INVESTIGADORES
BERMEJO Talia
congresos y reuniones científicas
Título:
Amigos del Arte en Van Riel. 1927-1942
Autor/es:
TALÍA BERMEJO
Lugar:
Auditorio del Archivo y Museo Histórico del Banco de la Provincia de Buenos Aires "Arturo Jauretche", Buenos Aires
Reunión:
Congreso; VIII Jornadas Estudios e Investigaciones Arte y cultura, continuidades y rupturas en vísperas del bicentenario; 2008
Institución organizadora:
Instituto de Teoría e Historia del Arte ?Julio E. Payró?, FFyL, UBA
Resumen:
Inaugurada en Florida 950 el 15 de julio de 1924, apenas unas semanas después que la galería de Frans Van Riel, la Asociación Amigos del Arte alquiló las salas de este último entre 1927 y 1942. Después de Adelia Acevedo, primera presidenta de la institución y Elena Sansinena de Elizalde quien la dirigió hasta el cierre de sus puertas, la entidad reunió un conjunto de miembros conspicuos de la alta sociedad porteña, estrechamente vinculados al desarrollo cultural a través de la práctica del coleccionismo, la gestión cultural o la escritura. Allí actuaron Martín y Julio Noé, Antonio Santamarina, Enrique Prins, Victoria Ocampo, María Rosa Oliver, Carlos Ibarguren, los hermanos González Garaño e Ignacio Pirovano, entre muchos otros que cubrieron una lista extensa de socios que además de intervenir en la organización de las actividades culturales y contribuir a financiar la entidad, cedieron regularmente las piezas de su patrimonio para las exhibiciones montadas en la salas de Florida. Por su parte, Van Riel había logrado forjarse una imagen pública prestigiosa gracias a su desempeño como fotógrafo, pintor y editor. En cierta medida, ahora reforzaba esa imagen abriendo las puertas de sus instalaciones a una circulación de intelectuales, artistas y personalidades de la vida sociocultural de la ciudad y, sobre todo, a una afluencia de espectadores inaudita en su trayectoria como galerista. Pero por otro lado, al alquilar sus salas también cedía gran parte de su presencia pública. La Asociación prácticamente invadió el salón, ocupó el piso bajo del edificio y desplazó la atención de la prensa sobre la firma Van Riel para lanzar a primer plano todo el fermento artístico que se gestaba a instancias de sus organizadores. El dinamismo, la diversidad y el volumen de su actividad captaron el interés de los medios periodísticos que buscaron cubrir todo lo que sucedía en las salas Van Riel. Además de una nutrida agenda destinada a ofrecer un escenario a escritores argentinos y extranjeros, se montaron exhibiciones de pintura desde presentaciones históricas con los precursores del arte nacional hasta los nuevos valores plásticos encabezados por Pettoruti o Xul Solar, pasando por los pintores consagrados como Fader, Ripamonte o Quirós. Rápidamente, la Asociación se transformó en un sitio clave dentro de los circuitos de circulación artística; sus propuestas venían a sumar un plan de acción sistemático dentro del proceso de institucionalización y emergencia de nuevos espacios de promoción artística que se venía gestando desde la primera década del siglo. Y aunque no agotó sus intereses en el arte nuevo ni exclusivamente en las producciones locales configuró un espacio altamente visible para las producciones locales hasta principios de la década del ?40. Al mismo tiempo que apoyaban a los artistas argentinos y abrían un espacio para la comercialización de sus obras, los Amigos del Arte confeccionaron la mejor vidriera para exhibir e impulsar el coleccionismo privado en sus múltiples opciones estéticas, temporales y geográficas. Desde la misma exposición inaugural, montada con los cuadros franceses del reconocido coleccionista (y miembro de la entidad) Francisco Llobet, se ocuparon afanosamente de mostrar los resultados de un conjunto de decisiones bien tomadas en materia de gusto y adquisiciones artísticas. El propósito de este trabajo es analizar el rol específico que cumplió Amigos del Arte en la ampliación de la oferta de obras de arte argentino a disposición de coleccionistas y amateurs que desplegaban las galerías comerciales de Florida. Se hará hincapié en las políticas institucionales que desde el comienzo buscaron la exhibición y promoción del coleccionismo. Esta voluntad de mostrar, de sacar a la luz los acervos privados, fue presentada como parte de un accionar altruista y una vocación docente que también se desplegaba en otras iniciativas como el apoyo económico a artistas jóvenes o en los alquileres de las salas a bajo costo. En este contexto, se analizará cómo el coleccionismo local quedaba enmarcado, era partícipe y a la vez propulsor del movimiento moderno iniciado a mediados de los años ?20. Por último, se estudiará la participación de estos hombres y mujeres de alta sociedad que colgaban sus tesoros personales a la vista del público en la formación y orientación del gusto estético de potenciales adquisidores de obras de arte.