INVESTIGADORES
BASSO MONTEVERDE Mercedes leticia
congresos y reuniones científicas
Título:
La trascendencia de la conciencia y la posesión de sí mismo. Apuntes en torno al uso pre-reflexivo de la primera persona
Autor/es:
BASSO MONTEVERDE, LETICIA
Lugar:
Mar del Plata
Reunión:
Congreso; XIX Congreso AFRA; 2019
Institución organizadora:
AFRA - UNMdP
Resumen:
En este trabajo abordaré el análisis existencial del fenómeno de la conciencia en uno de los primeros ensayos filosóficos de Jean-Paul Sartre, titulado La trascendencia del Ego (1938). Allí el pensador ofrece una caracterización de la conciencia intencional "de primer grado". Sartre plantea cómo la conciencia está proyectada al mundo y absorta en las cosas, de forma tal que las vivencias que tiene son de carácter no-posicional. En este sentido, la conciencia-de no implica una conciencia activa y tética, sino una experiencia impersonal de las objetividades del mundo. Para esto esboza una teoría de la estructura trascendente de la conciencia.Esta lectura mantiene cierto matiz subjetivo a partir de la autoconciencia irreflexiva que precede al yo. Sartre dice que "sólo la conciencia que conoce al mundo, se conoce a sí misma." Al respecto, considera que del hecho de que le quite preeminencia al yo, no se sigue que la vivencia de la conciencia pierda claridad. No obstante, tal claridad se emplaza en el nivel concreto de la vida misma; una vida que la conciencia experimenta tácitamente como suya. Con todo, es llamativo aquel "campo trascendental" que organiza de modo pre-personal la experiencia. El autor evade al yo trascendental como centro constituyente, pero mantiene a la trascendencia como estructura constitutiva de la conciencia. En tal caso, la autoconciencia pre-reflexiva sólo será una parte integrante de la conciencia fenoménica.Lo interesante de su trabajo es cómo presenta cierta autonomía de la conciencia irreflexiva, al sostener la ausencia del yo trascendental y su poder sintético de la experiencia. Por el contrario, la continuidad de las cuestiones de hecho se le ofrece a la conciencia a través de aspectos propios de la apariencia de las cosas. Allí, en el mundo, la conciencia irreflexiva encontrará la unidad perceptiva. Ese fondo de unidad que el yo no ha contribuido a crear, será lo que lo hace posible.Su tesis principal afirma que "el Ego no está ni formal ni materialmente en la conciencia. Está afuera, en el mundo, como el Ego del otro." Aquí, encuentro indicios para defender la idea de un a priori fáctico de la conciencia, en tanto que el yo será, más bien, un derivado o efecto funcional de un acto reflexivo en el cual encontramos sólo una de las fases de la conciencia. En tal caso, no hay necesidad de sostener una conciencia pura que sustente o funde a mi conciencia fenoménica. Esto es así, 1º) porque toda conciencia actúa en referencia a las cosas y tal experiencia le pertenece por el mero hecho de vivirla. De este modo la propiedad de los actos que experiencia la conciencia, sólo se asumirán de forma atemática o no-posicional. 2º) Para Sartre existe la posibilidad de revivir la espesura de la conciencia irreflexiva por medio de una vuelta hacia aquellos aspectos de la vivencia que guardan cierta complicidad conmigo. Hay algo de los objetos a los cuales vuelco mi atención que tiene que ver con el modo cómo se me brindan y allí estaría presente algo de mí. En síntesis, en este trabajo profundizaré en estos argumentos de Sartre para analizar los límites de su propuesta y discernir hasta qué punto la autoconciencia irreflexiva puede verse en posesión de sí y responder de modo eficiente a las situaciones que la experiencia le presenta.