INVESTIGADORES
CASTRO Analia
congresos y reuniones científicas
Título:
Rutas tehuelches en el Chubut. Cambios y continuidades a partir del contacto hispano-indígena.
Autor/es:
CASTRO ESNAL, ANALÍA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; V Congreso Nacional de Arqueología Histórica; 2012
Resumen:
La cuestión de las rutas indígenas ha sido mencionada en los primeros estudios etnográficos sobre los indígenas ecuestres de Pampa y Patagonia, sobre la base de la información que aportaron viajeros y cronistas especialmente del XIX (como por ejemplo Claraz, Lista, Moreno, Moyano, Musters, entre otros), y de algunos informantes entrevistados a mediados del siglo XX (como por ejemplo, Agustina Quilchamal en Escalada 1949; y José María Cual en Bórmida y Casamiquela 1958/59). La comprensión de las diferenciaciones étnicas de los distintos grupos indígenas, su clasificación y las variedades lingüísticas, fueron uno de los principales objetivos de dichas investigaciones y era, especialmente en este sentido, en el que fue referida la existencia de rutas indígenas, en tanto alcance geográfico y de interacción de los distintos grupos étnicos y sus caciques. Entre estos trabajos podemos mencionar el de Escalada (1949); y los de Vignati (1936a, 1936b y s/f), Harrington (1946) y Casamiquela (1965, 1969, 1985) (citados en Nacuzzi 1998). Más tarde, los trabajos de Nacuzzi hacen especial referencia a las características de las rutas indígenas y de sus paraderos (Nacuzzi 1991). Esta autora, utilizando datos históricos, ha propuesto las características de la movilidad y de los distintos tipos de asentamiento que utilizaban los tehuelches entre 1770 y 1870. Destacó el conocimiento previo del ambiente por parte de los indígenas, la planificación anticipada de sus movimientos, la recurrencia en la utilización de los espacios y la relación entre las rutas y los recursos del ambiente (aspecto desarrollado por Nacuzzi y Pérez de Micou 1994). En sus trabajos, subrayó la necesidad de no perder nunca de vista el hecho de que esas sociedades habían experimentado importantes cambios en su forma de vida a través del tiempo, cambios que se aceleraron a partir de la llegada de los europeos (Nacuzzi 1991). De esta manera, advierte a los arqueólogos que los grupos etnográficos que se describen en las fuentes de los siglos XVIII y XIX deben tomarse como un modelo etnográfico comparativo, es decir, no debe retrotraerse en el tiempo la imagen de estos grupos como si fueran inalterables, sino que deben ser utilizados como una herramienta metodológica de comparación (Nacuzzi 1991). De la misma manera, Peláez (2000), quien ha trabajado sobre la temática de las rutas indígenas utilizando fuentes históricas con el objetivo de delimitar áreas para su investigación arqueológica en la provincia de Santa Cruz, cuestiona la validez de utilizar dichas fuentes para los tiempos pre-contacto. Esto lo fundamenta a partir de los profundos cambios que acontecieron en estas sociedades a partir de la conquista, y luego con la incorporación del caballo y las instalaciones de nuevos centros urbanos. Estos últimos factores, según Peláez, habrían configurado un circuito de rutas de movilidad que no necesariamente pertenecerían al sistema de desplazamiento y asentamiento tradicional. En el presente trabajo, se sostiene la hipótesis de que el cambio en la movilidad de los grupos cazadores recolectores de la Patagonia, entre los siglos XVI al XIX, se dio principalmente en la amplitud de las distancias recorridas, en la velocidad en el movimiento -ambos aspectos relacionados con la posibilidad de utilizar el caballo como medio de transporte (humano y de carga)-, y en la mayor frecuencia de recorrido de determinados sectores que conectaban con núcleos poblacionales europeos en la costa. Sin embargo, se sostiene aquí que esto no habría afectado a los trazados principales en el interior de la Patagonia, en donde, según las fuentes históricas, los circuitos de movilidad en el siglo XIX se relacionaban principalmente con la estructura de recursos y la topografía de la región. Los circuitos de movilidad de los grupos previos al contacto hispano-indígena también estuvieron relacionados con estos factores en el pasado y por lo tanto se puede hablar de una continuidad en el uso de ciertos corredores de circulación, por lo menos en los lapsos temporales en los que no hay registro de grandes cambios ambientales. Un aspecto fundamental a tener en cuenta en la movilidad de los grupos cazadores-recolectores es la disponibilidad de agua en el camino. Las fuentes etnohistóricas conocidas para el siglo XIX mencionan que los trayectos recorridos por las distintas partidas de cazadores patagónicos estaban pautados según paraderos ubicados en la cercanía de alguna fuente de agua. La creciente aridez que demuestran los estudios paleoambientales para los últimos mil años en la región, acentúan esta dependencia (ver por ejemplo: Stine 1994, 2000; Trivi y Burry 2007; Burry y Trivi 2009). Este cambio en la disponibilidad de agua, habría constreñido la circulación y asentamiento de los grupos a ciertos lugares privilegiados (Goñi 2000). Las rutas indígenas conocidas en base a información del siglo XIX, habrían sido sectores que se seguían utilizando gracias a que satisfacían la necesidad mínima requerida de agua. Por otra parte, la utilización del caballo habría acortado los tiempos recorridos entre sectores con disponibilidad de agua. Se considera aquí que si estas rutas fueron viables en los momentos de mayor aridez de la región, habrían sido factibles en épocas anteriores de menor aridez. Sin embargo, es necesario evaluar si algunos de sus trayectos más severos habrían sido posibles de transitar en momentos pre-ecuestres. Es probable que en épocas anteriores, o en momentos de mayor humedad, hubiera habido mayores opciones de circulación en el ambiente que las que había para el siglo XIX. Estas ideas son evaluadas a partir del análisis de una diversidad de fuentes: escritas (diarios o relaciones de viaje, principalmente del siglo XVIII y XIX), cartografía histórica, y evidencias arqueológicas recuperadas en sitios hallados sobre áreas, en la provincia de Chubut, mencionadas en las fuentes escritas como rutas de movilidad indígena. Finalmente, se discute de qué manera los cambios en los aspectos relacionados con la movilidad pudieron afectar de distinto modo a los distintos individuos que integran un mismo grupo (hombres adultos, mujeres, niños, ancianos). Se sostiene que algunos aspectos relacionados con una forma tradicional de habitar un paisaje no serían modificados de manera sustancial a partir del contacto hispano-indígena.