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En las actividades agrícolas se emplean grandes cantidades de plaguicidas, una parte importante de los cuales llegan a contaminar las aguas superficiales y subterráneas. Debido a su utilización en zonas y rurales donde el control y tratamiento de estos vertidos es muy difícil, estas especies pueden permanecer en el medio acuático durante períodos prolongados de tiempo, pudiendo reaccionar con especies fuertemente oxidantes que se encuentran en el medio o bien fotolizarse con la radiación solar; de este modo se produce la eliminación primaria del contaminante. Sin embargo, a lo largo del proceso, se generan intermedios orgánicas desconocidos que podrían ser tan peligrosas como las moléculas originales. Entre los plaguicidas que están siendo cada vez más empleados están los neonicotinoides. Estos son una familia de insecticidas que afectan selectivamente al sistema nervioso de los insectos, de modo que son poco tóxicos para otras especies animales. Entre ellos destaca el imidacloprid, que se encuentra entre los plaguicidas más ampliamente utilizados, aunque tiende a ser sustitudo por compuestos de nueva generación que presentan menor toxicidad frente ciertos organismos inocuos como abejas mielíferas. Entre estos se encuentra el acetamiprid y el thiacloprid. Los sistema oxidantes que se han estudiado en este trabajo son el radical hidroxilo (·OH) y el oxgeno singlete ademas de la radiación UV. Es todos los casos se ha estudiado cuales son los principales intermedios implicados y la toxicidad de la disolución una vez se ha eliminado prácticamente todo el plaguicida. Para esto se ha empleado tanto respirometría de fangos activos como la inhibición de la luminiscencia de la bacteria V. fischeri.