“Oíd, Dragón infernal” : exorcismo y posesión diabólica en la España de la Contrarreforma

ISMAEL DEL OLMO

San Carlos de Bariloche, Provincia de Río Negro

Congreso; XII Jornadas Interescuelas Departamentos de Historia; 2009

Universidad Nacional del Comahue.

<!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> Desde el último cuarto del siglo XX el discurso demonológico ha sido reconocido por los especialistas como uno de los artefactos culturales centrales de la Europa temprano-moderna. Estos autores han insistido en el hecho de que la demonología erudita, lejos de permanecer en el ámbito de la escolástica, generó dos objetivaciones que impactaron de lleno en las prácticas sociales reales, concretamente el estereotipo del sabbat y el paradigma de la posesión diabólica. Asentándose sobre esta tradición de historia cultural, este texto busca presentar una problemática que la historiografía especializada aún intenta resolver: la tensión entre estas dos objetivaciones del discurso demonológico en la España contrarreformada. En el mismo momento en el que la península ibérica desarrolló numerosos manuales de exorcistas, rituales específicos y construcciones teológicas para tratar in extenso la posesión demoníaca, la noción de brujería como crimen colectivo no logró penetrar jamás en forma definitiva, otorgando al área una nota distintiva de escepticismo en Europa. Mediante un análisis de textos escolásticos, manuales de exorcistas y crónicas de episodios de posesión, la hipótesis avanzada buscará resaltar las perspectivas radicalmente opuestas que sirven a la validez discursiva de la brujería y la posesión: mientras que la primera requiere de un cuerpo social impuro y activo para extenderse, la segunda implica por definición un colectivo puro bajo el ataque de las fuerzas demoníacas. En la mirada de los autores analizados, la España de la Contra-reforma cobra una nueva luz como bastión de la verdadera Fe, constantemente asediado por el Enemigo.