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Las críticas dirigidas al determinismo genético que comienzan a tomar cada vez más fuerza a partir de la primera mitad del siglo XX, principalmente en el campo de la biología evolutiva, debilitaron las pretensiones epistemológicas reduccionistas, retomando la noción de interacción genXambiente como alternativa explicativa. Este desplazamiento también puede observarse, con sus matices, en el ámbito de la Psiquiatría, donde aparece en términos de predisposición genética. Sin embargo, consideramos que estos enfoques, al suponer la existencia de entidades discretas vinculables (genes y ambiente) como variables independientes, mantienen aún una posición dicotómica que permite que el reduccionismo gen-centrista continúe operando. De esta manera, aunque se haya descartado la posibilidad de identificar un gen para la esquizofrenia, continúa imperiosamente la búsqueda ?del grado de determinación genética, de la varianza genética o de los factores genéticos predisponentes?, bajo el supuesto de que es posible identificar de manera clara y distinta lo genético de lo ambiental.Se alienta, así, la continuidad de estudios dicotómicos y reductivos, bajo el supuesto implícito de que el desconocimiento de la determinación genética del trastorno se basa meramente en una incapacidad epistémica provisoria, que eventualmente podrá ser superada con avances teóricos-metodológicos en genética/genómica. Sin embargo, esta forma de abordar la etiología de los trastornos psiquiátricos no ha aportado hasta la fecha ningún beneficio a las personas diagnosticadas (no ha mejorado la precisión del diagnóstico y pronóstico, ni la eficacia de los tratamientos).En particular, nos interesa mostrar una epistemología alternativa para el estudio de trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia, tomando aportes de Evelyn Fox Keller y Susan Oyama al campo de la biología interesados en mostrar sus implicancias en la práctica clínica y las políticas de inversión económica.