INVESTIGADORES
ENRICO Juliana
libros
Título:
Fotografía y memoria: huellas del pasado, lecturas desde el presente
Autor/es:
ENRICO, JULIANA EN ENRICO, JULIANA; GARBERO, VANESA Y LIPONETSKY, TAMARA (COMPS.)
Editorial:
EDICEA (CEA FCS UNC)
Referencias:
Lugar: Córdoba; Año: 2021 p. 179
ISSN:
978-987-1751-94-5
Resumen:
La acción humana de mirar y registrar la historia, como gesto de memoria que sitúa los acontecimientos en el curso de un marco de permanencia y discursividad, resulta crucial para laintervención que testimonia, enfatiza, visibiliza, da a ver, reinscribe y sedimenta el archivocultural, mediante narraciones e imágenes que toman vida una vez que el tiempo de las cosasque han sido muere.Así, la relación entre muerte y memoria y entre memoria y vida, tal como la piensan Barthes(1997, 2006) y Bergson (1977), es asumida en la práctica de la fotografía como intertexto viviente en el cual se cruzan diferentes temporalidades que se sobreimprimen como registro sensible y memorial, ya no solo desde el punto de vista fenomenológico dela fotografía, sino desdeel punto de vista "simbólico". Es decir: en una perspectiva significante, histórica y cultural.Desde este mismo tipo de reflexiones, la noción de imagen superviviente (Nachleben) deDidi-Huberman (2009) retoma una cierta inscripción del "alma" o los "fantasmas" en tanto"huella" en la imagen. A lo largo de los textos que configuran esta publicación, con prólogo de Leonor Arfuch, diferentes marcos teóricos y analíticos confluyen en una reflexión estética, cultural y memorial, que toma elementos de diferentes campos de conocimiento (historia, historia del arte, estudios visuales, estética, semiología, semiótica, crítica literaria, antropología, estudios culturales) tal como inciden en una renovada reflexión epistemológica a partir del giro visual.En cuanto a la relación entre fotografía y memoria, Barthes sostiene que ?la fotografíano rememora el pasado? (no hay nada de proustiano en una foto) sino que capta testimonialmente algo que "ha sido". El efecto que produce no es la restitución de lo abolido ‒por el tiempo, por la distancia‒ sino el testimonio de algo realmente existente que ha acontecido en el tiempo. En tal sentido, la fotografía tiene un valor testimonial y documental (histórico) inapelable; es decir que, desde el punto de vista fenomenológico, en la fotografía el poder de autentificación prima sobre el poder de representación. Su mayor poder, o "noema", no reside por tanto en su valor analógico (rasgo que comparte con diversos sistemas de representación de las artes y los lenguajes figurativos, tales como la pintura). Lo importante y central es que la fotografía posee una fuerza constatativa, que atañe no al objeto sino al tiempo (cfr. Barthes, 2006: 137), afirmado en tanto pasado vivido.Traer a la actualidad las imágenes como dispositivos de memoria en los que superviveun pasado reconfigurado por los análisis del presente, supone entonces enfatizar el valor delas huellas de lo viviente, que permanecen insertas en relatos y narrativas culturales más amplios. Si pensamos en los lenguajes audiovisuales en tanto "artificios del pensamiento" (DaSilva Catela, 2018), y a la fotografía en particular a través de sus grandes transformacionesdesde su surgimiento como artefacto técnico analógico en el siglo XIX, pasando por la fotografía digital, hasta la era actual de la post-fotografía en el siglo XXI (Fontcuberta, 2010),hoy la edición (o post-producción, recorte, mixtura y montaje) de las imágenes digitales y laconfluencia trans-media propia de los masivos tráficos de información e imágenes en las redese internet, habilita la posibilidad de hiper-reproducción, alteración y reapropiación; ademásde la proyección y reproducción de las imágenes sobre una multiplicidad de escenarios, superficies y texturas (ampliando su universo punzante y diluyendo las fronteras entre la documentación de la historia visual, y las proliferaciones interpretativas del gran archivo cultural y memorial de los pueblos y comunidades).Atravesado especialmente por la perspectiva de los estudios sobre la memoria y la historiareciente, el horizonte analítico de los estudios visuales piensa transdisciplinariamente la intervención humana sobre el mundo a través de diversos lenguajes y poéticas de la memoria,y sus marcos críticos instan a pensar las formas de reconfiguración urgente de nuestros marcoshistóricos de vida a través del testimonio de lo inmemorial (velado, fantasmal, ausente o insoportable). De este modo, las voces, narrativas e imágenes que toman lugar en el espaciopúblico manifestando la experiencia y dando testimonio de las violencias sobre cuerpos y territorios (sean violencias de Estado, institucionales, raciales, de género, neoliberales, patriarcales) intentan "hacer presente una ausencia como dato esencial de la identidad" (Arfuch,2018: 89), más que afirmar la presencia del pasado en cuanto tal.