INVESTIGADORES
TACCETTA Natalia Roberta
congresos y reuniones científicas
Título:
Pasado práctico y reescritura de la historia. O de para qué sirve la obra de arte
Autor/es:
NATALIA TACCETTA
Lugar:
Santa Fe
Reunión:
Simposio; Simposio del XVII Congreso Nacional de Filosofía; 2015
Institución organizadora:
AFRA
Resumen:
Hayden White desarrolla en sus obras más recientes la noción de ?pasado práctico? (practical past) problematizando los elementos de los que se vale la literatura testimonial que localiza ?hechos fácticos? en un entramado que difícilmente puede ser considerado simplemente ficcional. Los elementos asertivos y poéticos se mezclan en estos artefactos que de modo evidente permiten algún tipo de acceso al referente histórico o real. En particular, trabaja sobre el dispositivo desplegado por W. G. Sebald en su novela Austerlitz en tanto que permite producir una mirada ficcional que justifica un juicio ético o moral sobre un fragmento de mundo histórico. En este sentido, aclara que no hay explícitamente un ?argumento? que pueda extraerse del libro en relación con la naturaleza ?verdadera? del mundo histórico retratado por las estrategias ficcionales del narrador. O, si es que hay un argumento, sólo puede ser inferido de los eventos codificados de modo figurativo. Al mundo histórico relatado, el aspecto ficcional se lo da la resistencia del autor a conceptualizar el rol del narrador o el significado del viaje imaginario del protagonista de la novela.Austerlitz puede verse como una contribución construida en un modo particularmente posmodernista sobre la relación entre historia y literatura o entre la escritura factual y ficcional, o entre lo realista y lo imaginativo o entre lo la escritura mítica y racional. Estas duplas apuntan a una crítica al historicismo en el siglo XX de la que también se hizo eco el pensamiento de Walter Benjamin. Las notas de Sobre el concepto de historia (1940) fueron primero un manuscrito considerado un ?borrador? y luego un manifiesto sobre la historia entendida como permanente catástrofe, cuyo núcleo estaba ocupado por una homologación entre cultura y barbarie, con su punto culminante en el totalitarismo y el estado del capitalismo en el siglo XX. Para Benjamin, la tarea de la filosofía y el arte debía ser repensar y reescribir la historia, lo que implicaba reorganizar la mirada sobre el tiempo y la experiencia (del tiempo) y resituar los acontecimientos del pasado en una trama compleja con el presente, a fin de que no se ajuste a teleologías ni relatos progresistas. Sus indagaciones sobre el arte en general, la poesía de Baudelaire y la cultura de masas en la época de la reproductibilidad técnica tienen la función también de retraducir la experiencia estética a la experiencia histórica. En otras palabras, tienen la función de pensar las condiciones de posibilidad de alguna experiencia histórica posible. Así es como Benjamin articula el concepto de ?ahora? con una dimensión dialéctica que le permite imaginar sentidos históricos que sean moral y políticamente responsables en relación con las experiencias históricas del pasado. White examina en las potencialidades de los instrumentos ligados a la imaginación para examinar el pasado. La literatura en la que está pensando es la que se identifica con lo que Linda Hutcheon denomina ?metaficción historiográfica?. En este grupo incluye una serie de autores contemporáneos que van de Pynchon a Rosenstone, pasando por Corman McCarthey y Philip Roth, quienes se ocuparon de diversos temas y acontecimientos históricos como los crímenes nazis, el genocidio de judíos, gitanos y homosexuales, el holocausto como problema histórico, entre otros. A partir de diversos artefactos literarios se midieron con el pasado a partir de categorías de análisis histórico como raza, género, clase, nacionalidad, etc. Desde la exigencia de una interrupción del continuo de la historia (y de la historia como continuo) y la profanación de cualquier teleología, Benjamin depositó en el arte toda su confianza para elaborar alternativas para desafiar la crononormatividad del progreso y la opresión ligada a él. Para cuestionar los ?dogmas? de la modernidad y pensar la especificidad del arte, Benjamin elige una suerte de ?micro-estrategia?, es decir, se concentra en motivos aparentemente mínimos que, al ser explorados, puedan develar los secretos del mito del progreso y, eventualmente, los resquicios a través de los cuales poder pensar nuevas formas de concebir la política, el arte y el sentido histórico. En Walter Benjamin. An Aesthetic of Redemption (1994), Richard Wolin sugiere que el método benjaminiano no es algo que precede a sus ideas, sino que se puede deducir inmanentemente de su trabajo. Uno de los cuestionamientos a los que Benjamin intenta responder ?y que determina sus hallazgos metodológicos- es cómo algo inefable como la verdad puede emerger de algo limitado por el tiempo y la sensibilidad como una obra de arte. En este sentido, puede comprenderse el intento benjaminiano de explicar por qué las obras artísticas se originan en un determinado momento, tienen una ?historia? y preservan su contenido de verdad de la contingencia de la mirada historicista. Wollin propone la interpretación de que para Benjamin las obras de arte parecen similares a los sistemas filosóficos, en los que la así llamada ?historia? de la filosofía es o bien una historia de dogmas poco interesantes, o una historia de problemas, en cuyo caso el interés en la extensión temporal está en peligro de ser perdido y pasado de alto como interpretación atemporal e intensiva. La historicidad específica de las obras de arte está en algún acontecimiento que no está revelado en la ?historia del arte?, sino sólo en la interpretación. Dada la importancia que ambos autores otorgan a los dispositivos artísticos ?literarios o cinematográficos-, resulta interesante revisar el concepto de ?pasado práctico? que White reelabora tomándolo del filósofo político Michael Oakeshott. Se refiere a aquellas nociones del pasado que constituyen la vida diaria y configuran, ?a la fuerza y como mejor podemos, información, modelos y estrategias para resolver todos los problemas prácticos -desde asuntos personales a grandes problemas políticos- haciendo frente a cualquier cosa que consideremos nuestra situación presente? (White). Se trata del pasado de la memoria, del sueño y el deseo. Según White, por lo general, pensamos este pasado como ?histórico? cuando en realidad el pasado histórico existe sólo en los libros de historia. White escinde el pasado de la apropiación que la historia como disciplina hace de él. Pretende pensar una perspectiva más amplia que se sirva del pasado como guía para la acción en el presente. Para ello, le presta especial atención a la novela ?modernista? tal y como aparece en escritores como Conrad, Proust, Joyce, Eliot, Pound, Woolf, Kafka, Stein, Gide, etc., quienes se han preocupado sobre la relación entre el pasado y el presente o la memoria y la percepción.A la luz de estas consideraciones, se pretende indagar sobre las idea de pasado práctico en relación con el lugar que Benjamin le atribuye al arte para aproximarse a la historia interrumpiendo el continuum. Esto implica desplazar el pasado desde el ámbito disciplinar para referirlo al de ?la utilidad para la vida? para expresarlo con el Nietzsche de la segunda intempestiva. Esta suerte de profanación se puede pensar en Benjamin en relación con la historia y el pasado como motores para la reescritura de la historia desde el arte.