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Se realizó un estudio sísmico-gravimétrico en la zona septemtrional de la Cuenca Cuyana, entre las ciudades de San Juan y Mendoza. A partir del procesamiento de los datos gravimétricos, se obtuvo una carta de anomalías de Bouguer, que fue adecuadamente filtrada, a efectos de obtener anomalías residuales de Bouguer vinculadas con la corteza superior. El análisis de estas anomalías residuales de Bouguer, permitieron identificar la fosa tectónica de Jocolí, en la base del frente de corrimiento de la Precordillera, hacia el este de la fosa y sur de la sierra de Pie de Palo, se observa un alto gravimétrico alineado con el alto de basamento de la sierra antes mencionada, confirmando resultados de trabajos geofísicos anteriores. Los SEG-Y fueron calibrados con datos de pozos sismicos, permitiendo interpretar tres horizontes: Paleozoico, Triásico y Terciario-Cuaternario. Mediante las velocidades de stacks y perfíl sonico, se realizó la conversión de tiempo a profundidad, para poder correlacionar ambas técnicas geofísicas. Con los resultados obtenidos, se realizó en dos secciones, donde existe mayor cobertura sísmica, modelos de corteza superior que justificaron la anomalía residual de Bouguer y la interpretación de los horizontes sísmicos. En el modelo ubicado al sur de la zona de estudio, se interpreta una potente fosa sedimentaria de alrededor de 7 km de profundidad colmada de sedimentos Tríasicos y Terciarios-Cuaternarios, indicando la zona de enfrentamiento tectónico de piel fina y piel gruesa. En la sección ubicada en el norte del área de estudio, se interpretó mediante sísmica un pequeño depocentro invertido y debajo de éste, se ubica en discordancia el Paleozoico. Este horizonte que también fue corroborado mediante gravimétria, crea expectativas prospectivas de hidrocarburos en la región.