INVESTIGADORES
CAMPERO Maria Belen
congresos y reuniones científicas
Título:
Las escrituras del otro no humano
Autor/es:
CAMPERO, MARÍA BELÉN
Lugar:
Rosario
Reunión:
Congreso; V Coloquio Internacional ?Literatura y vida?; 2019
Institución organizadora:
Cetycli Centro de Estudios
Resumen:
Entre la naturaleza y la literatura hay un diálogo que hace que ambas pierdan su carácter de inconmensurabilidad. Un diálogo que no está dado por sí solo, sino que está habilitado a partir del acto de escritura. Cuando nos detenemos en indagar acerca de la animalidad, la vegetación, lo que crece, lo que muere o no, nos damos cuenta de que estamos pensando en lo viviente. El acto de escritura comparte con lo viviente su doble trama, la simpleza de la zoé, ?el hecho de vivir? común a todos los que viven y la complejidad de la bios necesaria para que exista una forma propia para cada viviente. La escritura, dice María Teresa Andruetto, ?es un camino que va desde el ojo hacia la voz? que se pronuncia desde la particularidad de la mirada a la singularidad del texto. Ambas, socavan en los intersticios entre lo común y lo singular para producir algo nuevo. La singularidad de lo viviente ocurre en un lugar o hábitat ?oikos? particular. El acto de escritura construye de una casa, un ambiente que sirve de refugio o cueva. Todos los vivientes tienen un lugar adonde ir y sobrevivir.El diálogo entre literatura y naturaleza es poético y lo poético, dice Derrida, es lo que querés aprender, pero del otro, gracias al otro y dictado. Escribir tiene la forma de viviente y pone en diálogo a la literatura con la naturaleza para ofrecernos una vida que nos hospede sin fragmentos. Derrida habla de la poesía con un erizo de mar, nos muestra que se hace bola consigo mismo, cuando se siente amenazado y sostiene que esa retracción para sí es, a su vez, la distancia necesaria para defenderse.En este trabajo ensayamos que la escritura, como acto poético, rompe la distinción entre el sentido y la palabra en un tiempo y un espacio que le es propio, consciente del peligro y el accidente. Quien escribe sobre lo otro no humano lleva al límite su mirada, la despliega ante lo inútil para recrear su mundo, para reconocer su propia intimidad.