INVESTIGADORES
CASTELLO DUBRA Julio Antonio
congresos y reuniones científicas
Título:
¿Esencialismo platónico o aristotélico? La natura aviceniana en Tomás de Aquino
Autor/es:
CASTELLO DUBRA, JULIO ANTONIO
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; XV° Congreso Nacional de Filosofía; 2010
Institución organizadora:
Asociación Filosófica Argentina
Resumen:
Es característico del pensamiento medieval, y, en particular, del mundo universitario del S. XIII el basarse en un copioso y variado repertorio de fuentes. Por lo general, se repite que los autores medievales carecen de una adecuada aproximación histórica o de recursos filológicos. Lo que ocurre, en rigor, es que la apropiación de las fuentes está en el marco de una definida concepción sistemática de la verdad, y en función de una determinada estrategia argumentativa. El grado de elaboración y de manipulación de las fuentes permite hablar de una verdadera “construcción hermenéutica” de “figuras” autorales, que funcionan como sustento de una posición doctrinal o como elemento adversario hacia el cual se proyectan todos los errores y las críticas.Como la mayor parte de los autores del S. XIII, Tomás recoge la crítica de Aristóteles a la doctrina de las Ideas de Platón, con todo su despliegue argumentativo, y también con todos sus esquematismos y sus lugares comunes. No siempre se advierte que un elemento central que posibilita esa recepción es la doctrina aviceniana de los tres “estados” de la naturaleza o esencia. Según el filósofo árabe Ibn Sina, la esencia no es en sí misma particular ni universal, no es una ni múltiple. Esta supuesta “indiferencia” no es una vaguedad o una falta de pronunciamiento. Por el contrario, es el resultado de un fino análisis riguroso de las compatibilidades e incompatibilidades de la predicación. La esencia no es en cuanto tal particular, porque si lo fuera, no podría ser nunca universal, y, sin embargo, adquiere esa propiedad en cuanto existe en el alma. Pero la esencia tampoco es en cuanto tal universal, porque si lo fuera, no podría ser nunca singular, y ése es el estado en el que existe en la realidad de los singulares. Ahora bien, esta forma de resolver la articulación entre unidad y multiplicidad, universalidad y particularidad de la esencia está en explícita relación con una crítica al platonismo y al pitagorismo: ambas escuelas se han equivocado al entender que lo que puede separarse en el plano de la abstracción conceptual se halla separado en el plano de la realidad.La doctrina aviceniana de la indiferencia es incorporada tempranamente por Tomás de Aquino y mantenida a lo largo de su obra. La distinción entre la abstracción matemática, la abstracción conceptual y la separación real, de raíces igualmente avicenianas, ocupa un lugar fundamental en la doctrina tomista de la abstracción, y, en tal medida, en su teoría del conocimiento intelectual. La recepción de estas doctrinas, en conjunción con la crítica aristotélica de las Ideas, permite que buena parte de la metafísica platónica se vea reducida prácticamente a única posición. El platonismo es el nombre para un error: el de la separación de las formas. Correlativamente, las Ideas pueden ser salvadas, siempre y cuando se afirme su existencia en el intelecto, el humano o el divino.Precisamente hay un punto principal que escapa a la crítica aristotélica y que constituye la única reivindicación expresa del platonismo: cuando la separación es referida, no a cualquier contenido inteligible, sino al principio primero. Hay un Ser en sí, un Bien por sí y una Verdad por sí, en coincidencia con la fe cristiana. Sin embargo, en la acomodación de las fuentes, el platonismo vuelve a prestar el lugar del error. Los platónicos –es decir, el platonismo tardío o el neoplatonismo– postulan como hipóstasis separadas al Ser, la Inteligencia y la Vida. Esta vez es un neoplatónico falsario, a saber, Dionisio, el que viene a “corregir” el platonismo, integrando esas tres hipóstasis en la unidad del Dios cristiano, en coincidencia con la fe ... ¡y con lo que muestra el filósofo en el libro XII de la Metafísica!El examen del complejo entramado argumentativo y doctrinal que se halla detrás de todo este juego de atribución de fuentes muestra la dificultad de precisar el verdadero alcance de los elementos de “aristotelismo” y “platonismo” en un autor como Tomás de Aquino, y, en general, en todo autor medieval. El tan debatido tema del “platonismo” de Tomás de Aquino debe tratarse, desde un punto de vista metodológico, en forma “aristotélica”: 1. ante todo, definir los términos de la cuestión –es decir, qué es lo que se quiere decir con “platonismo”, o, eventualmente, “aristotelismo”–; 2. partir de las multiplicidades particulares para aislar, hasta donde sea posible, los elementos comunes, y no, a la inversa, presuponer un arquetipo ideal de platonismo que habría de instanciarse de distinta manera en los autores singulares. La paradoja final parece ser que el pensamiento medieval, que se caracteriza por el grado de dependencia textual de sus múltiples fuentes, produce una síntesis original irreductible a cualquiera de ellas.