INVESTIGADORES
WECHSLER Diana Beatriz
libros
Título:
Realidad y utopía.
Autor/es:
DIANA B. WECHSLER
Editorial:
MRECIyC
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2010 p. 218
ISSN:
978-987-1767-00-7
Resumen:
Realidad y utopía (se trata de una edición Bilingue con Inglés, ya que estuvo destinada a complementar la exposición Realidad y Utopía, Argentiniens künstlerischer Weg in die Gegenwart, realizada en la Akademie der Künste de Berlín) Realidad y utopía son los dos términos que fueron elegidos para ordenar conceptualmente la selección de obras de Arte Argentino que integran esta vasta exposición en la que se busca "pensar con imágenes" algunos aspectos ligados a nuestra memoria cultural. Contamos con que las imágenes albergan la virtud de condensar momentos, sentidos, semblantes de lo real o de las dimensiones imaginarias, a través de las formas, los materiales, sus modos de intervenir, de formar series, de presentarse disponibles para ser revisadas, recuperadas, reactivadas. Contamos además con la certeza de la imposibilidad de fijar un sentido único y la potencia y complejidad que esto otorga a este tipo singular de objetos que son las artes visuales. Estos objetos, a su vez, estimulan diferentes tipos de sensaciones, sentimientos, disparan preguntas pero no articulan respuestas únicas, sin embargo estimulan a pensar. En ese sentido el desafío de esta exposición es el de poder situar ante el espectador un conjunto lo suficientemente significativo de piezas que sean capaces de generar instantes iluminadores que orienten en la aprehensión de ciertas claves que se busca revelar. Es por eso que, ante la invitación a pensar 200 años de Arte Argentino, se impusiera una mirada que permitiera desde la contemporaneidad, revisar algunos aspectos significativos de nuestros pasados. Los artistas plásticos eligieron una y otra vez los modos de representación de lo real, buscaron formas de intervención en cada coyuntura histórica para habilitar desde las imágenes o más ampliamente, desde diversas acciones estéticas, otros modos de acceder a las realidades contemporáneas. Así, se presentan en la encrucijada de nuestro tiempo una serie de obras que realizadas en el presente, reconocen de maneras evidentes aquellas otras, que construidas en el pasado, revelan las trazas de un itinerario peculiar. Estas temporalidades diversas, estos anacronismos -en términos de Didí-Huberman- incitan a elaborar algunas hipótesis acerca de los usos de las imágenes así como sus lugares dentro de la construcción de las diversas configuraciones de pasados y presentes. Resulta emblemática en este sentido la obra de Tomás Espina, un trabajo de 2002 que refiere no sólo a la crisis de aquellos años de comienzos del siglo XXI exhibiéndose además como la representación de un proyecto incumplido, sino que expone con elocuencia la presencia activa de las imágenes de nuestro pasado al evocar iconográficamente y con el título de Ernesto de la Cárcova, una obra de "1894. A más de un siglo, el trabajo de de la Cárcova seguía estando activo en la vida cultural, por eso, no sólo lo retomó Espina, sino también -desde otra posición- los militantes de uno de los movimientos sociales que emergieron durante la crisis. Pero no todos los ejemplos son tan evidentes, sin embargo, parecería que la circulación de las imágenes, y por supuesto, no sólo las producidas por los artistas argentinos- así como las experiencias vitales procedentes del tránsito por las modernidades, de habitar estos territorios y formar parte de esta sociedad, tenderían a converger en ciertas formas y figuraciones que habilitan a pensar algunos rasgos de las identidades que nos conforman. Así, en plural y a la vez situados en espacio y tiempo, el recorrido por las imágenes seleccionadas favorecerá un acercamiento a algunos aspectos de nuestro imaginario socio-cultural. En la tensión entre "realidad y utopía" - entre la historia vivida y los proyectos imaginados-, tres núcleos organizan la selección de trabajos de esta muestra. El primero refiere al problema del "espacio" como lugar para el desarrollo de las utopías, ya sean estas utopías sociales, o bien utopías de carácter estético (utopías vanguardistas). El segundo núcleo trabaja sobre el concepto de origen o mejor dicho orígenes y los modos en que nuestra cultura visual recoge la "memoria de aquella diversidad de orígenes": americanos (prehispánicos y populares) y europeos (de diferentes procedencias tanto de lo que se ha definido como "alta cultura" como del kitch y de lo popular). Finalmente el tercer eje que organiza las imágenes, está pensado desde las complejas relaciones entre "arte, sociedad y política". Sin embargo, más allá de las ordenaciones que desde la iconografía emergen en relación con estas hipótesis de selección, y dado el lugar que desde este relato curatorial se le asignan a las imágenes, la dimensión socio-política atraviesa de algún modo todas las zonas, inundando tanto aquellas presencias ligadas más directamente a las coyunturas históricas específicas como aquellas otras procedentes o configuradoras de los territorios utópicos o de la imaginación. Contrapuntos como los que plantean la mirada sobre el horizonte de Matilde Marín y de Leonel Luna, (en quienes resuenan a su vez los horizontes infinitos soñados por el viajero Moritz Rugendas o pintados por Eduardo Sívori a fines del siglo XIX) o desde la dimensión utópica, los modos de pensar el espacio de Lucio Fontana o de Tomás Saraceno, unos y otros exhiben algunas de las formas en que la exposición propone pensar (y pensarnos) desde las imágenes. Entonces, es en este encuentro de imágenes de tiempos diversos, en este choque de miradas y de propuestas estéticas donde han de nacer en cada espectador indicios acerca de las formas en que fuimos transitando la historia y las maneras en que se fueron ensayando distintas configuraciones visuales. Recogidas desde el presente, todas ellas organizan un panorama construido a partir de imágenes artísticas, en su mayor parte, pero también de algunos materiales procedentes de archivos y bibliotecas que contribuyen a reponer sentidos y marcos de enunciación: así documentales como el de "Tucumán Arde" o el registro fotográfico del "Siluetazo", por ejemplo, complementan las tensiones del debate estético político planteadas por las obras de Carlos Alonso y Carlos Gorriarena de los años sesenta y setenta, en contraste con las de carácter tan irónico como revulsivo de León Ferrari, más las de Liliana Porter, Marta Minujin y Oscar Bony de finales del siglo XX. De esta manera el encuentro de piezas de distintas colecciones de arte, bibliotecas y archivos conforman el capital simbólico con el que esta narración busca interpelar al espectador situando desde cada uno de estos dispositivos los fragmentos de un relato posible.