje científico utilizado pero
también en cuanto a los problemas investigados, a los métodos utilizados y a
las observaciones que se realizan.
Actualmente en América
Latina se observa un notorio predominio de los enfoques humanistas, producto de
la influencia de una ciencia sociológica que ha perdido identidad para
confundirse con la doctrina marxista y sus múltiples y continuas
reinterpretaciones. Esta marxología, como
también se la suele denominar, encontró un campo propicio de desarrollo por la
década del ochenta, con la caída de las tiranías y del terrorismo de Estado,
que habían impedido la libre actividad intelectual, y por supuesto también
afectó a la geografía.
No obstante, la
contribución del Neopositivismo y del análisis espacial a la ciencia en general
y a la geografía en particular fue enorme, revolucionaria, pero creemos que en
nuestro medio no ha sido comprendida en toda su dimensión, razón por la cual
hemos volcado un gran esfuerzo de erudición para demostrar la siguiente hipótesis de trabajo:
La doctrina filosófica del Neopositivismo,
cimentada en el concepto de modelo, colocó a la geografía por primera vez en un
plano de igualdad respecto a las restantes ciencias fácticas, dotándola de un
lenguaje matemático y una metodología analítica que le permitieron participar
de manera protagónica del diálogo interdisciplinario. Un ejemplo de ello son
los métodos de clasificación areal, cuyas aplicaciones pasadas y presentes
exceden en mucho el marco de la geografía.
Con
respecto al plan general de la presente tesis, con el Capítulo 2 se da por
finalizada la Parte 1, que opone los enfoques humanistas y postmodernos al
análisis espacial. En dicho capítulo se presentan las principales corrientes
humanistas del último siglo: historicismo, marxismo, existencialismo, vitalismo
y fenomenología, así como su repercusión en la ciencia geográfica. También se
describen brevemente los aportes de los principales pensadores y se citan las
obras filosóficas y geográficas más trascendentales.
La Parte 2
desarrolla las principales contribuciones del análisis espacial a la ciencia en
general, y consta de cinco capítulos. El Capítulo 3 muestra los primeros
antecedentes del análisis espacial, nacidos en la Grecia clásica y
redescubiertos en el Renacimiento. La figura de Eratóstenes de Cirene,
posiblemente el mayor sabio del helenismo, se erige como la del Padre del
Análisis Espacial.
En el
Capítulo 4 se realiza una rápida reseña del positivismo clásico y su versión
remozada: el empirismo lógico o neopositivismo, corriente filosófica que alentó
el desarrollo de nuevas teorías matemáticas que más tarde revolucionarían a la
ciencia en general, a las ciencias sociales en particular e inclusive a la
propia sociedad como consecuencia de los avances tecnológicos asociados a las
mismas.
A
continuación se analiza la incorporación del lenguaje matemático en las
ciencias económicas (Capítulo 5), la psicología, la sociología, la demografía
(Capítulo 6), el urbanismo, la planificación territorial, la teoría general de
los sistemas, la semiología gráfica (Capítulo 7) y varias otras disciplinas,
atendiendo muy especialmente a los estudios espaciales.
La Parte 3
desarrolla las principales contribuciones del análisis espacial como paradigma
geográfico y consta de tres capítulos, comenzando con la revolución
cuantitativa de la geografía (Capítulo 8), continuando con la etapa de la
consolidación del análisis espacial (Capítulo 9) y finalizando con su actual
asociación casi simbiótica con las denominadas geotecnologías (Capítulo
10).
La Parte 4
presenta, a modo de ejemplo, la contribución del análisis espacial a la
metodología clasificatoria en geografía: en el Capítulo 11 se hace un
paralelismo entre el concepto de región geográfica y el de tipología espacial;
en el Capítulo 12 se presentan los métodos estadísticos y su relación con la
metodología del análisis espacial; y en los Capítulos 13 y 14 se desarrollan
los métodos que permiten la determinación de áreas homogéneas y funcionales
respectivamente.
Por
último, la Parte 5 presenta un único capítulo, correspondiente a las
conclusiones y reflexiones finales. En él se plantea lo que hemos denominado la
dialéctica positivismo humanismo en las ciencias sociales: la puja
entre dos posturas filosóficas inconmensurables, y por ello complementarias
para un mejor conocimiento de la realidad socioterritorial. Finalmente, se
invita a reflexionar nuevamente, tras la lectura de toda la obra, sobre el
interrogante que ya hemos planteado en esta Introducción, y que motivó en buena
medida este esfuerzo de erudición que demandó varios años de trabajo y 840
páginas:
¿Debemos
hacer ciencia privilegiando una ética social, consistente en ser fieles al
paradigma hegemónico, o debemos privilegiar una ética científica, consistente
en buscar siempre la verdad, mal que nos pese, y ponerla al alcance de la
sociedad y de la política, que en última instancia es la responsable de
propugnar los cambios atendiendo al bienestar general? Para decirlo con otras
palabras: ¿Debemos hacer CIENCIA, con mayúsculas, o solamente debemos hacer
ciencias sociales?