BECAS
GURMENDI Maria Noelia
congresos y reuniones científicas
Título:
Desigualdades Sociales en la Población de Santiago del Estero
Autor/es:
GURMENDI NOELIA; SALVATIERRA RITA
Lugar:
CAPITAL
Reunión:
Jornada; I Jornadas Nacionales Perspectivas e intervenciones en las Cs. Sociales del NOA; 2017
Institución organizadora:
UNSE, CONICET, EL COLEGIO DE SANTIAGO
Resumen:
La población de Santiago del Estero ha sido estudiada desde diversos puntos de vista. Sin embargo, éste trabajo se propone elaborar una descripción de la situación social actual en relación a las desigualdades existentes y de permanencia en la población santiagueña desde una mirada cepalina, tomando comparativamente los periodos censales 2001 y 2010.Actualmente el análisis teórico de las desigualdades sociales se ha centrado en dos grandes problemas: el nivel y la evolución de la disparidad general entre los ingresos y las condiciones de vida de los habitantes de distintos territorios, y la concentración espacial de la actividad económica. Esto puede ilustrarse a partir de diferentes categorías de análisis, donde se muestren principalmente la distribución territorial de la intensidad de tales desigualdades, es decir, de las necesidades básicas insatisfechas. En este caso se tomó como punto de partida las siguientes categorías de análisis: distribución poblacional, tipo de vivienda, acceso al agua potable, condición escolar de niños de 5 a 14 años de edad, NBI, condición de actividad económica del jefe de hogar, por departamentos mayormente y minoritariamente poblados en la provincia. El criterio de recortar el estudio de la población en algunos indicadores sociales de la población santiagueña, se relaciona a que se tomará la medida extrema de las asimetrías referida a diferentes departamentos.En Santiago del estero de acuerdo al último censo (2010) alrededor de 600.429 personas (el 68,7% de la población) viven en áreas urbanas. Esta elevada concentración de la población explica que en las últimas décadas las autoridades públicas de la misma han destinado gran parte de sus tareas de gestión y planificación a implementar medidas que satisfagan las crecientes demandas de infraestructura y equipamiento social de las ciudades. Los indicadores que dan referencia de las asimetrías son numerosos y conocidos, tanto, que constituye casi un lugar común el utilizarlos conjuntamente para elaborar una suerte de ?tipo ideal? de provincia rezagada, desigual y postergada; de tal forma, suele resultar difí¬cil eludir la tentación de ejemplificar con el caso santiagueño las grandes heterogeneidades de la estructura regional del país.La dinámica del libre mercado crea desigualdades en las ciudades, pero en la provincia se visibilizan con mayor fuerza a causa de una marcada asimetría en la dotación de infraestructura y equipamiento social. En las zonas urbanas donde se concentra la demanda por parte de las actividades económicas más dinámicas y las familias de mayores ingresos, el suelo adquiere un valor inmobiliario que impide el acceso o expulsa a las actividades menos dinámicas y a las familias de menores ingresos.Es en este contexto, y desde la perspectiva planteada en donde el territorio ?entendido como un sistema de interacciones sociales históricamente estructuradas y en constante evolución? adquiere un rol vital para comprender los procesos concretos en que intervienen los nuevos factores del desarrollo que conllevan o no a la gestación de las desigualdades. Asimismo, en el otro extremo del espectro, un número considerable de territorios no logran salir de la trampa del estancamiento, caracterizada por altos niveles de pobreza de singular persistencia. Según la CEPAL, se dan allí sistemas de relaciones sociales, caracterizados por una estructura histórica, que perpetúan y ahondan el rezago económico y social, y reclaman nuevas relaciones sistémicas para revertirse.El ordenamiento urbano intensifica la segregación porque la concentración de actividades económicas informales o menos dinámicas en las zonas donde habitan las familias de menores ingresos conlleva, por lo general, un descenso de los precios de la tierra. A raíz de esto, surgen problemas de acceso a los servicios, falta de espacios apropiados de socialización y aumento del índice de inseguridad física, ya que hay muchos jóvenes que no estudian ni trabajan. A medida que aumentan su ingreso medio, las familias tienden a abandonar estas zonas deterioradas, lo que disuade a las actividades económicas más rentables de instalarse en estas áreas.En este contexto demográfico, social y sobre todo económico, la marginalidad urbana y la informalidad laboral van de la mano, la concentración urbana vino acompañada de mercados laborales poco dinámicos, lo que concentró una gran población trabajadora en segmentos informales urbanos de baja productividad. Esto se sumó a un fenómeno que se venía dando en décadas precedentes conocido como marginalidad urbana, es decir, la intensa expansión de asentamientos precarios en las periferias de las grandes ciudades, sobre todo por efecto de la intensa migración de zonas rurales a urbanas y el crecimiento vegetativo de la población de las ciudades. Así, a la marginalidad urbana se le añadió la informalidad laboral, lo que da como resultado un círculo vicioso de exclusión por efecto espacial y por efecto productivo.De esta manera se consolidan los círculos viciosos de la segregación urbana y se incrementan las brechas; al acentuarse las diferencias en el grado de cobertura y en la calidad de la infraestructura y el equipamiento social, se incrementa la desigualdad en la calidad de vida y en el acceso a las oportunidades. Específicamente, se reducen las posibilidades de movilidad social en una ciudad donde las personas de menores recursos tienen como contexto cotidiano un entorno de pobreza y precariedad laboral y en este sentido, la localización geográfica del hogar afecta las oportunidades, a raíz de los efectos que la interacción social ejerce en los comportamientos y los resultados individuales.