INVESTIGADORES
MIRANDA Lidia Raquel
congresos y reuniones científicas
Título:
La figura del cuerpo como hermenéutica del alma: la metáfora corporal en Caín y Abel
Autor/es:
LIDIA RAQUEL MIRANDA
Lugar:
Mar del Plata
Reunión:
Jornada; VII Jornada de Historia de la Filosofía Antigua; 2016
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Mar del Plata
Resumen:
Ambrosio de Milán compuso el tratado Caín y Abel hacia el año 377 como continuación de El paraíso: ambas obras siguen la historia del Génesis y reflexionan sobre el destino y el comportamiento del hombre desde una perspectiva antropológico-moral ligada fuertemente a la del pensador judeohelenista Filón de Alejandría. El relato sagrado da pie al obispo para analizar una parte esencial de la naturaleza humana, el alma, para lo cual recurre con frecuencia a la representación metafórica. En El paraíso, el jardín primordial simboliza el alma custodiada por las virtudes y revela que solo el conocimiento del bien y del mal permite al hombre comprender la suprema excelencia del bien. En Caín y Abel, el alma es presentada como un campo de batalla donde se dirimen las fuerzas antagónicas que dominan al ser humano, figuradas por las acciones de los hermanos bíblicos. En este trabajo nos ocuparemos de una imagen particular que, además de los significados que trasunta, confirma la vinculación temática y filosófica del segundo con el primer tratado: el cuerpo.En efecto, en Cain et Ab. I, 10, 47 y II, 1, 4, el alma es explicada a través del ejemplo del cuerpo del hombre y la mujer. Pese a la paradoja que constituye la representación del alma a través de la imagen del cuerpo, es decir de lo más alejado del logos, Ambrosio se vale de esta analogía figural para transmitir su mensaje pastoral. Creemos que la certeza de lo necesario y ostensible que es la vida biológica para el desarrollo de cualquier otro espacio humano (relacional, institucional y moral) conduce al autor del tratado a preferir la metáfora corporal como instrumento privilegiado de alusión al ámbito incorpóreo. Analizaremos, en consecuencia, los aspectos de la naturaleza orgánica que presta el cuerpo a la idea de alma y que, para Ambrosio, justifican el uso de dicha metáfora.