INVESTIGADORES
MATTONI Silvio Luis
congresos y reuniones científicas
Título:
Barthes y yo, una imitación
Autor/es:
MATTONI, SILVIO
Lugar:
Córdoba
Reunión:
Jornada; ?Jornadas de Teoría y Crítica: Roland Barthes?; 2010
Institución organizadora:
Escuela de Letras y Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba
Resumen:
Barthes, en su lección inaugural del Collège de France, pretende que sus palabras adopten la forma de la excursión, entre el fragmento y el desvío, como si un tenaz uso del anacoluto, que deja la frase a la mitad, y del paréntesis, que nunca termina de interferir en su camino a la conclusión, pudieran brindar la experiencia del sabor, del gusto por un saber sin autoridad. Claro que eso es imposible. Toda experiencia se autoriza en la misma medida en que no resulta transmisible, se transforma en el ser absoluto para sí mismo de un yo que habla porque la sintió. Pero Barthes, apelando a la escena, es decir, a la literatura, compara sus palabras con el juego de un niño, y a quienes las habrán de escuchar con la madre. Curiosamente, aquellos que escuchan aparecen y desaparecen de la vista de quien habla, pero éste los necesita y los supone, al menos mientras puede seguir jugando sin angustia. Barthes escribe, profiere entonces: ?Desearía pues que la palabra y la escucha que aquí se trazarán fueran semejantes a los vaivenes de un niño que juega en torno a su madre, que se aleja y luego vuelve hacia ella para darle una piedrita, un hilo, dibujando así toda un área de juego alrededor de un centro apacible, dentro de la cual la piedrita, el hilo importan finalmente menos que el don de ofrecerlos con sumo cuidado.? Vale decir: no importan los objetos, los temas de investigación, por llamarlos de alguna manera, sino la forma en que se los evoca, se los trae ante la mirada de alguien cuya aprobación no está en duda, pero cuyo consentimiento se necesita para salir en busca de otros objetos. Cada cosa, fuera de la zona que dibuja la misma búsqueda, los recorridos de la colección interminable, sería insignificante. El hilo, la piedrita, al igual que un libro, un nombre, un cuadro, no expresan nada; se despliegan en el alejamiento y el retorno que un deseo descubrirá en la alegría de la repetición y del gesto, pero con incontables variaciones de cosas ofrecidas.