INVESTIGADORES
LAURIA Daniela
libros
Título:
Léxico de la política argentina
Autor/es:
EMILIA GHELFI, DANIELA LAURIA Y PEDRO RODRÍGUEZ PAGANI
Editorial:
Academia Argentina de Letras
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2008 p. 159
ISSN:
978-950-585-108-9
Resumen:
Este léxico consta de un glosario de aproximadamente 300 lemas y dos apéndices, el primero de ellos, una lista de apodos de actores de la política argentina; el segundo, un listado de siglas y nombres de partidos políticos y alianzas electorales. El marco temporal del glosario va desde el año 1810 –fecha de la Revolución de Mayo y el primer gobierno patrio– hasta nuestros días. Está integrado por voces que presentan una variedad de registro que va desde lo culto, e incluso técnico (acefalía, asistencialismo, ley de lemas), hasta lo popular (jugar en primera, comunacho, piantavotos). Se trata de un glosario contrastivo con la variedad del español peninsular, es decir, el hablado en España. Esto significa que se incluirán las voces empleadas en nuestro país, pero no en España, al menos con el mismo significado. Sí formarán parte del vocabulario aquellas palabras o frases que, sin uso en España, comparte la Argentina con otros países de Hispanoamérica. Por esta razón, términos del ámbito político como chispero, presidente de mesa, gastos reservados, oligarca o partidocracia, fueron excluidos del léxico. La tarea de contrastividad se llevó a cabo con dos de las más relevantes obras de la lexicografía hispana –el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (edición en línea) y el Diccionario del español actual de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos– y con páginas de Internet con dominio de España. Algunos de los lemas incluidos en el léxico se encuentran también en los diccionarios mencionados, pero figuran en ellos con una marca diatópica (una indicación de uso en determinado lugar) de la Argentina u otro país hispanoamericano (banca, ladero, rosca), o son realidades argentinas o americanas (criollo, justicialista, peronista). También se observa en páginas de Internet con dominio de España el uso de algunas de las palabras incluidas en el léxico, pero con una frecuencia marcadamente menor. Además de la contrastividad, la selección definitiva del lemario obedeció a varios criterios. En primer lugar, no se incluyeron aquellas palabras que, si bien se usan en política, se emplean también en otros ámbitos. Podemos  mencionar, entre otras, voces como decisor, lineamiento o coima y sus  derivados. Tampoco integran este léxico aquellos términos relacionados con manifestaciones particulares de la política. En un país como el nuestro, cuya historia política muchas veces estuvo atravesada por las idas y vueltas de la economía, abundan los términos vinculados con esta disciplina que no entran en nuestro recorte, a pesar de ser frecuentes en la sección de política de los diarios, por ejemplo, corralito, pesificación, hiperinflación, sobreendeudamiento. Así como se excluyó a la economía, también quedó afuera lo relacionado con la política laboral o educativa. Nuestro léxico trata a la Argentina como un todo, de allí la ausencia de marcas diatópicas en los artículos que hagan referencia a empleos de una voz en alguna región del país. Así, a pesar de la cantidad de léxico generado por conflictos inter o intraprovinciales a lo largo del siglo XIX, en nuestro glosario nos ceñimos, con escasas excepciones, a aquellas voces que aluden a conflictos generalizados, más ligados a lo que se podría llamar “política nacional”. Cuestiones de tiempo nos obligaron a tomar esta decisión, aunque no descontamos seguir trabajando en el futuro en este terreno. Quedaron así fuera de este léxico expresiones locales como la locución poncho yeré ‘el que dio vuelta el poncho’, para indicar en Corrientes a quien cambia de partido. Tampoco se incluyeron en el léxico los derivados de nombres propios, construidos a partir de los sufijos –ista e –ismo, “dos de los sufijos más productivos en el vocabulario político”. Estos términos derivados de apellidos (menemismo, yrigoyenista, mitrista, kirchnerismo), de nombres de pila o de apodos (felipista, chachista) no integran el glosario. La única excepción fue el término peronista, pues consideramos que, por su frecuencia de uso, no podía quedar excluido de un Léxico de la política argentina. Tampoco se incluyen derivados de nombres propios con otros sufijos como rivadaviano, sarmientino, sanmartiniano. La incorporación de voces muy recientes se realizó con cautela, ya que  algunas, muy habituales hoy, pueden volverse rápidamente desusadas. A pesar de esto, neologismos como borocotear (nacido en el año 2005) entraron en el léxico, quizá por reflejar una práctica bastante extendida en la política argentina que augura una larga vida a la voz. El tiempo dirá qué suerte correrán estos términos.